"Rhoda Williams, una brillante joven que acaba de ser aceptada en un programa de astrofísica del MIT, aspira a explorar el universo. John Burroughs, un compositor que acaba de alcanzar la cima de su carrera, está a punto de ser padre por segunda vez. Rhoda y John no se conocen, pero la víspera del descubrimiento de un Planeta Tierra duplicado tiene lugar una horrible tragedia que entrelaza y altera de modo irreversible sus vidas. (FILMAFFINITY)".
Aclamada nueva obra del director novel MIKE CAHILL (anteriormente en 2007 rodó EL REY DE CALIFORNIA con Michael Douglas) en un drama teñido de tintes de ciencia ficción y reflexiones existencialistas que viene cosechando a lo largo de 2011 una ristra de diversos premios en reputados festivales como SUNDANCE, SITGES, INDEPENDENT SPIRIT AWARDS o los PREMIOS GOTHAM.
La cinta resulta pausada y sutil, llena de matices y detalles que nos sumergen en el interior atormentado de sus dos protagonistas. ¿Qué pasaría si hubiese una posibilidad de que no hubiesen acaecido nunca hechos que nos han cambiado radicalmente nuestras vidas?... ¿Realmente deseamos un contacto con civilizaciones de otros mundos?... ¿Qué habita más allá de las fronteras de nuestro más inmediato hábitat cósmico y, realmente nuestras vidas, actos y culpas se empequeñecerían ante tan tamaño descubrimiento?...
Buena fotografía y banda sonora, y unos actores correctos que despliegan su buen hacer en una película con aires independientes y que rehusa caer en clichés y efectismos baratos. Impactante y reflexivo final para que le demos vuelta a las encallecidas neuronas y disfrutemos de buen cine de ciencia ficción tan real como la vida misma, y es que esta es la ciencia ficción que me gusta, cercana a los existencialismos de STANISLAV LEM en SOLARIS, y otras películas que tocan la fibra atávica interna del ser humano. Nada de naves, explosiones ni abrumadores efectos especiales; eso sí, un soberbio guión y mucha, mucha pasión.
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