Si nos aislamos de los prejuicios e intolerancias y somos capaces de vivir el momento sin juicios de valor y con la mente y el alma totalmente abiertos, captaremos ese etéreo cordón umbilical que une a todos los seres humanos independientemente de raza, religión y sexo...
Es el cordón umbilical de lo divino; el cordón umbilical que nos conecta con la esencia de lo ignoto y lo incognoscible.
Algunos han roto para siempre ese cordón umbilical tras el parto de la infancia... pero otros siguen teniendo todavía resquicios que se activan con determinadas imágenes, sonidos y sensaciones... el poder de lo ancestral nos eleva alto en el cielo y el espíritu.
Libraos de los prejuicios y los condicionamientos; captar el momento como lo que es, no por lo que otros os dicen que es... abrid vuestro interior a las pequeñas sensaciones que os rodean y seréis capaces de captar otra realidad que subyace por debajo de ésta. Otra realidad que se oculta por la obviedad de lo que representa. Otra realidad que se nos niega por simple que es.
El ser humano se asusta ante lo obvio y ante la simpleza porque no es capaz de comprender lo que no puede probar con el raciocinio y la mente.
Somos productos defectuosos de algo superior que de vez en cuando se manifiesta en nosotros para permitirnos vislumbrar algo distinto por completo a nuestro quehacer cotidiano.
Observad el momento como sujetos pasivos y permaneced inalterables lejos del placer o del odio. Evitad los condicionamientos y los prejuicios hasta alcanzar la pureza de lo que ocurre a vuestro alrededor.
La observación atenta es la llave de lo que ocurre al otro lado; es la herramienta perfecta que nos aisla del pasado y el futuro para hundirnos de lleno en lo único real... EL AHORA.
El pasado no existe nunca en el presente por su condición de "ya ocurrido" y el futuro tampoco existe por su condición de "no alcanzado". Sólo el presente es partícipe de sí mismo, anulando automáticamente a lo ocurrido y a lo pendiente de ocurrir.
Sumergirse en el presente y congelar el momento hasta que consigamos dividirlo en infinitos presentes... así captaremos la belleza del ahora reflejada en la observación atenta.
La simpleza de lo dicho no obvia lo difícil de su cometido.
Tal es la dicotomía terrible que nos separa de lo sagrado y nos aisla en la miseria de nuestra vida cotidiana. La gran verdad permanece oculta en lo pequeño y por eso se hace más atractiva su búsqueda. Bienvenidos seamos todos a la caza de lo sagrado.
Destruye tus creencias y tus condicionamientos y reeduca tu yo interior a partir de cero...
Desconfía de las religiones y de sus algoritmos de salvación...
Derroca los dogmas y derroca el rito...
Deniega de los líderes religiosos y del poder del gurú...
Sólos tú y tu camino caminarás sólo tu.
(Desconfía de lo que has leído...)
AMEN