Pues así como de sorpresa me encuento en el buzón con un cd promocional que contiene el nuevo trabajo del trío instrumental KALTE SONNE tras aquel ya lejano Ekumen (2018) y Mareira (2019, Split con Alpaca) y una hoja promocional con la biografía de la banda. Prácticamente coincidiendo con la década desde que saliera The Hum, su Ep debut, aquí tenemos este Laniakea Communique limando impurezas y cualquier posible atisbo de clichés para traernos a una banda para mi gusto más engrasada y diversa, con un despliegue superior de capacidades instrumentales que van desde coqueteos con el Space Rock a melodías que pueden traerte a la cabeza a dioses de la escena como Pyramidal, Lubianka o Domo.
La formación ahora ya clásica de Miguel (bajo), Víctor (batería) y Ángel (guitarras) se ve complementada por la colaboración de la guitarra de Iván Ferro (grabación en los Kollapse Studio) y los toques exóticos de la Kawala o flauta de pastor y la Zurna (especie de oboe), ambos tocados por Abraham Cupeiro. El resto del apartado técnico se va para la portada simbólica de Iván Mouronte B y una edición en vinilo especial que brilla en la oscuridad acompañada por el CD.
39 minutos divididos en cuatro cortes con referencias a la Sci-Fi y que tienen la principal virtud como ya he comentado de limar los detritus e impurezas del Stoner a favor de una lisergia instrumental progresiva muy trabajada desde la base rítmica (el bajo está que se sale durante todo el álbum). Cuando tienes una batería y bajo afianzados y seguros, la musicalidad de la guitarra es como la combustión... sale sola como el humo de un incienso al prender la punta. Abre "P3X-7763" (seguidores de Stargate, tienen trabajo), el tema más corto del álbum con seis minutos, en clave metalera y con doble juego de guitarras que llevan un buen equilibrio entre la distorsión y las líneas limpias y melódicas. La base rítmica es bastante pétrea (tenemos hasta algún tramo con doble bombo) pero en líneas generales, se trata de un tema que olvido pronto cuando entra la muchísimo más fresca y progresiva "Anarres" que se carga de originalidad. Brutal la cascada melódica de la guitarra y secos e hirientes los pulsátiles y flamígeros toques del bajo; aquí sí que se deja al espacio infinito la basura del Stoner y se empieza a dialogar con otras civilizaciones conforme aumenta el tempo y desemboca todo en una coda oriental mitad Hawkwind, mitad rock Andaluz (la Kawala y la Zurna del gran Abraham Cupeiro llevan el asunto a nivel Dios). Por cierto que Anarres vuelve a traernos a la literatura de Ursula K. Le Guin (`Los Desposeídos´).
Bajada a los subtempos arrastrados de lo doomita con el arranque de "Symetriady" que va desenrollándose con pasajes algo más atonales y con una batería que está perfecta. La guitarra aboga por trémolos apelmazados muy originales mientras el bajo crea una atmósfera de espacialidad seca. Cuando quieres darte cuenta asoma el espíritu incombustible de Black Sabbath. Es curioso pero el tema parece llevar como vértebra la simetría de su nombre y en cierto modo reflejar en sonido los trabajos visuales de Krzysztof Vorbrodt. Queda como colofón los 18 minutazos atmosféricos ultracósmicos a medio tiempo de "Twory-F" que resumen a la perfección toda la propuesta actual de Kalte Sonne.... un triposo nudo gordiano que mezcla lo mejor del rock instrumental con la prístina e incólume sabiduría del mejor Space Rock crepuscular.
Se despega, se hacen misiones de reconocimiento y se escriben capítulos en lenguas desaparecidas. Luego se crean los mitos.
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