sábado, 24 de septiembre de 2016

MICRORESEÑAS DE A DURO (26)


SIETE HORAS DE VIDA - SILVER KANE (SELECCIONES SERVICIO SECRETO BRUGUERA 192, 1966)

Fantástica novela de Kane que no deja un segundo de respiro. Dos reos en el Corredor de la Muerte esperan ser ajusticiados al no llegar el indulto (uno de ellos inocente y embaucado por el otro), mientras asisten a un desfile alucinante de personajes magníficamente descritos por Kane... desde el empresario que pide que donen sus cadáveres para el estudio de la electricidad en los cuerpos (conocido como El Buitre de Sing Sing) al mismo alcaide de la prisión. Jackie Morgan consigue fugarse in extremis mientras Tedell Martins, inocente, queda en espera de las seis horas más largas de su vida hasta que lo ejecuten en la prisión de Sing Sing

El FBI llama a uno de sus más controvertidos agentes, el gigante Lambert de oscuro pasado, que armado con una Lüger empieza su particular contrarreloj de la que no quiero desvelar nada más. La forma de escribir de Kane es tan adictiva que uno no puede parar de leer, y a pesar de algún que otro error fruto de las prisas y falta de espacio, la novela es una de esas joyas que guardan la novela popular. Toques de poliziesco en la forma de narrar (la novela está narrada a tiempo real) y bocetar los personajes, estamos ante una novela que probablemente podría haber sido llevada al cine con todas las de la ley. De diez.


EL MAL INFINITO - CLARK CARRADOS (SELECCIÓN TERROR BRUGUERA 360, 1980)

Los ingredientes en una novela de terror de Carrados suelen ser siempre los mismos; herencias o botines, damiselas en peligro, narcóticos, máscaras y artilugios... en definitiva, eso que llaman Scooby Doo en las novelas de a duro. Un escritor llega a una zona del sur de los Estados Unidos para investigar una vieja enemistad familiar, encontrándose con viejas leyendas de monstruos y acontecimientos que se remontan a la época de la Guerra de Secesión.

El caso es que la novela no está mal escrita, incluso diríamos que es más entretenida que otras del autor, destacándose incluso el buen clímax al principio de la novela. Pero claro, esto es un Carrados, y pronto empieza a desmoronarse todo y a descubrirse el berenjenal. Portada de Desilo y tal como digo, quizás algo más correcta que otras del autor, con algún que otro momento de vergüenza ajena a lo Mariano Ozores (la escena en que el protagonista duda de si darle un pellizco en el trasero a una de las protagonistas) y otros mucho más conseguidos (la escena del asesinato con la cometa es realmente un acierto del autor). Con todo, se deja leer bastante.


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