Sigue saliendo a la luz poco a poco todo el fondo de catálogo de mediados de los 80 del músico Miguel A. Ruiz, que casi que tiene sección fija por estos lares. Tras la recuperación hace dos años y pico de su homónimo Orfeon Gagarin (primero reeditado por Ediciones Toracic en CD-R, y luego en vinilo por Verlag System) tenemos ahora su segundo álbum KEDR. Como no quiero insistir demasiado en detalles que ya he ido contando, os emplazo al Dossier con entrevista incluida que publiqué en el Zine MOEDULAR de Oigovisiones Label:
https://issuu.com/oigovisioneslabel/docs/moedular_fanzine_n_0_digital
KEDR se edita originalmente en 1986/1987 (Toracic Tapes / TO2 C-46, Cassette), para rescatarse y remasterizarse en 2006 por el sello Batan Bruits, creación ex profeso para la magnífica bso imaginaria Han Llegado Los Robots (Die Roboten Sind Unter Uns) donde Héctor Hernández y Ruíz creaban una soundtrack alucinante dedicado al advenimiento de los `cerebros mecánicos´ que se relataba en el añejo libro de los años 50, Die Roboter sind unter uns (Rolf Strehl), importantísimo y clásico dentro de su obscurantismo por el rompedor diálogo social que traía la llegada de la computación y el progreso científico tecnológico (por cierto, existe edición española). La portada es obra del único e inclasificable cineasta César Velasco Broca y el interior es una foto posiblemente tomada ante la expectación creada con el lanzamiento del Vostok 1 (la primera misión espacial tripulada soviética).
Por su parte, y para los puntillosos como yo, el recopilatorio Crónica Técnica de 2018 (Geometrik) había ya sacado el tercer movimiento del disco ("Musik III") en vinilo. En esta ocasión, KEDR recrea sónicamente a la perfección la carrera espacial soviética y su figura central más conocida Yuri Gagarin, en concreto a su primer vuelo de 1961. Otra vez un dúo con Ruíz que toca Casio CZ1000, Yamaha DX7, Casio sampler y violín modificado, al que se une la flauta de J. Juarros y es aquí donde me salta la tapa de los sesos.... los propios Kraftwerk en sus inicios y bastante más allá tenían a Florian Schneider con su violín y flauta eléctricos así que pensad lo que queráis (casualidad, homenaje.... ahí queda el dato).
Ojito, la edición de Batan Bruits estaba totalmente agotada y casualmente se encontraron copias en un viejo almacén. Eso y mi rapidez a los dedos han hecho posible obtener una copia y en el momento en que escribo estas líneas y si no me equivoco, todavía podéis haceros con alguna a precio ridículo (también el de los Robots) antes de que se los trague la noche de los tiempos. Seguimos.
Si bien hay múltiples variantes con el término KEDR, por ejemplo el subfusil Kedr PP-91 y su prototipo setentero (PP-71), está claro que Ruíz probablemente se refería al mítico diálogo entre la sala de control y Yuri Gagarin durante el lanzamiento del Vostok 3KA-3 (o Vostok 1) el 12 de Abril del 71. Si el distintivo de llamada rusa a nivel aeroespacial (vaya, entre el astronauta y los que están en la sala de control) era KEDR (pino o cedro en ruso), su homónimo internacional sería el distintivo de llamada CEDAR que permite la comunicación radial durante los vuelos.
¿Y qué es lo que se dijo?... pues allá va:
- Gagarin: ¡Vamos! Adiós, hasta pronto, queridos amigos.
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Alucinante cómo suena esto con auriculares... y pensar que es del 87 y si no me equivoco, hay muchísimo aquí de Xenakis (sus obras electroacústicas) y hasta de Bernard Herrmann o Penderecki por esa manera de componer asfixiante. Si se coge la vértebra musical suena a clásica contemporánea y electroacústica, aunque los detalles industriales lleven al conjunto a otro nivel. Fiel reflejo de los sentimientos oscuros vividos por los anónimos anti-héroes de la carrera espacial soviética, Orfeon Gagarin crea un clima de claustrofobia donde la melodía no excluye para nada el empleo y uso de aguerridos pasajes que rozan el Noise a base de abstracciones caleidoscópicas muy atonales que curiosamente acaban sonando lisérgicas. He dicho atonal, pero a veces parece Fluxus o Dadaísmo ("Kedrmusik IV-V") por esos collages imposibles (Pierre Henry, Schnitzler, Cage o Jean Dubuffet).
La flauta me parece captarla bastante enterrada en el conjunto, casi siempre en graves tonalidades (por ejemplo en "Kedrmusik VI") usándose más notas sostenidas que melodías `per se´. En el tema citado brillan las bamboleantes percusiones vibrafónicas y entre nota y nota es donde mejor se captan los ruidos respiratorios de J. Juarros a la flauta. Alucinantes los toques pseudo-sinfónicos en "Kedrmusik VII" que parecen como bocinas de un viejo concurso de televisión que se estuviera radiando desde lo más profundo de la Galaxia gracias a un cable de antena tan largo como la Tenia intestinal de un Viejo Dios muerto. Parece mentira que luego llegaran gente como Ikue Mori con su laptop cuando Miguel A. Ruíz estaba haciendo esto en España en el 87. Fin de fiesta con las Krautianas (a lo Canaxis 5 o incluso, permitidme la osadía, la brillante etapa avantgarde de Battiato) "Kedrmusik VIII y IX", esta última con bombo de batería (sampler quizás) y un prodigioso trabajo a los sintes.
No será la última vez que Yuri Gagarin rondará a Miguel A. Ruiz más allá del nombre del proyecto, como se demuestra en su Voces a 45 rpm del 2019 (Geometrik/Munster). Para resumir, una joya exhumada de uno de los grandes genios y pioneros de la música electrónica y vanguardista española.