Prácticamente dos años después de la reseña del debut Ikonoklasta os traigo la continuación del proyecto RUINAS, para mi gusto a años luz del primero. Y veamos... los patrones estilísticos son los mismos pero es el claro ejemplo de depuración de sonido no es que el primero no fuera bueno, pero personalmente creo que cada uno de los elementos ha sido mejorado exponencialmente. Desde las voces a las bases rítmicas y ni que decir tiene la experimentación esta vez ha sido elongada hasta un corte de 17 minutos que seguramente ocupará toda la segunda cara del vinilo.
Vamos por partes. Ruinas (El Ferrol, Galicia) siguen siendo Rober ex-Machetazo (voces, guitarras, bajo y sintes) y Ángel (baterías) además de que el estilo principal no ha cambiado demasiado en este nuevo Resurrekzión; Death Metal a la yugular con toques Crust y con elementos menos modernos en la producción final de sonido (vuelve a grabar y mezclar Brais Landeira en los The Ocean Studios) pero la masterización esta vez recae en Javi Ustara (Mpire Studios) dándole un toque más añejo a los cortes rápidos que me gustan más que Ikonoklasta. Creo que no hace falta recordar que Ángel (que se incorpora en 2018) y Rober son también los músicos detrás del excelente proyecto Ovakner ( aquí). Spikerot vuelve a encargarse de las ediciones (lp y cd) y en cuanto al artwork es un compost entre el propio Rober, gente desconocida y las partes interiores de Thrangrist Marthyrium. Dedicado a la memoria del añorado y desaparecido recientemente Timo Ketola (1975-2020) y bueno, poco más que no haya ido comentando en la primera reseña.
Dos partes claramente diferenciadas que van desde los primeros 5 cortes de un crudo y marcado por la mezcla entre Death, Grind y Crust con meta referencias a los dioses Nasum o Krisium, mientras que el segundo acto se vuelca de lleno en una progresiva y larga coda experimental de teclados a lo Carpenter (ya lo hicieron en el primero) pero con mucha más participación de guitarra, bajo y batería. Es por tanto esta segunda parte lo que me vuelve a descolocar sobremanera. Cada una de las dos partes son implacablemente buenas, pero no hay conexión de momento hacia un posible cruce al estilo de lo que está haciendo los Blood Incantation pero claro, ya estaríamos entonces hablando de una especie de Death Progresivo que no es de lo que se trata. Abre el asunto la cruda "Eterno Retorno" donde lo primero que veo que se ha mejorado son las voces, mucho más guturales y agresivas. Ese ligero toque agrio le da muchísima más credibilidad al proyecto que, nutriéndose como se nutre del Death Grind lo necesitaba muchísimo.
La base rítmica suena más suelta, espaciada y cómoda destilando mucha más malignidad que en Ikonoklasta (otro punto a favor)... algo así como un cruce entre el Brutal Death americano y la escena Death Grind sudamericana. Los riffs, mucho más intrincados, tampoco buscan la técnica por la técnica y más el `groove´ a lo que ayuda muchísimo la labor de Ángel a la batería, como ese perfecto inicio de "Tormenta de Miseria y Muerte", cantado como todo en castellano y que resulta ser todo un martillo pilón. Líneas vocales dobladas con algún coro y velocidad de crucero, multiplicado al doble en la mucho más abigarrada (casi se huelen los Carcass) "Último Vector" donde insisto, las voces han llevado al álbum a un nivel que no tenía Ikonoklasta. A pesar de transcurrir todo a una velocidad considerable, hay espacio para voces más rasgadas rozando estilos suecos y algún cambio de ritmo muy sugestivo. Todo lo anterior puede ser reflejado en "Resurrekzión" con la salvedad de que las partes plúmbeas y las bajadas de ritmo son más marcadas, dándose más espacio al trabajo de la guitarra para construir riffs en cascada (muy bueno fondo atmosférico de teclados) y mucho redoble de la percusión en uno de esos finales épicos que se marcaban los primeros Intestine Baalism japoneses.
A modo de `outro´ o qué se yo, la instrumental "Ex Putrefaktio" nos va allanando el camino para lo que nos espera luego. Distorsiones lejanas de la guitarra, efectos metronómicos apocalípticos (Frizzi y Carpenter) y ese giro anticipatorio hacia lo cinematográfico que estalla con los 17 minutos de "Lázaro", con apertura a caballo entre el Neo Giallo y las soflamas Carpenterianas de Escape From New York, o lo que es lo mismo, Frizzi en The Beyond mezclándose con una base rítmica y guitarras reales. ¿Y quienes hacían eso?. Bueno, los mismos Goblin y Simonetti por ejemplo. El corte es impecable, la atmósfera retro futurista está muy lograda pero me quedo con la intriga de saber qué hubiera pasado si se hubieran metido qué se yo, voces guturales sampleadas o tirar hacia el palo Industrial de algunas viejas bandas. Con todo, la guitarra no se limita al acompañamiento y hace sus pinitos junto al bajo en un remedo de la etapa media de los Tangerine Dream y la sensación general en la música es de amenaza inminente, de VHS apolillado y de olor a carátula con moho.
Conformen avanzan los minutos, una melodía redentora imprima la música (minuto 5 o así), se aceleran la batería y estamos de lleno en un Arcade de 16 bits para arriba. ¿Conclusión general? Muy notable subida de nivel y muy, pero que muy intrigado por futuros trabajos y hacia dónde puede dirigirse esto. Quizás las pistas vengan con la entrada de lleno en el Noise del minuto 10 en adelante demostrando que este par de músicos a estas alturas pueden (porque saben) grabar prácticamente lo que se les antoje. Luego... descenso pastoral al estilo Kosmische y un fin de fiesta.... violento.
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