Dejad que me sitúe en el medio. El futuro de ERIZONTE no se ha escrito y la tercera parte de la trilogía sobre "los medios de comunicación como transmisores de ideas progresistas" está por componerse. El pasado ya ha sucedido y se fueron Los Caprichos de Goya, disco sobre el que (hostias, qué cosas) escribiré en un futuro. ¿O no será que la historia se repite y es un cordón umbilical sin principio ni final, y justo por donde cortemos es `cualquier presente´?. No sé ni qué diablos estoy diciendo, pero Andrés Rábago, más conocido como El Roto o para situarnos en un contexto histórico más concreto, OPS, seguro que sabe de lo que estoy hablando... transgresor, avatar del trazo Dadaísta y punta de lanza en toda esa vorágine contracultural en plena dictadura de (emulemos aquí a Lovecraft en una especie de sincretismo político imposible) Aquel Que No Merece ni llevar Vocales, Frncsc Frnc. Que yo tenga que resumir aquí la obra cultural de OPS es poco menos que demencial, así que os basta con indagar por aquí o aquí para quienes anden más despistados.
La guerra y sus excesos, la guerra y sus faltas, la guerra y sus decesos. La manipulación de los medios de no información y la información de los no-medios, las anti-formas cañís y su fatal última consecuencia de la violencia hacia la mujer, lo impuestos y el tú mandas por mis santos cojones monárquicos de memorias históricas imperialistas... bueno, en definitiva cosas que os pueden sonar cercanas pero que tienen ya bastante recorrido en la hemeroteca existencial de todo y toda aquel que en algún momento de la Historia dijo NO. Diametralmente opuesto al coloreado Warholiano Kitsch y al Pop de determinadas publicaciones que se reflejan en el reciente libro "Todo era posible: Revistas underground y de contracultura en España, 1968-1983" de Abel Cuevas y Manuel Moreno (Editorial Walden, 2020) y véase muy como ejemplo a STAR, OPS por contra era puro blanco, negro y gris o si acaso con tramas bicolor... dicho de otro modo, Andrés Rábago parte de una base con más empaque (no me atrevo a decir bohemia porque a veces luego hay que citar lo poético y de ahí a la náusea hay un simple paso) y quizás menos `fanzinera´ (no sé si estoy explicándome bien).
De cualquier modo, tal y como se dice en la contraportada del álbum Sonidos en el Silencio (Música y arte sonoro a la obra de OPS), sí que hay una estética en la contracultura en tiempos de dictadura / postdictadura / transiciones / postransiciones y lo que es más, una ÉTICA en esos dibujos a veces desasosegantes en Hermano Lobo, Triunfo, Cuadernos para el Diálogo y otras. Si Forges reflejaba lo cutril íbero desde el acercamiento del Humor (para bien o para mal), OPS te dejaba paralizado con metáforas visuales de Sátira, término distinto (quizás tangencial) a veces al humor pero desde una óptica diferencial. Y dejad que me plante históricamente en ese surrealismo de OPS y no entre en EL ROTO porque no acabaría este texto nunca.
Hagamos otra hipérbole. ERIZONTE se funda en 2002 por Julián Sanz, ente vinculante y vinculado al ochentismo musical underground hispano con La Fundación, 429 Engaños, Mar Otra Vez... He de reconocer que yo no llego a su música ERIZONTAL (enlazando a través de La Fundación) hasta que no me hago con el imprescindible recopilatorio Tensión. Spanish Experimental Underground 1980-1985 (Munster, 2012). Resumiendo, desde la Dark Wave al Punk, la No Wave, lo experimental y todo ello sin entrar en su faceta de producción. No obstante, ERIZONTE es un mamífero de múltiples patas donde también pululan Jesús Alonso (batería y percusión) o Javier Escudero (guitarra y electrónica), otros dos con una biografía que merecen artículos aparte. Dependiendo del momento y la circunstancia, también hay apoyo aquí y allá con danzas de Kateryna Humenyuk, visuales de Marcelo Fioramonti, arreglos de Scud Hero o la agrupación teatral La Intemerata.
El álbum que nos ocupa (segundo de la trilogía mentada), se edita en formato vinilo Gatefold con artwork del propio Andrés Rábago, encargado de elegir la imagen visual que representa a cada pieza sonora y que queda maravilloso cuando abres el disco. Si el anterior lo editaba Munster, en esta ocasión se trata de Discos Necesarios y sónicamente queda como una obra redonda y coherente... me explico; Sonidos en el Silencio funciona a modo de (no es el término adecuado) suite en la que colaboran nada más y nada menos que Mecánica Popular, La Fura dels Baus, Macromassa, Mar Otra Vez, Esplendor Geométrico, Pelayo F. Arrizabalaga, Eli Gras, Jesús Alonso, Scud Hero y Corcobado... así que de sopetón el riesgo (susto o muerte) es alto si no diriges bien el asunto y más que un disco conceptual (sin pretenciosidad ojo) te queda un simple recopilatorio. Afortunadamente, el vinilo es perfecto; permitidme decir la chorrada "redondo", y hay una vértebra/estructura muy mimada.
Tracklist por tanto perfectamente elegido donde cada artista además de poner su sello, se ha convertido en camaleón y llevado su estilo un pasito más allá para que todo se adapte a lo cuasi-instrumental y que encima el principal director del asunto sea la parte visual del dibujo de OPS. Si no entendéis lo que acabo de explicar, posiblemente os falte alguna asignatura que recuperar en vuestros estudios (lo cual no es malo ni bueno, es como una dentadura mellada). Desde la música concreta al Avantgarde puro y duro, con esfacelos industriales muy minimalistas, Sonidos en el Silencio maneja a la perfección la atmósfera, subidas y bajadas de intensidad y sobre todo, lo SURREAL (no existe el adjetivo como tal en español, pero me importa un ops). Mitad disco, mitad guía para saber cómo adentrarse en esos nombres que rompieron la norma en los ochenta para las nuevas generaciones, está tan bien pergeñado que funciona como el disco de una radial de corte... no importa cuantos veces lo pongas en bucle que cortes por donde cortes, el periodo de la historia al que te remite es el mismo.
Dicho lo cual, la Cara A abre con "Obertura" (Erizonte), pequeña perla subyugante a modo de pulso que transiciona sin pausa con "Dos Veces en la Vida" (Mecánica Popular y Erizonte). La pieza avanza como uno de esos autómatas dieciochescos. Fluxus, dadaísmo copulando con la New Wave acompasándose con la rompedora base sintetizada de Erizonte al más puro estilo Diseño Corbusier. Sintético, bailable y adictivo como ponerte píldoras de diverso tipo al azar bajo la lengua. "¡Mierda de Guerra" cuenta con Miki Espuma como elemento principal de La Fura dels Baus. Antonin Artaud en modo procesado recita La recherche de la fécalité. Guitarra mínima, distorsionada y alienígena en sus riffs desangelados.... si Artaud hubiera dado instrumentos electrónicos a la tribu de los Tarahumara en su convivencia triposa allá en 1936 llegaríamos a algo parecido. Surgen bajos sintetizados y un ritmillo cuasi funky, tribal y muy, muy lisérgica. Flipante el extrañísimo tempo con el que juega Erizonte transmitiendo irrealidad y el abotargamiento de un país metido en salmuera desde hace décadas.
Sigue "Tonsura" con Erizonte acompañando a la leyenda Macromassa (Juan Crek y Víctor Nubla) de los que sobran presentaciones... corte compuesto en 2017 dedicado al fallecido Nubla con la mayor arma de destrucción masiva jamás conocida, el Korg MS20; además, la farfisa y audiogeneradores. Más industrial que una trepanación con taladro Black & Decker. La pequeña nana "Difracción" en modo `caja de música´ a cargo de Erizonte, está compuesto mediante la técnica citada a propósito de la cual se cita: "la difracción es un fenómeno que afecta a la propagación del sonido. Se produce cuando el sonido se curva y dispersa como consecuencia del encuentro con una abertura o con obstáculos que no le son transparentes". La impresionante ilustración de OPS con un piano transformado en punto de fuga engrandecen una especie de interludio sobrecogedor.
La leyenda de Mar Otra Vez se reúne aquí con Javier Corcobado, Luís Corchado, Javier Rodrigo y Andrews Wax para "Calma", alegato contra la violencia de género. Fantástico vuelta para una ocasión especial... nunca puede decirse `de este agua no beberé´ porque el ser humano es un 80% agua y si te metes en Edema Agudo de Pulmón te acabas bebiendo y ahogando con tu propio líquido. A medio caballo entre el Post Punk, el Noise Rock ácimo y en modo instrumental, suena el saxo asordinado sobre una base de swing y punzante base rítmica. El ambiente sosegado ilustra a la perfección la fase de `luna de miel´ en la violencia contra la mujer y que acaba inevitablemente desembocando cual ouroboros en la repetición del ciclo del maltratador mediante la `tensión´ y la `explosión´. Fabuloso el clímax final que contrasta con la abrupta "Trío para Dúo de Generadores" de Erizonte dividida en tres partes bien diferenciadas; la primera `El Poder Ordena el Imperio´ hipnótica, noir y mistérica, contrastando con los prístinos sonidos de cuerdas (emuladas) de `El Imperio Puede al Orden´. La final `El Orden Impera en el Poder´ es pura eyaculación de casiotones.
La Cara B empieza con "(Des) educación" ya recogida en la Suite de Los Caprichos de Goya. Piano con clústeres crepusculares y aroma a años 50 pronto se ven arropados por toques de copla cañí electrónica, enfrentada como un corte de digestión con el tribalismo percusivo techno ancestral de Esplendor Geométrico. Arturo Lanz crea un coro infantil virtual abordando la corrupción del clero. Como no podía ser de otra manera, el corte se titula "Clerecía" y es de una visceralidad descomunal... huyendo de la parte más abstracta de EG y con los aportes de Erizonte, se comulga con una hostia en oblea de bronce indisoluble en la mucosa bucal. Alucinante cómo se parte la melodía a mitad de tema y va oscilando en pútreas idas y venidas.
Nada más y nada menos que Pelayo F. Arrizabalaga (clarinete bajo, turntables, generadores de tonos) y Eli Gras (refrigerador estrellado, guitarra preparada, arpa de rebotes) acompañan a Erizonte (fretless, subbajo). "Miedo a la Verdad" se sitúa en ese lugar libre de coordenadas de la improvisación libre, el free jazz y la música de cámara esbozada desde lo electroacústico. Uno de los cortes más complejos del álbum y con marcado ambiente Lo-Fi a la producción dotan de desasosiego al conjunto, quizás por ese obsesivo siseo de fondo. Por cierto, el inicio cuasi-tribal puede recordar perfectamente a una versión bastarda de la primerísima Art Ensemble of Chicago cuando estaban en pleno proceso formativo. Jesús Alonso muestra sus versatilidad percusiva con "El País del Silencio", aleación de percusiones, vibráfonos y los aportes etéreos de la electrónica de Erizonte. Cada segundo que pasa, se vuelve más y más extraño, complejo y lynchiano... juguetón, arrítmico en sístoles y diástoles fibrilantes y muy circense.
Javier Escudero (Scud Hero), parte también de Erizonte, nos invita a la "Hipnosis Colectiva" con cierto asomo de soundtrack y retrowave. Si me quito la tapa de los sesos, estoy seguro que la masa gris me brilla en la oscuridad como un jodido neón ochentero en plena Rave. Por su parte, Corcobado, inspirado (corto y pego) en "la catarsis que del subconsciente al consciente nos producían aquellas viñetas sin plabras de OPS", destruye la cordura con "Sol sotnemurtsni es nacot". Voces, cajas de ritmos, sintetizador, percusiones metálicas, la característica guitarra tormenta y cable jack-amplificador-delay, Nora Uriarte Aranguena a los gritos y Erizonte con secuencias, el tema me recuerda a la versión extendida de "Los Estertores de la Democracia"... es decir, mantra vocal inverso con toques orientales pegadizos como las adherencias intestinales y desarrollándose de manera pulsátil a caballo entre los primerísimos Die Krupps y Einsturzende Neubauten.
Mitad proto techno bailable, mitad tetania védica de estructura a Shloka hindú ralentizada al extremo, Corcobado dirige el epílogo de Sonidos en el Silencio a un nivel de intensidad psicorrágica difícilmente soportable. Apabullante, arrollador temazo. "Coda" de Erizonte cierra esta OBRA DE ARTE IMPRESCINDIBLE en todos los sentidos. Falta el olfativo y el gusto, pero te los digo yo, sabe a violencia y huele a cobre sangre.