Cuando escribo una reseña y no consigo convertir en palabras la música que oigo experimento una de las peores sensaciones que conozco. Impotencia, ansiedad y un estado de pseudo/embriaguez que parece no terminar nunca... es como una sensación de bloqueo producida por justo lo contrario, un torrente de sensaciones tan grandes que no sé como diablos manejarlas y trasladarlas a un texto.
Es JUN Y GOR uno de esos discos que te dejan en éxtasis. Una sesión improvisatoria en directo en LA PLAYA DEL MUERTO (Almuñécar, Granada), en el chiringito de Justo Bagüeste, entre dos auténticos médiums sónicos.
JAVIER CARMONA (madrileño afincado en Málaga, ha tocado con gente como John Tchicai, Evan Parker, Calor Zíngaro o John Russell entre otros) a la batería cincelando anómalas y ciclópeas piedras en las "Nuevas e Improvisadas Tablas de la Ley" y ANTONIO LUIS GUILLÉN vertebrando eléctricamente con su guitarra un submundo de requiebros, silencios y aberruntos de procedencia extraterrena (nacido en Granada, miembro de Les Rauchen Verboten, Sefronia, fundador de GRUPPO UNGIDO...).
La edición corre a cargo de ALINA RECORDS en sobre marrón. Mezcla de Guillén en LA ANTENA NOÉTICA y masterización de Víctor Sequi y Guillén.
El caso es que desde que llevo escuchando esta maravilla de disco no paro de pensar en una especie de símil que no sé como manejar. Misteriosamente la música de este dúo me recuerda a cuando pelamos un cable e intentamos unir los diferentes hilos de cobre... generalmente conseguimos que queden unidos un rato, pero siempre hay un hilo metálico de carácter díscolo que tiene a salirse de la perversa geometría a la que queremos reducir el cable.
Dicho hilo a veces se rebela y se clava en la piel de nuestros dedos (con predilección por el pulgar), creando una sensación punzante y gélida allí donde horada la piel (por cierto que la sangre huele a cobre y metal).
La música de JUN Y GOR tiene un carácter geométrico por su propia idiosincracia técnica. Las matemáticas rigen un cierto orden en las notas robadas al éter, pero por alguna extraña razón, siempre hay un sonido que se sale por la tangente... que se rebela al todo y provoca toda una corriente sonora que se va deslizando por ese punto, pero sin abandonar nunca el todo primigenio. Un punto de fuga o mejor dicho, un Cryptopórticus o pasaje semisubterráneo que parece comunicar y sostener toda la estructura sonora para que no se pierda pie.
Es el caso del inaugural "Salute Our Górgota", todo un via crucis experimental donde batería y guitarra se hermanan en el diálogo inventado de un esquizofrénico. El significante y el significado están ahí, pero en ocasiones tan críptico que se nos veta la entrada.
Sin embargo, en algunos momentos comulgamos y vibramos al mismo son de JUN Y GOR, y entramos en su universo particular donde captamos ecos del Downtown Neoyorquino, la descerebrada mente de John Zorn y el uso que hacen del ruido maestros como Frith, la percusión de Chris Cutler (y por ende, cómo no, de los anglogermanos CASSIBER). La batería de Carmona está plenamente dentro de los cánones oscurantistas del Free jazz y el Avant Garde, haciendo que uno se piense si debe llamar a un exorcista para que le saque a este tío de dentro los espíritus de Rashied Ali, Ed Blackwell o el propio Cutler.
A Guillén directamente no hay exorcismo que lo salve. Totalmente "enchufado" a nivel telúrico, despliega una técnica a la guitarra difícilmente igualable a nivel nacional (pedaleras manuales incluído, claro). Estamos ante un híbrido Zappiano entre Marc Ribot y el propio Frith. Cuando juntas a los dos músicos, las referencias a combos como MASSACRE están presentes, pero el universo JUN GORGIANO es lo suficientemente original para tener subsistencia propia sin comparaciones de ningún tipo. Me hubiera gustado verlos en el festival de Improvisación de Riogordo y todavía más con el bajista Vasil Hajidrudev en los conciertos especiales que realizaron bajo JUN TRUN GOR.
El tribalismo caribeño de "Jumbano" me coge totalmente desprevenido. Es como si Os Mutantes y Caetano Veloso se hubieran dedicado a la improvisación libre. En la batería capto cierto aire a la forma de tocar de Joey Baron, mientras que la guitarra suena Slide y surfera por momentos para pasar a sonar más country y bluesera al final del tema (y afinada por lo grave y distorsionada lo justo para cubrir cualquier hueco de silencio y quietud en el que quieras reposar).
Conforme avanza el tema la insania lo cubre todo; psicodelia, free jazz y metal destilados en un poderoso alambique infernal del que lejos de salir la música gota a gota, mana poderosamente sin perder pureza. Pura escena de la KNITTING FACTORY.
"Pecholata" y "Long Hot Summer Night" rozan en ocasiones el thrash técnico, con un Javier Carmona sencillamente brutal en todos los registros. Guillén en clave BILL FRISSELL (era NAKED CITY) destrozando hímenes timpánicos a placer y jugueteando íntimamente con la batería en esos característicos "vómitos sonoros en cascada", con ciertas ecos a las improvisaciones experimentales de HEMOPHILIAC o COBRA (con paralelismos a las Game Pieces o no pre-conceived sequence of events).
Tramo final con "More Sea Over the Black Sea", de índole casi religiosa, ascética y profundamente espiritual, con Guillén sacándole sonidos imposibles a las guitarras y pedaleras y Carmona espaciando la percusión con sabiduría. Creo que al último COLTRANE le hubiera encantado meter un saxo con esta gente.
El círculo se cierra entroncado con el inicio del álbum en la cacofónica "Infraumbilical", quizás el tema más jazzero del disco y que me deja absolutamente extasiado. Remitiéndome al inicio de la reseña, no creo haber hecho justicia a la grandeza de este trabajo, así que te recomiendo encarecidamente que lo escuches y te forjes tu opinión.