Es la tercera vez que os hablo de ABIGORUM, la banda formada por Aleksey Korolyov, dueño de Satanath Records al que posteriormente se uniría el alemán Tino Thiele (Sandra Batsch ya no está en la formación). Os recomiendo pasaros antes por las reseñas de Spectral Shadows, split junto a Striborg, y la del magnífico Exaltatus Mechanism (2020) donde se resume mejor la trayectoria.
Lo que decía, por fin tengo entre las manos Vergessene Stille, el flamante segundo largo de Abigorum (aunque ahora que me informo, me entero que ya tienen otro split rulando por ahí), coeditado entre Satanath, Duplicate, Void Wanderer y Black Blood Records para abarcar nada más y nada menos que cinco formatos: Cd, Lp en dos versiones, Cassette y Digibook. Artwork obra de Luciana Nedelea y sonido apesadumbrado como nos tienen acostumbrado a medio caballo entre el Black y el Doom. Letras íntegramente en alemán y bueno, lo mejor es meterse de lleno en un disco que no tiene término medio; o lo amas o lo odias.
"Erhebt eure mit Blut gefüllten Hörner" abre el disco con un clímax devastador; épico y a medio tiempo, con guitarras ultra desangeladas y cortantes como el puto permafrost. Tempo claramente metido en el Doom y voces de Tino `Flutch´ Thiele a lo Burzum por los cuatro costados, aunque vaya, que perfectamente podríamos encuadrarlo en el timbre vocal de Carpathian Forest, Nortt y toda la posterior ola de Black Doom depresivo que pulula por ahí. Plúmbea base rítmica (recuerda muchísimo a los primeros Dimmu Borgir) con un sonido (no sé si la batería es real o programada) tan feo y necrótico que juraría que puedo coger una tetania escuchando esto. Impresionante cómo el corte se va retorciendo sobre sí mismo hasta el punto de dejar que fluya y pase a un primer plano una guitarra en plan solista soltando una melodía devastadora, todo para volver luego a ese malsano clímax existencial de bandas como Bethlehem, Deinonychus y demás progenie (tirando más al Black atmosférico, se entiende).
Flipantes la crudeza de la producción y los pasajes introspectivos, lánguidos y ultra hipnóticos en los 11 minutos que dura el tema. Una nana nihilista, crepuscular y que exuda una decrepitud sonora como hacía mucho tiempo no escuchaba en una banda de este género y ojito porque advierto que si no eres de estos estilos lentos, obsesivos y poco dados a los cambios puedes llegar a desesperarte. Sigue la apabullante "Der geheimnisvolle Käfig"; un cañón a lo Satyricon en bucle donde se aprieta el acelerador un pelín y se aboga por una repetición `ad nauseam´ de la melodía, provocando esa sensación que me encanta notar con este tipo de bandas... irrealidad, descorporeización y un vacío que te va dragando más y más hondo.
Se permiten parar, meter un trozo ambiental con teclados y bordear lo acústico y salir a tomar aire otra vez a la superficie con más mala hostia si cabe duplicando las voces... eso sí, se cierra como se tiene que cerrar, repitiendo el pegadizo riff de guitarra hasta que no te queda hueso sobre hueso.
Al igual que con su primer disco, me gustan mucho cuando se ponen en plan experimental a los teclados porque llegan a rozar lo cósmico. La homónima e instrumental "Vergessene Stille" empieza así para luego virar hacia un lentísimo pasaje Funeral Doom del copón, perfectamente situada en el tracklist porque permite coger aire, cambiar algo el tercio y coger con más ganas "Zerbrechlicher kleiner Geist", otros 11 minutos monumentales que esta vez tiran más por una vertiente épica tipo Summoning o los Abigor (vaya, sonido austríaco que es un vergel) e inciden en esa pátina sonora tan propia de los padres del género Black pero incidiendo una y otra vez en lo depresivo.
Y todavía queda esa pequeña pieza de tres minutos en modo outro llamada "Rast und Abschied" que os la dejo a vuestras mercedes.
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