viernes, 26 de diciembre de 2025

SEAORM - "ATLAN" (OXTOBERXART RUS08; 2025)

Hablaros de Ángel Ontalva podría llevarme días. Guitarrista de alcance internacional, compositor, pintor e ilustrador que ha exhibido obra tanto en Rusia como España (os dejo enlace a su portfolio para que se os caiga la mandíbula de cuajo) y con una larga, fructífera carrera dentro tanto de la música Progresiva (para las enciclopedias de música quedan sus discos con October Equus, cuyo disco Presagios reseñé hace ya la friolera de cinco años pero es una banda que conozco desde hace dos décadas) como la improvisación libre, el Rock en Oposición o los acercamientos a una especie de síntesis con el Space Rock junto a la banda rusa Vespero, precisamente de cuya base rítmica (Ark e Ivan Fedotov) nace SEAORM y este Atlan, a la sazón su cuarto álbum. Por supuesto hablar de Ontalva está unido a su sello OctoberXart (aquí) donde tenéis prácticamente la totalidad de su corpus musical. 

La forma de tocar la guitarra de Ontalva es muy personal, asombrosamente limpia (huye de esas distorsiones engañosas sin sentido que pululan en todos los estilos del rock) y quizás definirla me haga incurrir en errores de novato. Cálida y expresiva, a medio camino entre lo melódico y lo abstracto, con una poderosa capacidad (aquí entra tanto la improvisación como la composición) de crear pasajes charolados; me encanta esa palabra porque el alquitrán y la lluvia distorsionan la realidad que refleja y esa es para mí una de las grandes cualidades de su manera de tocar la guitarra.

Se acompasa a la perfección con una base rítmica (en este caso como digo bajo, sintetizadores y batería) brutalmente caleidoscópica, dotada de una sensibilidad psicodélica apabullante y que te deja absolutamente exhausto con sus giros Noir en los 23 minutos de la apertura del homónimo y expresionista "Atlan" (todo el disco está marcado por la influencia del sonido en el `expresionismo alemán´ o esas desconocidísimas obras maestras sonoras del cine mudo, inclusive esos claroscuros de la impresionante portada). 

De inicio pausado, mezcla cierto sinfonismo de teclados con el Psych crepuscular pero mucho más estilizado; atonal andamiaje Zeuhl y Fulcanéllicos adornos R.I.O. acaban por consolidar un adictivo tema que se va abriendo como una bala de punta hueca. La guitarra puntea, se desliza y declama para rebozarse con unos sintes burbujeantes / espaciales (sin definirse... lo mismo suenan Kosmische que Ambient) que te vuelan la cabeza mientras la guitarra aporta sensación de improvisación contenida e inteligente diametralmente lejos del onanismo solista de otros guitarristas y es que Ontalva, a pesar de los años que lleva en el cotarro `dialoga´ constantemente con el resto de músicos con los que colabora, es este caso con un bajo inventivo, insistente y percutor que junto a la batería de Ivan rozan el Motorik del Kraut. Definir esto es complejo porque a ratos puede sonarte a Univers Zero y al siguiente, en plena orgía de teclados tipo mellotron (ojito al minuto 5 en adelante porque son soberbios), marcarse un pasaje de Cool Jazz `avanzado´. 

Si hay algo que me sorprende en estos minutos iniciales es que hipnótica forma de tocar de la base rítmica... circular (casi un loop) y el uso infecto contagioso de Ark Fedotov de unos sintes están siempre presentes (quizás más en un segundo plano, cosa acertada) y de un privilegiado virtuosismo al bajo. A ratos Thriller Noir tecnológico, en otras pesadilla onírica benzodiacepínica, "Atlan" se va desarrollando a modo de suite con una coherencia tal que podría haberse alargado y constituir un solo disco en sí mismo. Imposible separar la música (ecléctica y muy personal) de las imágenes mentales cinematográficas que evoca en una especie de film inexistente (de alguna manera, no me quito de la cabeza el proyecto americano SLEEPBOMB del que os he hablado un par de veces por estas lides). 

Sigue (creo que no necesita presentación el nombre) "Orlok". Tenebrista y entrando de lleno en el `expresionista´ uso de los instrumentos creando un sobrio y claustrofóbico clima que se desliza sobre un aletargado tempo, espaciadísimo y de afinación tan particular de los instrumetnos que acaban deformándose haciendo que cuerdas, teclas y sintes parezcan ululantes vientos.... asombroso. Caídas en picado recuerdan a la clásica contemporánea, a Penderecki y sobre todo, al angustioso submundo fílmico de Bernard Herrmann. Los teclados, loops y sintes en el fundido final a negro del corte son puramente deudores de esos proyectos tipo Zoltan o de sellos como Cineploit. "The Dream of Allan Gray" (el protagonista de la surrealista cinta de Carl Theodor Dreyer de 1932, Vampyr) se compone de cuatro temas enlazados que se abren con "Courtempierre"; iniciales subrayados de guitarra intimista dialogan con abstractos sintes muy experimentales que gorgotean como una máquina que intenta humanizarse en algo antropomórfico. 

(VESPERO / ONTALVA)

Pátinas de texturas y metronómica batería que se va abriendo paso (sin prisa) junto con el bajo y cuando vienes a darte cuenta, estás metido de lleno en un potente Space Rock que te explota en la cara mezclándose con el Rock en Oposición de tintes más oscurantistas; vuelvo a traer a la palestra a Univers Zero o Shub Niggurath pero quizás con un toque más jazzístico.... imaginad a Grant Green en una versión Lovecraftiana alternativa. Contrasta todo con el Funk ingrávido y Progresivo aero espacial de "Peg Leg"... sincopado e infeccioso Jazz hipnótico (realmente todo el álbum es hipnótico y con sustrato jazzístico) como una versión maligna de On the Corner de Miles Davis

Eso en inicio porque luego todo se va barroquizando, con Ontalva transformando su guitarra en un Telégrafo alienígena hasta que se pierde pie con la dupla "Léone" y "The Old Mill", donde SEAORM parecen invertir a placer el sentido de las notas (derecha e izquierda dejan de tener sentido) y abogan por entrar de lleno en una mini Jam de Impro Psych Jazz que quita el hipo en inicio para luego desarrollar todo tipo de subtramas de una complejidad que asusta pero que siempre mantiene ese aroma lisérgico que tanto estimula mis neurotransmisores. Abruptas irrupciones sombrías del teclado impriman a Atlan del cariz propio del cine de Horror clásico... una complejidad tal que es preciso múltiples escuchas para sacar todo el jugo a Atlan"Stalker", con Ontalva también al bajo, cierra el disco por todo lo alto. Son el equivalente musical a unos épicos títulos de crédito. Distinta, casi bailable y electrónica en las bases rítmicas y con aroma / regusto a algo así como si Tomita hubiera tenido una banda de AvantJazz. Puedos seguir escribiendo pero creo que a estas alturas sobran las palabras para uno de los mejores discos que llevo escuchados este año. IMPRESCINDIBLE.


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