"Un científico perturbado se entrega a revolucionarias prácticas en un laboratorio que linda con un tétrico y turbio pantano, lugar donde arroja los resultados fallidos de sus experimentos."
Irregular cinta española de pseudo-culto dirigida por el desconocido MANUEL CAÑO (VUDÚ SANGRIENTO, 1973 o TARZÁN Y EL ARCO IRIS, 1972) y que no deja de ser una especie de rocambolesca historia de zombies y mad doctors en plena selva ecuatoriana. Torpe en la mayoría de sus escenas, poco podemos destacar de esta cinta, salvo quizás algún que otro momento interesante (véase la perturbadora escena donde los muertos se alzan del pantano) o la supuesta escena de una autopsia real que a día de hoy permanece en la leyenda del cine maldito español.
Los diálogos son torpes y tienden a una vacía grandilocuencia que roza el ridículo... como ridícula resulta la interpretación de FERNANDO SANCHO en el papel de detective, que más bien parece sacado de una comedia de Bud Spencer y Terence Hill. Parece como si al bueno de Fernando le hubiesen dicho que interpretase a un sudoroso detective sin darle más detalles sobre el género al que pertenecía la película y prácticamente improvisase toda la actuación.
Nada más... ligeros toques de necrofilia inocente para la época, algún momento curioso y una brumosa y húmeda fotografía que es prácticamente lo mejor del film (o al menos es lo único que la otorga del malsano ambiente que intenta transmitir).
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