El siguiente relato no es nada original. A decir verdad, creo que no es gran cosa. Sin embargo, no pude evitar un pequeño escalofrío al venírseme la idea para este pequeño conjunto de palabras mientras caminaba hacia el trabajo. Espero que lo disfrutéis.
Los números estaban prácticamente borrados, señal de que habían sido usados hasta la extenuación, posiblemente a causa de los mensajes inconexos de cualquier adolescente de hormonas revueltas.
Era un móvil normal, sin grandes alardes de tecnología; básicamente con lo necesario para una llamada simple y sin florituras táctiles... vaya, lo que se diría comunmente "un ladrillo".
El solar, frío y cubierto por las cenizas nucleares, destacaba con un especial brillo debido a las partículas atómicas que lo invadían e irradiaban todo. La GRAN EXPLOSIÓN había ocurrido exactamente hacía 24 horas y había exterminado radicalmente a la raza humana, barriendo su existencia de la faz de la tierra en apenas unos segundos... como un jardinero arrancaría la mala hierba.
La llamada de teléfono sonó entrada ya la noche. La pantalla del móvil se encendió dando un mensaje claro: DESCONOCIDO.
Duró aproximadamente 20 segundos, emitiendo un débil pitido agudo... y tras la llamada, el silencio.
¿Quién o Qué llamó al teléfono aquella noche?...
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