"El film empieza con la desaparición del hijo de un granjero de 8 años, con lo que vendrá un equipo de investigación a la zona. Skinwalker Ranch está ubicado en los alrededores de Utah, y al parecer se han avistado numerosas esferas, ovnis, y criaturas lobo gigantes, además de mutilaciones en el ganado durante años. (FILMAFFINITY)"
Hay que reconocer que el formato de "metraje encontrado" o internacionalmente "found footage" está dando para mucho. Los aficionados a lo paranormal están frotándose los dientes con papeles de lija, y es que prácticamente todos los mitos arcanos de lo fantástico y paranormal están teniendo su correspondiente película: vampiros, casas encantadas, cazadores de trolls, ovnis, abducciones, el caso Dyatlov, el Yeti... y un sinfín de clásicos más readaptados ahora en el floreciente cámara en mano con las varientes del "found footage" y del "mockumentary".
En este caso nos vamos a un rancho perdido de Utah con las consecuentes mutilaciones de ganado y luminarias características en una anodina película del director DEVIN MCGINN, también protagonista del film. Lo que a priori podría resultar interesante se acaba convirtiendo en un quiero y no puedo...o más bien un NI PUEDO NI QUIERO, porque la verdad es que tanta desfachatez no puede ser casualidad.
Un rocambolesco grupo de investigadores a cada cual con menos personalidad (ex-militar incluido) se presentan en el rancho cargados de tonterías electrónicas, 234 cámaras y 0 sentido común. Cuando menos se lo esperan, se encuentran metidos hasta el fondo en una trama de parvulario que no despega ni por asomo... y ya mejor no hablar del soporífero tramo final.
Si no tienes nada mejor que hacer, puedes darle un tiento, pero si realmente valoras tu tiempo no hagas como yo, ver cualquier bodrio que se pone en mi camino.
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