Ya estaba deseando ponerme el casco de psiconauta para la experiencia inmersiva ultra cósmica de Geophonies Ambulacraires, quinto disco de Miguel A. Ruiz bajo su avatara panspérmico Michel des Airlines tras aquellos excelsos Le Voyage Cranien (2016), Orbiteur (2018), Dossiers de Cabine (2011-2014) y Vestiges Neuronaux (2023). Michel Delacroix a los teclados y sintetizadores, graba en Au Studio Syncoxis (mezcla de Renaud Cerveau) y apartado gráfico que queda de lujo por ESPACIO INTERIOR y editado en Toracic. Me flipa el texto promocional en francés del álbum en el bandcamp haciendo referencia a eso del Sistema Ambulacral de los equinodermos:
`Geofonías de sonidos carnosos y móviles, intrínsecamente ligados a un sistema vascular, que recuerdan errantemente la locomoción de erizos de mar, estrellas de mar, pepinos astrales, crinoideos y nenúfares. Utilizando generalmente equipos analógicos obsoletos, Michel nos remonta a la estructura exacta del sistema ambulacral tomando como punto de partida las cinco clases de equinodermos en su relación con la música psíquica y esférica de la que forman parte.´
Pues bien, en lo musical tenemos 50 y tantos minutos de Michel Des Airlines en estado purísimo. Sintetizadores de Neón, partes cinematográficas, secuenciadores atávicos que parecen sacados de Tomita, cascadas de sonidos maestros en los que aparecen remedos de instrumentos de viento y similares y en definitiva toda esa voragine Kosmische berlinesca tan atrayente para amantes de `aquellos otros mundos que están en este´ que se diría en la magnífica colección de culto Otros Mundos (Plaza & Janés). Por supuesto, quien no quiera oírlo está en su derecho pero el Cosmos ya fue cartografiado en los 70 por otros ilustres franceses como Jarre, Patrick Vian, Michel Magne o Igor Wakhévitch pero lo que hace grandioso a Ruíz es un enorme capacidad de inventiva. Donde otros hubieran planeado 30 minutos para un solo corte, él convierte todo en piezas con vida propia en la que pululan cantidad ingente de detalles creativos.
Así, "Soupe Primordiale" empieza sobria y luminiscente hasta que acetábulos de lo primeros Neuronium hacen acto de presencia uniendo todo con el mismo colágeno que se estilaba a finales de los 70 y principios de los 80. El misterio y las pseudociencias no se dejan de lado nunca en los discos de Ruíz (lo que me parece un acierto tremendo); arpegios, Kosmische, percusiones sincopadas y espectrales van conformando los elementos que conforman esa sopa primordial sonora a la que se alude en el título. Me encanta el uso de ciertos tonos de teclado cuasi eclesiásticos que parecen estar tocándose dentro de una cueva a punto de inundarse de agua. Sin estancarse en nada, a ratos parece que estoy escuchando electrónica andina sobre todo en esa bellísima bajada de tempo en que suena un sinte emulando a una flauta y graznidos electrónicos de gaviota. Hay muchas etnias, pero todas están en la música de Miguel A. Ruiz.
"Panspermie Accidentelle" (porque claro, a ver quien se pone un preservativo cósmico en gravedad cero) tiene toda esa impronta experimental retro futurista casi de cómic CIMOC. Son 15 minutos engalanados de regusto acuático y olor a batracio desmelenado en los vuelcos de notas percusivas en loop, los burbujeos efervescentes que no pueden faltar y esas agudas necro-sintonías juguetonas que parecen querer arrancarse por los 8 bits que poco a poco se van lanzando a velocidad de crucero consiguiendo darle un tono fresco bailable con amagos de croar de ranas aquí y allá (bueno, bailable pero con sistema ambulacral que más divertido). Sigue "Organismes Extrémophiles" con empleo de maquinaria algo más pesada que recuerda (sin entrar en extremismos) al Noise. Sonidos más elementales y primarios emulan una colonia de extremófilos. Ondas de sonido serradas (o en chicharra) en un conjunto más oscuro y funesto. Una colonoscopia sonora al interior de uno de estos organismos da como resultado una protusión en cascada de dopplers, sinusoidales melodías y un primitivísimo sistema neuronal.
Alucinante "Grands Fonds Marins", toda una excursión cercana al Cuarto Mundo de Hassell pero con alucinógenos usos de voz procesada y un crepuscular desarrollo que con auriculares es toda una experiencia sensorial que se diversifica, transforma y retuerce sobre sí misma una y otra vez. El estilo de Ruíz es único y fresco y no se corta en usar percusiones imposibles (minuto siete y pico) sincopadas, notas de lo que parece un órgano o más bien un mellotron fundiendo a Michel Des Airlines en una especie de bizarro ente electrónico (por etiquetar de alguna manera) o líneas de bajo acentuando regusto a Progresivo sinfónico y aprovecho para decir que los dos últimos minutos del corte me parecen de una belleza extrema.
Para finiquitar otro fascinante trabajo de Michel Des Airlines, quedan los "Évangiles Ultra-Rapides". Se juega con los tempos a lo The Orb y acaba uno pensando si no está en un remake de un corte de John Carpenter. Sencillamente glorioso.
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