En un lugar del Espacio, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un Cosmonauta de los de cohete en astillero.
SENTIONAUT es como si fuera la cara oculta de la Luna pero en versión musical.. Iván Román (GRASSA DATO, LAZHARUS, WE ARE THE HUNTERS...) en su faceta más planeadora de sintetizadores analógicos, polvo estelar y secuenciadores alquímicos dota a su música electrónica del regusto a petróleo quemado del plástico de videoclub, el poroso aroma de las cubiertas de cartón de los vinilos, el misterio de los programas de pseudociencias en horario de sobremesa y toda aquella parafernalia meditabunda de los pioneros cósmicos alemanes.
Tras el fantástico Planet Noa (Verlag System / Atrocious Symphnies), el fabuloso split con POLÍGONO HINDÚ ASTRAL (Sincrónica) y la tercera parte de las ENCICLOPEDIA SERIES (Cintas de Chromo) nos llega el nuevo trabajo del madrileño tras lo que ha sido una larga espera. Es cierto que entre medias han visto la luz discos de su otro proyecto DEKATRON III junto a MIGUEL A. RUIZ, pero ya se sabe cómo son los adictos... pueden vender a su propia descendencia por otra dosis.
Es la discográfica CIVITAS MORTIS la encargada de traernos este Time Traveller, pura rendición psicotrónica al SCHULZE cuasi ochentero, al HUYGEN en solitario (también NEURONIUM, claro), a JARRE, PATRICK VIAN o a TANGERINE DREAM y por tanto y en definitiva, esa alucinante forma de entender la música espacial de los franco belgas y los alemanes... los primeros por ser auténticos pioneros en la ciencia ficción en todas sus vertientes, los segundos porque llevan en sus células, como si de una nueva Gestalt se tratase, la imprimación de en música de sensaciones tan grandes que sólo la inmensidad del Cosmos puede darles cabida. Por supuesto, todo ello bajo la sacrosanta bendición de su majestad VANGELIS.
36 minutos de un maelmstrom de vacío en el que los teclados avanzan con la sincopada seguridad del que se sabe protegido por una carcasa de fibra de carbono. Detalles de voces alienígenas proferidas por cuerdas vocales distintas a las humanas, pasajes amenazadores que juguetean a escondidas con otros más contemplativos y una cierta experimentación contenida en algunos detalles.
Time Traveller es una delicia de principio a fin de alguien que componiendo mide a la perfección los tiempos y dosifica para llegar a los últimos minutos con el mismo interés con el que se abren los primeros compases. El descendiente directo del Kraut y la Kosmische en forma de Neo Ambient Electrónico y Progresivo tiene siempre algo de curativo, de trascendental y caleidoscópico de tal suerte que aun siendo oscura, la música tiene la capacidad de despertar emociones elevadas del alma. Afortunadamente nunca se pasa de rosca y se mete en terrenos New Age sino lo contrario, hay momentos en que se abraza una distorsión cuasi drone y diálogos de viejos robots emulando tecnología de la Guerra Fría.
Uno no se aburre un segundo y bajo las olas de partículas del inicio de la Cara B se esconde una batería al más puro estilo Synth Pop ochentero. Mántrico, pegadizo como un baño de combustible espacial en Cabo Cañaveral a las 4 de la madrugada y con una cerilla encendida en una mano. Esta segunda parte se aleja bastante de los cánones de la kosmische para adentrarse en terrenos más frescos, lisérgicos y casi diría que rockeros. Si me apuráis, muy al fondo subsiste un órgano que me habla de ambientes góticos pero prefiero no embarrar más el texto.
En cualquier caso, escuchar SENTIONAUT es como comprar un libro de segunda mano y encontrarte dentro una amarillenta postal, un calendario de varias décadas atrás o una quiniela abandonada. Una cámara de tiempo que te estalla con el alcanforado aroma de un apolillado baúl que aunque antiguo guarda los recuerdos de un alunizaje que ocurrirá en un futuro porque lo que les pasó a tus padres te pasará a ti.
Así es el signo de los tiempos.
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