Tres de los miembros originales de The Black Heart Rebellion deciden formar el proyecto TAKH a raíz de su colaboración con Annelies Van Dinter (Echo Beatty) en el disco People, When You See The Smoke, Do Not Think It Is Fields They're Burning. Varios años después y una pandemia de por medio, fichan por el insigne sello Consouling Sounds (AmenRa, Nadja, Gnaw their Tongues...) para editar su debut mismamente llamado Takh y dejarme con la mandíbula prácticamente colgando.
Tras una escucha atenta me quedé prendado de este proyecto y tras mil vicisitudes hace unas semanas me llegó la promo en Cd (hay también edición en vinilo). TAKH son difíciles de clasificar y tienen una aura espectral que bebe tanto del viejo Doom Metal europeo como de esos clímax de fuerza inusitada de los últimos Swans. Intensos pero con una pátina funesta en sus melodías, los belgas han conseguido dejarme varios días con su disco sonando en bucle con su carácter cuasi litúrgico (referencial sería compararlo con Woven Hand y Eugene Edwards sin duda, o esos ambientes folkies de los Crumbling Ghost, los últimos Pombagira o viejos proyectos como Canaan, This Empty Flow y muchos más). Para mí, la etiqueta Post ya sabéis que no es moneda de cambio así que intentaré usarla lo menos posible.
A nivel técnico, el álbum se graba y mezcla en JETSON para posteriormente masterizarse por Jerboa Mastering, mas el artwork de Corbin Mahieu que procesa una fotografía de D. Appeldorn (un risco en la montaña Ratitovec de Eslovenia) para crear ese aire amenazante que tiene toda la música de TAKH. A nivel conceptual, si bien no es algo premeditado, todos los cortes parecen girar sobre el tema del `renacimiento y la transmigración´, la identidad personal o los cambios vitales. A propósito de todo esto, otra de las cosas que me han resultado más curiosas de la hoja de promo es el hecho de que citen como influencia films tan dispares como Apocalypse Now, la seca y brutal Infinity Pool o la violenta y nocturna (mántrica para los ojos) You Were Neve Really Here; todo ello unido a las pinturas del Bosco o la filmografía de Jim Jarmusch tejen una pátina de extrañeza (ciertamente a veces Lynchiana) que imprima de negrura a un álbum que ciertamente se etiqueta en todos sitios como de experimental pero que a la postre rezuma una melancólica sensación de amenaza en lo cotidiano.
La hipnótica "Salomonne" abre el disco con un lejano cántico que mezcla el throw singing con lo celta. Extrañas percusiones tribales y ruidos ambientales (podrían recordarte a los excelentes United Bible Studies) desembocan inexorablemente en una melodía pegadiza que te mece como una nana decrépita. Suenan ecos a los Swans en la potencia de la guitarra y las plúmbeas ráfagas de la base rítmica, auténtico bastión que te taladra a ritmo de himno mientras un órgano o parecido irrumpe otorgando el puntito litúrgico / chamánico necesario para que el cuerpo despegue. La voz, que empieza introspectiva, acaba escupiendo mugre e intestinos al más puro estilo Gira aunque bien es cierto que no me quito de la cabeza (tanto por música como puntos equidistantes) a la intensidad espiritual de Woven Hand (sobre todo en The Threshing Floor).
"Drôme" pone algo de pausa con instrumentos de cuerda a cargo de Patricia Vanneste. Ruido de cascabeles marcan el paso a la homilía vocal que tiene cierto toque a bandas góticas como los italianos Canaan, los últimos Anathema, This Empty Flow o cosas del sello 4AD. Voz masculina y femenina se unen de forma preciosista para darnos uno de los momentos más bellos y lánguidos del álbum en un letárgico, oleoso y abotargado tempo que se desplaza con la majestuosidad de una serpiente en el crepúsculo de un desierto antiguo como la misma humanidad.
Sube la intensidad alcanzando incluso tonos sinfónicos. Sublime como sublime es ese toque a Shruti Box / harmonio que parece brotar del inicio de "Azure Blue". Profundamente armónico y plagado de detalles que se captan mejor con auriculares, la letra es puro y genuino Folk Ancestral... un Country Doom Folk que te empala el alma hasta hacerte sangrar líquido cefalorraquídeo. Vellos como escarpias en los trémolos abigarrados de la límpida guitarra (o banjo, no estoy seguro), el drone que brilla en la retaguardia o esos cascabeles metálicos que me vuelven loco. Imposible no acordarse del fabuloso disco homónimo de los londinenses Crumbling Ghost.
El colofón lo ponen los 10 minutos de "Hair of a Horse´s Tail". Apertura siniestra como un Requiem, destaca la voz de Annelies al más puro estilo Dark Ambient Folk. El bajo entra para acompañar el opresivo y claustrofóbico fondo con grávidas notas espaciadas y mántricas... una oda a la tristeza que se toma su tiempo en ir arrancando... sin prisas, simplemente con la propia inercia con la que se exhala la vida. Como una respuesta desde el otro mundo, la voz masculina (no la tengo identificada) te amortaja en vida hasta que todo se va dirigiendo a un lugar camaleónico que podría tanto pertenecer a Portishead como a The Gathering. Imagínate a 16 Horsepower o a Wovenhand ultra cargados de benzodiacepinas al filo de un acantilado tocando a destajo a una eterna noche mientras el mundo se va desdibujando en una espiral que te traga y traga.... las letras, todo un homenaje a la descomposición física y espiritual, subrayan, elevan y apostillan el que para mí debiera ser candidato a disco del año.
Terroríficamente imprescindible.
https://consouling.be/release/takh
https://takh.bandcamp.com/album/takh