¿Puede un disco ser peor que la droga?... o planteado de otro modo: ¿puede un disco joderte la mente mas que el LSD?...
WOODEN SHJIPS son una banda de San Francisco digna heredera del rock psicodélico garajero nacido en SAN FRANCISCO en la década de los 60, donde proliferaron un buen puñado de músicos inquietos poderosamente influenciados por el uso del cannabis, el LSD, la mescalina y otras drogas alucinógenas. Pero WOODEN SHJIPS van mas allá, imbuyendo a su sonido de altas dosis de hipnotismo merced a su devoción al KRAUT alemán y al rock espacial.
Hasta ahora contaban con dos discos autoproducidos y un par de recopilaciones de singles y temas inéditos y dificilísimos de encontrar debido a su escasísima tirada en forma de 7", eps, singles, colaboraciones...
Es con este nuevo disco de 2011 donde han puesto toda la carne en el asador, recurriendo a SONIC BOOM en la masterización (SPACEMEN 3) y a PHIL MANLEY en la grabación y mezcla (THRILL JOCKEY RECORDS) para dar forma y color a su sonido.
WEST es un disco cíclico, de minutaje perfecto (37:37) donde no falta ni sobra un solo segundo, y que funciona como un todo perfecto donde el principio es seguido del final y el final siempre encuentra su principio. Dicho de otro modo, WEST es una cápsula de droga sonora perfecta y pulida que desde el primer segundo del primer tema que abre el disco: BLACK SMOKE RISE, nos hace saber que estamos ante algo grandioso y dolorosamente perturbador. BLACK SMOKE RISE nos hace elevarnos como el humo de añejas fábricas de la costa de San Francisco... nos hace sobrevolar su costa tal y como se nos muestra en la tremenda portada del álbum, con una maravillosa foto paisajística del puente de San Francisco. Espacial y dolorosamente lisérgico, soñadoramente ácido y con unas voces cuasi recitadas que rememoran al Jim Morrison mas místico e introspectivo, este primer tema se nos disuelve en las neuronas como un Valium sublingual, gracias a sus sutiles capas de sonido, con un poderoso y lisérgico riff de guitarra arropado por el constante sonido cósmico del distorsionado HAMMOND. CROSSING y su sonidillo de cascabeles es la banda sonora perfecta del baile de graduación del verano del 62; todos con nuestros cadillacs aparcados en la puerta del gimnasio y el pelo empapado de brillantina. Este segundo tema suena a guateque perdido en el tiempo, con un ERIK "RIPLEY" JOHNSON poseído por una mezcla de Bowie, Bono y un sedado Mick Jagger mezclados con aires Country... enajenado, eso sí. LAZY BONES es machacón, duro e intenso como una patada en una fimosis recién operada; hipnótico y bailable a partes iguales, con un riff de guitarra de 3 o 4 notas y una batería machacona que amenaza con no cambiar nunca el compás, hasta que se doblan las guitarras y surge un riff ácido de guitarra que planea sobre la sobresaturada capa de sonido de guitarras, bajo, batería y teclados a lo HAMMOND.
HOME es quizás menos espacial aunque más rockera y garajera, con una deliciosa melodía a medio tiempo mas asequible y directa que los previos cortes. El vuelo ha conseguido altura y ahora sobrevolamos tranquilamente el puente de San Francisco justo por encima, observando el intenso tráfico de coches donde nos parece observar a un jovencísimo y casi adolescente Harry Callahan persiguiendo a un coche negro sin matrícula...
FLIGHT es uno de los temas mas poderosos del disco, repleto de ambiente Kraut y capas y capas de sonido que se superponen creando una bestial amalgama de detalles. El Hammond es lo mejor del tema, que suena a THE DOORS hartos de mescalina y gastando sus últimos ahorros en un casino de las Vegas. Guitarras planeadoras, batería y bajo machacón... no se, se me vienen a la cabeza los míticos GERMAN OAK pero mas detallistas y cósmicos, quizás por lo repetitivo e hipnótico de los temas, a la par de la oscuridad que transmiten, aunque bien pensado, suenan a cualquier banda mítica KRAUT a la vez que a ninguna, y es que la originalidad del sonido de WOODEN SHJIPS radica en sonar a todo y a nada al mismo tiempo.
La voz continúa susurrante y seductora, incitándonos continuamente en la orgía sonora de la que estamos participando y que parece no tener fin, pese a la corta duración del álbum.
Con LOOKING OUT volvemos al rock salvaje, a los amplificadores saturados y a punto de colapsarse. Volvemos en definitiva al rock psicodélico mas primitivo y directo de unos 13th FLOOR ELEVATORS que ensayasen en un olvidado garaje de una urbanización perdida en California, abrasados por las altas temperaturas y con los cables a punto de derretirse. LOOKING OUT es un single perdido de un bar de camiones al borde de la carretera, donde sirven tarta de arándanos y todo el café que quieras... siempre y cuando le des un pellizco en el trasero a la camarera y mastiques tabaco.
RISING pone el broche de oro al disco para terminar como empezó: sobrevolando la Bay Area de San Francisco. Mas distorsión, mas fuzz, mas guitarras con wah-wah, mas órganos a punto de explotar... todo el garaje reverbera con el analógico sonido de los amplificadores de una desconocida marca de equipos musicales. La cerveza ya está caliente pero es suficiente para que traguemos la última píldora sonora. RISING es la fiesta después de la fiesta, el colocón de después del colocón... es despertar de un mal viaje para averiguar que éste no ha hecho mas que empezar, porque lo acumulado en el organismo es suficiente para volver a despegar. RISING es lánguido, opresivo y nocturno como visitar un pueblo perdido de la RUTA 66 a altas horas de la madrugada, con la rueda delantera de nuestro coche pinchada y obligados a pasar la noche allí..
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Para terminar, aseguraos que el disco gustará a quien no haya gustado de esta reseña, y tened por seguro que si os ha gustado la reseña, el disco no os gustará... ¿NO ME COMPRENDÉIS?... ¿ACASO NO AVISÉ AL PRINCIPIO QUE ESTE DISCO JODÍA LA MENTE?.