Aunque no lo parezca, esta reseña ha tardado dos años en pergeñarse. Un largo periplo y tribulaciones que ríase de un chino en China. Para mí la espera no solo ha merecido la pena sino que la ha superado con creces. Matías Riquelme (corto y pego de su bio) "estudió cello clásico con Francisco Pino Kokich entre 2000 y 2005, período en el cual fue integrante de la Orquesta Sinfónica Juvenil. En 2005 se trasladó a Francia para continuar sus estudios en el Conservatorio de Pantin, con la maestra Ophelie Gaillard.
Poco a poco fue orientándose a los lenguajes modernos de jazz, y tomó clases con Pierre Blanchard, violinista de jazz y antiguo alumno de Stephane Grappelli. Del mismo modo estudió composición contemporánea con André Bon, a su vez alumno de Messiaen, e improvisación con el cellista Vincent Courtois. Con nuevos recursos, Riquelme entró de lleno en la experimentación, liderando su cuarteto Cellp, con cello acústico y eléctrico, saxofón, computadores y batería: su primer trabajo es Synapse (2014). Más adelante realizó sesiones de improvisación libre con su duo Vacuum, Winterdays (2018). Ha colaborado con Médéric Collignon (A la recherche du roi Frippé), Magma (Metalik Orkestra), entre otras colabroraciones en Francia, Chile y Espana".
Por su parte, Fernando Ulzión a los saxos alto y soprano venía de tocar en los Garaje/punk La Hora del Primate (con miembros de Paniks, Cápsula, Atom Rhumba, Elfo Negro, Inserta o Bugatti) en el disco Euskal Primate School (2014). Juntos ya habían tocado con el gran Miguel A. García a la electrónica en La Rastres (Discordian Records, 2018), otro gran disco que merece edición física.
Le Trahison des Mots se graba en la iglesia de Apodaka (Victoria) el 22 de Abril de 2018 por Joxean Rivas. 50 minutos inspirados en las pinturas surrealistas de la belga René Magritte, sobre todo su pintura La Trahison Des Images de 1929. Se divide la grabación en 13 cortes donde Ulzión y Riquelme homenajean en algunos títulos a grandes temas y estándares del Jazz. El parco diseño gráfico del Digipack que edita el sello polaco Sluchaj es obra de Malgorzata Lipinska y para mí es el único punto flaco del álbum... demasiado aséptico (como todas las ediciones del sello) teniendo en cuenta el bestial universo plástico de Magritte.
Tomando como punto de partida el Jazz contemporáneo y la Música de Cámara, cello y saxos se alían en una apasionante conversación en la que la reverberación de la Iglesia de San Martín (creo que es esa concretamente) ejerce su vibrátil y opresiva atmósfera en sordina. Por alguna extraña razón no me quito de la cabeza una especie de cruce teratogénico entre Bernard Herrmann y Miles Davis, por extraño que pueda parecer... y es que los (por norma general) soseagados y lúgubres ambientes tienen cierto cariz Noir, algo que se capta a la perfección en el lento drone iniciático de "A Foggy Day" que puede recordar a agrupaciones que viven fuera del tempo terrenal como Bohren & der Club of Gore. Larguísimo sostenido del Cello que mantiene el pulso hasta que en el minuto 3 entra un espaciado y lacrimógeno saxo (casi parece una jodida Saeta).
El modo introspectivo de Ulzión al enfocar los saxos hace dudar en ocasiones de si se trata de una trompeta, y más cuando toca en unión con el Cello... dicho de otra forma, saxo alto y el espectro subsónico de las cuerdas crean una etérea constante sonora desasosegante y muy deudora de los pasajes eléctricos de Miles. "Seraphic Light" ya entra directamente en la improvisación libre con cortantes sábanas en caída libre dentro de una pátina impresionista, con maravillosas paradas y cambios de registro del Cello y un saxo alto tocado de forma agresiva. A medio caballo entre la peligrosidad filosa de Penderecki y el citado Hermann. Sigue la jazzera "Speak Low", uno de los cortes donde más se capta el tremebundo eco sepulcral de la iglesia. La piedra como organismo viviente rellenando como poliuretano el espacio entre las notas.
Cogemos un poco de aire con la hipnótica "Round Midnight" de saxos asordinados soltando largas notas pseudoamputadas melódicamente y cuerdas del cello batidas a duelo de pellizcos y golpes de dedos. Quizás es arriesgarme pero hay algo Coltraniano en el conjunto. Con "Footsprints" pasa algo curioso. La reverberación marcial del Cello (que se repite como un metrónomo) te da la falsa sensación de instrumento electrificado (impresionante lo que puede hacer el eco) y que junto a la inmediatez y fuerza de Ulzion hace que parezca una grabación de los Dead Neanderthals. Riquelme mantiene esa base durante todo el tema y el saxo en modo filigrana vuelve a recordar a los últimos discos de Coltrane. "In a Silent Way" amplía lo anterior a la música camaretística y clásica contemporánea, y luego al minimalismo extremo en "Prelude to a Kiss".
Ráfagas cortas de ambos instrumentos definen "Last Train Home", abstracta y muy matemática pieza que muestra el altísimo grado de compenetración del duo. El sincopado cello tiene esa acabalgada prestancia de las cuerdas de las orquestas de Hermann con Hitchcock, siempre amenazantes. Más juguetona resulta "Tenderly" con Ulzión (luego ambos en "Call it Anything") que nunca se enclava en la melodía sino que la rodea constantemente hasta que el oyente llega hasta ella sin haberse tocado de forma completa.
De aquí hasta el final te quedan "Lonely Women" (vaya vaivén en segundo plano del cello!!), el Jazz Noir, exquisito y melódicamente mortuorio de "Equinox" (otra vez con ecos a Bohren o The Kilimanjaro Darkjazz Ensemble) o la maravillosa "Fly Me to the Moon" que vuelve un poco al motivo inicial con el que se abría la grabación. En resumidas cuentas, un disco recomendadísimo para todos los amantes de la Improvisación Libre, el Jazz y hayan tirado por el retrete los prejuicios.
Para mí una joya.
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