Pues bueno, lo primero a destacar es que el entorno es propicio para el tema. Todo cubierto de negro (ventanas tapadas), velas encendidas y muchas hormonas adolescentes pululando por allí, así que me extraña que no se presentase cualquier espíritu o algo similar por el lugar para cosechar simientes. Serrato expone toda su maestría dándole cuerpo a aquella improvisación (tal y como explica al principio, improvisación con vértebra) que escuchamos en La Polivalente.
Como si de un movimiento en una obra de cámara se tratase, los estados se ánimo fluctuaban gracias al diálogo asonante de las cuerdas, que si por momentos era el murmullo oceánico de unos batracios en Innsmouth, al rato se transformaba en el crujir chapoteoso de un Chtonian o el "Tekeli li" de la triada Poe, Lovecraft, Verne.
Fantásticos sobre todo para mi gusto los tramos de música "dormida", silenciosa o afónica (no sé como describirla mejor") que puntuaron el inicio y el final del corte. Entre medio, toda una plétora de lamentos que da muchísimo juego de cara a crear algo con otros músicos en simbiosis, aunque eso son cosas mías.
Creo que es una pieza que en el futuro acabará grabada de alguna u otra forma y "evolucionada" (transformada) en otra cosa; al menos yo ya le noté cambios con respecto a la primera vez que la tocó. Prueba de que se está convirtiendo en un tema por derecho propio es que Serrato en La Polivalente llevaba apuntes sobre la estructura, y aquí la hizo del tirón. Con algunos arreglos o incluso el contrabajo doblándose a sí mismo en estudio podrían dar lugar a una curiosa coda a lo Present o Univers Zero pasado por el tapiz lima áspero de Simon Fell.
Guárdame una copia, Marco.
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