¿Cómo empezar una crítica de un disco de DEAD CAN DANCE? Difícil. Muy difícil. Primero porque han estado durmiendo un lapso de 16 años... ahí es nada, y en contra de lo que se podría suponer, DCD no han vuelto por dinero, fama, presiones discográficas ni ninguna de esas historias.
Según una entrevista que he leído, parece ser que el señor Perry es bastante proclive a episodios de introspección y no es un individuo especialmente fácil... de hecho, en el tiempo que han estado separados, LISA GERRARD ha publicado una ingente cantidad de discos y colaboraciones mientras que a BRENDAN PERRY sólo le hemos visto en EYE OF THE HUNTER y ARK.
Lejos quedan pues los tiempos de SPIRITCHASER (1996), su último disco de estudio tras la separación... ¿separación?... bueno, no lo tengo tan claro, ya que en 2005 hubo una reunión y entre medio han surgido historias, directos y otras cosas.
Vale, muy bien, pero... ¿cómo empezar la crítica de un nuevo disco de DEAD CAN DANCE?.
Bueno, pues habrá que mojarse... ANASTASIS (Aναστασις) es una palabra griega que hace referencia a la Resurrección de Cristo, aunque en otras acepciones se recoge como Descenso de Cristo a los Infiernos o Limbo de los Patriarcas, tal y como puede leerse en el evangelio apócrifo de San Nicodemo o de forma más breve en el Nuevo Testamento ( Mateo 27; 52:53). Encontramos incluso iglesias consagradas a la ANASTASIS, como la de San Salvador de Cora (Constantinopla)... en definitiva, un término bastante arraigado en la época bizantina, concretamente en el periodo post-iconoclasta.
Musicalmente, DEAD CAN DANCE recogen el testigo tal y donde lo dejaron con SPIRITCHASER, pero sin el aire tribal y ancestral de aquel, y mezclándose orgánica y naturalmente con el ARK de Brendan Perry en solitario, o al menos es esa mi opinión.
No es electrónico, no es completamente étnico, tiene muchas partes sinfónicas y orquestales... pero tampoco es un disco orquestal... simplemente puedo decir que son pura y genuinamente DEAD CAN DANCE en su máximo poder creativo y evocador. La portada toda una preciosidad de fotografía en blanco y negro que en vinilo tiene que ser toda una gozada de contemplar.
Perry y Gerrard se dividen casi a partes iguales los temas, alternándose fabulosamente, como siempre... Gerrard sublime y majestuosa como si los años no pasaran por ella, y él... bueno, de él no sé qué decir, pues no puedo ser objetivo con este señor, y es que para mí es el alma máter de DEAD CAN DANCE como conjunto, aunque sé que por esta afirmación me pueden echar a comer a los perros del infierno...
El disco se abre con todo un himno, CHILDREN OF THE SUN, con un Brendan Perry en estado de gracia, con su cadencia, voz y timbre característicos cual CROONER de los infiernos que aterciopeladamente nos arropa (WE ARE ANCIENTS, AS ANCIENTS AS THE SUN...) y nos lleva en un viaje musical de épica hermandad, étnico y orquestal a partes iguales. Lo dicho, un himno.
ANABASIS se abre con lo que creo que es un Moog imitando el sonido de pájaros, y si el anterior tema nos podía hacer dudar algo si esto era un disco de Perry en solitario o de DEAD CAN DANCE, pues aquí se borran definitivamente las dudas, porque ANABASIS es puramente DCD tanto por la instrumentación como por la profunda, misteriosa y oscura voz de Gerrard... aquí no hay ecos a sus trabajos en bandas sonoras, esto es DCD. Aquí volvemos a un término griego... ANABASIS, que hace referencia a una ascensión o subida hacia el interior de uno mismo...
ÁGAPE tiene un comienzo deudor de la World Music y muy cercano a SPIRITCHASER con Gerrard en plan étnico sobre un colchón sonoro de instrumentos de cuerdas y percusiones del Oriente Medio... nuevamente no nos quedan dudas de que este disco es GRANDE, MUY GRANDE...
AMNESIA es una preciosidad. Un poco depresiva y melancólica esta vez con Brendan Perry a la voz... una bonita y simple melodía hipnótica de piano sobre un patrón de batería que nos trae recuerdos del Perry más electrónico pero que enseguida se borran cuando comienza una ominosa entrada orquestal de cuerdas y vientos en el estribillo (los temas de Perry tienen una estructura algo más convencional que los cantados por Lisa Gerrard) que invita al recogimiento y que le dan al tema un aire majestuoso y apocalíptico. Al final de las letras se hace referencia al término MNEMOSYNE, muy interesante y que invito al que tenga tiempo a investigar un poco sobre él... muy curioso.
KIKO está construida con una tremenda melodía de algo parecido a una cítara, no lo tengo claro, y que nos trae ecos cuasi flamencos e incluso sefardíes... algo así como la música de la perdida TARTESSOS. Gerrard nos sobrecoge con un aire de misticismo y espiritualidad mientras lo que pueden ser guitarras acústicas, violines o violas (o incluso una Zanfona... y es que es bastante difícil distinguir todos los instrumentos para los que no sean conocedores del tema) sirven de base a su voz. Percusiones marciales le dan ese aire de sobriedad que suelen tener los mejores temas de DEAD CAN DANCE y que los han convertido en algo único.
Ahora vuelve el rol principal a Perry en OPIUM en un tema bastante raro y atípico musicalmente hablando en DCD. Algo así como si hubiesen decidido hacer un tema lo más pop y gótico que pueda sonar DEAD CAN DANCE; aquí si que se nota la influencia de ARK en todos los sentidos, pero el tema es tan bonito que nos da igual y nos dejamos llevar por el ritmo arrastrado de Perry al pronunciar BLACK OPIUM... es como si mezcláramos la sonoridad de DCD con Bauhaus, Joe Division o The Sisters of Mercy pero sólo en espíritu, sin retazos rock por ningún lado... no sé si me explico, la verdad.
RETURN OF THE SHE-KING tiene un comienzo céltico de gaitas y sintetizador, panderetas y toda la parafernalia con un aire a celebración importante, a evento litúrgico olvidado, a rito perdido y enterrado por las arenas del tiempo, a mantra gaélico de las highlands... con Lisa Gerrard que nos estremece con su voz que se dobla y se pliega en sí misma. Me encanta el aire procesional de este corte, que los más sordos de orejas han osado comparar con las bandas sonoras en las que ha participado Gerrard y que posiblemente sea influido por las percusiones. La entrada de Perry en el tema espectacular y que se complementa perfectamente con la trascendentalidad de Gerrard a modo de antihimno, de epílogo musical... unos DEAD CAN DANCE más musicales que nunca.
ALL IN GOOD TIME es el último corte de ANASTASIS y es una invitación a la autobúsqueda del señor Brendan Perry. Un tema minimalista que se bebe a lentos sorbos como el buen vino y que vuelve a entroncarnos con ARK. Un tema extrañamente optimista con un aire a plegaria cumplida y que ha llegado a buen puerto.
¿Resumen del disco?... pues que DEAD CAN DANCE son más grandes que la misma vida.
Y ahora sí... ¿cómo terminar la reseña de ANASTASIS?. Sencillo, vuelve a darle al PLAY y disfruta porque ya sabes que LOS MUERTOS PUEDEN BAILAR.