"Here is where I want to be
Here is where I want to be"
ETERNAL STORM se forman como (previos Death Valley) en 2007 editando su primer EP From the Ashes en 2013, al que seguiría un Split y luego el silencio. Largo silencio hasta 2019 y este bestialífico Come the Tide que edita Transcending Obscurity en un digipack de acabado metalizado que es una delicia al tacto y a la vista aunque claro, el atmosférico trabajo visual del francés Leoncio Hamr casa a la perfección con la propuesta musical. Os dejo aquí enlace a la página del diseñador francés porque no tiene desperdicio.
Si te pones a escarbar en la escena española de Death Metal melódico que siga estas directrices, y que tengan, hayan tenido o pudieran haber tenido proyección internacional.... pues pocas bandas uno va a encontrar. Estuvieron claro está los Asgaroth tirando más de un palo Black, y desde ahí uno podría entroncar con Symawrath (no voy a decir un clon de la propuesta de Septic Flesh, pero casi casi) o Nexus 6. Otros podrían ser los extinguidos Nahemah, Amalthea (en su segundo largo también tiraron por derroteros electrónicos) o los malogradísimos Night to Die. Foscor sí que podría ser un referente (al fin y al cabo han colaborado en tributos a Katatonia o Enslaved) y también Dantalion (The Seventh Wandering Soul) o Hyban Draco en discos como Where All Illusions Die (2016) o Storms (2017). Resumiendo, Eternal Storm son una rara avis a día de hoy en España, un país que cultiva en su paleta extrema formas más nihilistas a lo Altarage o Teitanblood. Es como si Portal y Deathspell Omega hubieran cagado en nuestro mundo y todo el mundo hubiera ido a oler la mierda.....
La formación en Come the Tide es la siguiente (las colaboraciones estelares en el disco las iré comentando conforme vayan apareciendo):
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+ Mateo Novati a la batería y voces (Heid, Krashttan, Thirteen Bled Promises, Sacthu...)
+ Daniel Maganto a la guitarra, voces y teclados (Liquid Graveyard, Sacthu, Outer Heaven, Teething, Sacthu...)
+ Kheryon al bajo y voces principales (The Clockwork, Pervy Perkin)
+ Jaime Torres a las guitarras, voces y teclados (Sister Jude)
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Es bastante evidente que el clásico sonido Gothenburg está presente en el corpus musical de una banda que a todas luces ama el pasado del metal extremo, lo mima y lo revitaliza para hacerlo perfectamente viable en una escena demasiado plagada de grupos clonificados de base Sludge o Stoner. Eternal Storm han cuidado Come the Tide hasta el último detalle de tal forma que para alguien que ya peine canas (o que no peine nada, según el grado de afectación capilar), vaya atando ciertos cabos curiosos... desde un título que me recuerda a la banda October Tide a un artwork que me remite al Tales of The Thousand Lakes de Amorphis (aquel era más agreste y menos estilizado, eso sí).
Hubo una época en que este sonido era mainstream. Difícil de creer pero lo era. Desde esas cabalgadas descomunales con voces agrias como la bilis de At The Gates hasta los barroquismos más sofisticados de Dark Tranquillity (para mí siempre por encima de In Flames). Luego tenías a Opeth que en su mejor época `te obligaban´ a escuchar su disco al menos diez veces para poder adentrarte en él... tenían esa dualidad de las obras maestras que se van abriendo al oyente poco a poco como un supositorio de punta hueca. Eternal Storm tienen por ejemplo una base muy Opethiana cuando incluyen pasajes a la guitarra acústica e incluso algún tema tiene la prestanza enrevesada de Edge of Sanity.
Para más Inri (no sé si se puede usar esa palabra en una reseña de metal extremo...) hay un saxo de por medio en un tema por lo que del tirón mi cabeza busca en el índice onomástico Pan-Thy-Monium. Para que un disco que siga esta paleta expresiva funcione se necesitan dos cosas: un alto nivel compositivo (lo hay) y una sobresaliente masterización; voy a entretenerme aquí otro poco. Carlos Santos en Sandman Studio pone la primera piedra para luego pulirse el sonido en Örebro, Suecia en los Fascination Street Studios con un caché tremendo (fundados por Jens Bogren, casi nada) y que cuenta entre sus técnicos con David Castillo, Linus Corneliusson, Ricardo Borges, Per Aldeheim y el alfarero sónico de Come the Tide, Tony Lindgren. Si uno consulta qué discos han salido de aquí pueden poner otra pieza en el puzzle de esta reseña.
El disco se abre con la impresionante "Through the Wall of Light Pt.I (The Strand)". Tras unos cortos compases atmosféricos una base rítmica helada como un cucurucho de Permafrost te corta en dos como un disco de Black Nórdico; escasos segundos después un riff de guitarra de raigambre sueca termina por apuntalar el tema y la estructura para que la voz, triunfante y con el glorioso tono y timbre de eones musicales pasados se abra paso recordándome a Sakis de Rotting Christ en A Dead Poem en las partes más melódicas/estribillos y a Akerfeldt en las guturales/rasgadas. El uso exquisito de la doble guitarra (alternancia de solista y acompañante excelsa) y los coros (hay voces de Migueloud Ontivero de Wormed) refuerza la epicidad característica del sonido Gothenburg aunque algún ramalazo finlandés pulula por el disco, bajándose no a cotas Doom pero sí dejando en el paladar un regusto melancólico (no sé si sois de masticar chicle sabor flores muertas).
Unida magistralmente por un puente pseudo acústico lento,"Through the Wall of Light Pt.II (Immersion)" biloca el sonido al más puro estilo Opeth. Brillan las voces limpias (Christopher Baque-Wildman de Dejadeth/Asgaroth) y la línea de saxo de Manuel Mendoza (Distryto 13, La Banda del Soplo). Largos pasajes instrumentales con una panoplia de guitarras que se doblan a sí mismas, unos teclados ambientales (no estoy seguro, pero creo que son del gran Javier Fernández de Nexusseis, The Heretic) y en definitiva todo un bastión de Death Melódico años 90. El fade out final a base de teclados, bajo y minimalismo ambiental cierra el círculo con el inicio del disco.
Sigue "Detachment". Las partes melódicas son todavía más melódicas haciendo resaltar al doble bombo. Cambio de registro en las voces con la colaboración de Ben C. Read (In Dread Response, Bridge Burner), algo más gutural todo y haciendo imposible que no me acuerde de Dark Tranquillity, At the Gates o In Flames. Sobre Katatonia es curioso... no creo que suenen a Katatonia en sí sino que más bien se ha derretido su sonido en una Forja y se ha mezclado con Eternal Storm de forma homogénea haciendo que en algunos puntos muy concretos (minuto 3 y pico en adelante) rezumen las influencias (como estratos pétreos en un yacimiento). Contrastando llega como un ciclón "The Mountain" esta vez sí que tocando a Edge of Sanity (hay algunos guiños en la guitarra cuando la marabunta cesa) e incluso si uno se olvida de la afinación aguda de las guitarras hay partes Doom otra vez con esos interludios Folkie acústicos tan efectivos o el recitado de voz al final. Otra cosa que no he comentado es que las partes más viscerales del disco remiten a Dissection y las más groovies a Hipocrisy... pero bueno, tampoco quiero aburrir al personal con tanto nombre.
"Of Winter and Treason" se va a los 10 minutos de duración. La acústica hace un esquema de la melodía principal y segundos después, como una jodida orquesta de hielo, la banda en pleno estalla siguiendo el mismo patrón. Por derecho propio uno de mis temas favoritos del disco, aúna fuerza con melodía (sí, vale, los otros también) esta vez sí, al más puro estilo primeros Katatonia, un poco de Amon Amarth o los más posteriores Rapture, Sentenced... El bajo no permanece quieto un segundo tanto acompañando a la infalible percusión como a la cascada incesante de guitarras que muestran una madurez tan grande que se permiten quistes instrumentales que podrían quedar bien en cualquier banda progresiva de esas que sablean a Porcupine Tree.
(fotografía: Sergio Albert)
Para no aburrir al personal con tanto texto, finiquito el asunto con los ecos electrónicos a la finlandesa de "Drifters", plagadísima de soundscapes de teclado (lástima que sea un minuto y pico solo), la bellísima "The Scarlet Lake" con guitarras que parecen una lluvia de estrellas y colaboraciones a las voces de Fredrik Huldtgren en un fantástico dueto de voces/registros adornando unas letras como mandan los cánones ("Cold night, December 29th / The woods whisper between the mist / In this cold night, this starless night / Frozen winds carry a gloomy wail") y por último los 11 minutazos de "Embracing Waves".
Mientras otras bandas no consiguen dar con la tecla melódica que los lleve a no aburrir o resultar intrascendentes, en Eternal Storm es lo contrario; todo trasciende (hasta el jodido sello Transcending Obscurity) y se pone un inusitado hincapié en las dobles melodías de guitarra (algo que si tiras del hilo acabarás en primeros Iron Maiden y si tiras más en Wishbone Ash). No me voy a quedar con la espinita de decir (otra y otra y otra vez) que los medios tiempos son los que hacen grande a una banda. Saber tocar cuando bajas el ritmo; en "Embracing Waves" podéis comprobarlo, tanto en lo musical como las voces limpias de Fiar (Foscor)... tour de force a un tiempo donde había sitios con 1.000 lagos y días negros de invierno.
¿Sabéis cual es la pena?. Pues que tengan que irse a un sello de la India aunque si lo piensas bien es lo lógico. Os invito a bucear por el bandcamp de la banda para ver la cantidad de ediciones diferentes que ha salido de Come the Tide... está claro que por ahí tienen mejores rastreadores musicales o no dejaríamos escapar a bandas que perfectamente si hubieran nacido en otro sitio y otra época estarían en el índice de libros como SWEDISH DEATH de Daniel Ekeroth (Bazillion Points).
Imprescindible. Culto instantáneo.
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