jueves, 13 de marzo de 2025

JAVIER ARNAL - "BARAÚNDA" (WD RECORDS; WDR015, 2024)

Si me llegan a decir hace unos años de Javier Arnal iba a desestructurar molecularmente su música desértica y crepuscular en necro industriales Bosones de Higgs ruidistas pues posiblemente hubiera pellizcado mi pezón izquierdo hasta necrosarlo. La cosa no queda ahí porque el sello detrás de algo así es WDRECORDS que lo capitanea Josep Maria Soler (aka Stahlfabrik) que pocas presentaciones necesita. Leyenda de underground que poco voy yo aquí a aportar que no hicieran mil veces mejor desde la Revista Procedimentum donde se abre en cuerpo, alma, espíritu y ano (enlace aquí). Baraúnda, que así se llama el disco, se edita en formato digifile limiatdo a 100 copias que masteriza Dal Verme (otro que da para artículo) tras la grabación / mezcla del propio Arnal. Del trabajo gráfico se encargan Alicia Salvador junto al propio Soler.

Dice Arnal (o alguien) de Baraúnda que `es un intento de desmontar el orden sonoro de algunas de mis composiciones anteriores llevándolas a su descomposición orgánica donde apisona el retumbo de dulces melodías´... cosa que yo no comparto y que prefiero reestructurar como que `es un orden sonoro de algunos de mis intentos de composiciones apisonadas llevándolas a su descomposición de dulces melodías orgánicas en retumbe´. Puede parecer similar, pero si lo meditas, verás que no y que entre palabra y palabra se abre todo un universo de posibilidades... y es que no es lo mismo eyacular fuera de un cactus que dentro del mismo.

La preciosa palabra Baraúnda hace referencia al desorden, al ruido y al tumulto, y esas tres posibilidades estructurales son las que se han usado para descomponer material de temas previos de melódica pólvora en arrope (aunque se grabe en directo en LA CASITA ROSA ESTUDIO) como Canciones Defectuosas, Tus Besos, El Impostor o The Liars en una pegadiza pátina mortuoria de abyecta electroforesis musical... algo así como echarle el aliento a un espejo y oler a muerto porque estás muerto, no porque tengas halitosis. Ignoro cómo ha sido el proceso de mezcla pero conociendo a Javier de habérmelo follado literariamente, posiblemente ha metido cada uno de sus discos en un hueco de un revólver y girado el tambor hasta poner la música a punto de clara de huevo. El resultado funciona... y no sólo es que funcione, sino que es de una calidad que quita el hipo. Poneros vuestro traje de psiconautas que nos vamos a adentrar dentro del propio Javier.... me da igual si entras por la boca o por el culo, pero nos vemos en el centro del corazón (Anahata Chakra de color verde cadáver).

El disco se abre con "Baraúnda Prólogo", planeadora melodía de guitarra ultra procesada donde yacen incrustadas las voces tipo Spoken Word de Javier. Todo muy mistérico y dental (la voz enterrada como una muela infectada rodeada de su gordo flemón), sibilante y sibilino creando atmósfera introductoria con la que dar paso a "Baraúnda Primera", a la sazón siete minutos de Dark Ambient que como sanitario me suena a la válvula espiratoria del Ventilador Mecánico (o Pulmón de Acero) que Asiste a Dios Todopoderoso. Cósmico sin llegar a Kosmische, Industrial sin abrazar el ruidismo pero lo suficientemente metálico para que necesites de vacuna ótica. Vaporosas olas con elementos disruptivos campaniformes, glitches y chirridos (cuesta a veces reconocer la procedencia del sonido) y un perfecto giro hacia el oscurantismo abisal y claustrofóbico. Flipante la profusión de capas in crescendo que hace que el conjunto (con sus deformadas voces de fondo) suene a una especie de Cuarto Mundo de John Hassell pero que hubiera sido compuesto desde cualquier apócrifo hospital psiquiátrico. Capto vientos asordinados y olor metálico (sangre).

Sigue "Baraúnda Segunda" que recuerda bastante a los experimentos de Miguel A. Ruiz en cualquiera de sus facetas o las descomposiciones sonoras de Quiroga en los excelsos canarios DUE... pero esto es sólo al principio porque luego la guitarra de Javier va desplazando todo lo anterior dando al conjunto (ahora sí) todo el empaque planeador de la Kosmische (o al menos así lo escucho yo). Para los puristas, quizás mejor emplear la electrónica francesa de Michel Magne o Patrick Vian, cosas que me permito soltar aquí sin tapujos porque tampoco le debo nada a nadie. El que escucha es un escuchador. 

Sigue la más electroacústica, acuosa y humectante "Baraúnda Tercera", suerte de himno obsesivo que sigue la misma estructura que la anterior. Tras la intro, vuelve a hacer acto de presencia la guitarra procesadísima pero esta vez empapándose totalmente de todo lo que la rodea, e igualmente recordándome a la más oscurantista escena Kraut pastoral como primeros Popol Vuh o la versión batrácica de Witthüser & Westrupp. No soy Pauline Oliveros pero me puedo permitir darte un consejo / guía de escucha: olvídate de todos los elementos y céntrate en la sutil mini melodía de fondo que son tres notas que se repiten `ad nauseam´. Cuando te quieras dar cuenta, estás volando.


A partir de aquí se suceden 20 minutazos repartidos entre "Baraúnda Cuarta" y "Baraúnda Quinta" en las que Arnal da rienda suelta a toda una serie de recursos experimentales; el primero con deformación litúrgica de la voz, guitarrazos cercanos al Drone doom en una estructura procesionaria metalera cuasi homiliesca y quizás, de todo el disco, la parte más hipnótica, minimalista y jodidamente repetitiva. Prefiero explicar poco y que subas el volumen. El otro, letanía apocalíptica radiada desde una estación de radio ilegal de una secta destructiva... la versión onírica (reverso tenebroso) del disco de los Niños de Dios que siempre quisiste tener y que suena industriosamente industrial.

Realmente, no entiendo como propuestas de esta calidad no revientan los circuitos periodísticos. Quedan "Baraúnda Sexta" y "Baraúnda Fin" que te las dejo a tí, querid@ oyente.

Ultrarecomendado:

https://javierarnal.bandcamp.com/album/bara-nda

https://wdrecords.com/baraunda/

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