Ornamentos del Miedo es una muestra más de que estilos como el Funeral Doom tienen más cabida en el extranjero que en nuestro propio país. Funere (Armenia) y Solitude Productions (Rusia) se encargan de coeditar Este No Es Tu Hogar, una de esas rara avis que suelen producirse cuando un músico de Burgos se encarga de apartar sus otros proyectos (Mass Burial, Ad Nebula Nigra, Authority Crisis...) para dar a luz un álbum al más puro estilo DIY (no sólo se encarga de todos los instrumentos y voces, sino de los aspectos técnicos y el artwork).
Lo que me ha seducido tanto de Ornamentos del Miedo es su atemporal forma de acercarse al Funeral, dándole un toque sinfónico, latente como una Sepsis inminente y que por momentos podría recordar a una especie álbum bastardo de Summoning pero en el ámbito del Doom. Brilla en la hora de duración del álbum la conseguidísima atmósfera que no decae un sólo segundo, y esa pátina sudorosa resultante de usar teclados al más puro estilo sinfónico noventero. Nada más tenéis que escuchar cómo se abre el homónimo tema "Este No Es Tu Hogar", con efluvios a Until Death Overtakes Me y otros proyectos de Stjin Van Cauter, figura clave a la hora de entender el tipo de abordaje/sonido en Ornamentos del Miedo.
De raigambre clásica en las teclas (vale, no es Chopin pero podría serlo), pronto irrumpen las guitarras dolientes a lo Evoken, una batería prima hermana de un metrónomo (léase Skepticism). Las voces, acres y con cierto tono Black Metalero, en consonancia con el sempiterno uso de teclados me lleva automáticamente a grupos muy desconocidos como los Torture Wheel, de acuosa esencia (parecían tocar bajo agua) o incluso los primeros Pantheist. La guitarra brilla con excelentes melodías que al contrario de lo habitual en el Funeral Doom de libro, se cierran y son "inteligibles"... es decir, no juegan a estar dando vueltas todo el rato sin cerrar el riff. Otro punto a favor es la suciedad de las voces que parecen llegar flotando en la mezcla, formando un todo con las sábanas de teclados (Wijlen Wij lo clavó a la perfección en su debut de culto).
"Ornamentos del Miedo" podría recordar a los Officium Triste por un lado, y a otras bandas de Solitude Productions como Septic Mind. Es decir; hay un flotante aroma cósmico (sin llegar a la angulosidad no euclidiana de Esoteric, pero por ahí van los tiros). Si bien es cierto que la batería no suena con la fuerza de una base rítmica orgánica (posiblemente sea programada), le da sin embargo ese toque de irrealidad espacial de extrañísimos combos a lo The Nulll Collective... en definitiva, un Funeral Doom muy ensuciado en Black pero pletórico a las guitarras, difíciles de encasillar (a veces suenan Finlandesas, otras a lo My Dying Bride...). No todo es perfecto, y algún que otro interludio sobra porque no llega a nada (simples golpes de batería y poco más), pero las virtudes se comen de largo los defectos.
Rompiendo el disco por la mitad, y cambiando un poco el estilo entra "Carne", guiada por unas guitarras afiladas y unos catedralicios teclados y efectos. El tema es hipnótico y sigue una cadencia embarullada en las voces que te va meciendo (vuelvo a citar a Summoning) dentro de una extraña épica a medio tiempo alucinantes (y otra vez cito a Wijlen Wij) aunque si he de resumir el regusto que deja el disco en general es el de estar asistiendo a una versión ultra sinfónica de My Dying Bride mezclada con una suerte de magnificente Black Metal.
Sigue "Caminos Perdidos", con un bajo está más presente en la mezcla; otro épico himno a la desesperanza a través d euna fabulosa guitarra con ecos a Yearning. Entiendo que orejas no acostumbradas a los monolitos pétreos con pocos cambios de ritmo tarden en entrar en la propuesta de Ornamentos del Miedo, pero a mí esto me ha volado totalmente la cabeza; es como la suma de todos los elementos que me gustan en el Funeral Doom pero puestos en una primordial, etérea y efervescente sopa agria. Como si Limbonic Art se hubieran puesto hasta las cejas de benzodiacepinas y lanzado por peteneras (vale, algo así como los rusos Septic Mind).
"Raíces Podridas" es una salvaje mezcla de todo lo anterior pero con esos acoples extraños en los estribillos de guitarras que hacían Anathema en sus inicios mientras un soniquete de sintetizadores simples pero efectivos, deudores del Black Metal griego de Necromantia, Varathron o Rotting Christ... o sea, una especie de ulular malsano que se escapara por una espita de gas atrapada entre dos inmensas placas tectónicas. Black Doom o viceversa, "Frágil" finiquita el asunto con 12 minutos impresionantes. Apertura melódica como una nana... sube la intensidad con ese grumoso poder de los buenos temas finales de los discos. Una bestia parda incontrolada de Funeral Doom atmosférico, nauseoso y soberbio.
Para mí, una joya.
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