sábado, 29 de diciembre de 2018

ÚLTIMAS PALABRAS DE 2018: REDACTIONIS BLASPHEMANTES....



Como las listas del año son una mentira, qué mejor que divagar un poco sobre la escena musical patria en la medida en que mis conocimientos alcanzan. Sin dar nombres ni demasiados datos, sólo reflexionar y conectarlo todo con la escena internacional pero sin muchos quebraderos de cabeza.

Bien, lo que está claro, clarísimo es que estamos en un grado de fertilidad en todos los estilos que a este ritmo será casi imposible seguir varias escenas a la vez y profundizar en cada una de ellas. El metal extremo no inventa absolutamente nada, pero sí que se reinventa para la ocasión intentando dar una imagen de sobriedad acorde con los tiempos que corren. El discurso no es más complejo que en otras décadas, aunque no paren de salir artículos y libros conectando la escena metal con no se qué diantres del Lovecraftianismo y los Tentáculos. Puestos a pensar, me resultan más iniciáticos los mismísimos VOIVOD y sus letanías tecnológicas Ballardienses que esa flema Neo Post Blacker de cabalgar agujeros negros.

Hace la friolera de 27 años que me leí mi primer libro de Lovecraft y aunque las corrientes metaleras del momento lo usaban ya (y en el Zeuhl, el R.I.O. y otros estilos), no se le daba el estatus intelectualoide que está adquiriendo en estos últimos años, hasta el punto de que oigan, parece que lo mismo R´lyeh es la playa donde algunos y algunas veranean y no lo saben. Es como el nacimiento de los superhéroes... nacían por entonces el miedo a lo ultraterreno, a las radiaciones y el peligro de lo nuclear, impregnándose la cultura popular de todo ese sustrato.

¿La diferencia?... pues que era algo primerizo, con gracia y tal. Claro, es que tengan ustedes en cuenta que la edad no pasa en balde, y los monstruitos y los paradigmas del terror (sonoro) hay que irlos modificando, so pena de que todo decaiga demasiado. El Doom/Death es cosa de nostálgicos, el Black mientras más pseudo nihilista (pero de mentirijillas) mejor, y el Death... bueno, el Death sobrevive muy mezclado.

Agudicen sus orejas y notarán que son las mismas propuestas con mejores, ultraterrenales producciones de estudio y puestas en escena de esas que encogen el esfínter. Lástima que por lo que a mí respecta, y salvo honrosas excepciones, el metal lovecraftiano y todo lo que lo rodea, véanse cartelerías, portadas, letras y demás, pues nunca llegará a la altura de qué se yo... la obsesión de ELECTRIC WIZARD por Ceremonia Sangrienta de Grau.

Es que cuando uno usa demasiado una fórmula entra dentro del terreno de la homeopatía, y eso es peligroso porque qué haces luego, ¿cambiar de buenas a primeras?. Todo está inventado, y desde el discurso supuestamente intelectualmente maligno de los ACKERCOCKE a la cruz invertida en la frente de GLEN BENTON (entónese esto con el ritmo de una canción de BRUJERÍA: Aaay, que ya cumpliste 33 y no lo hiciste, para qué lo dijiste!!!), aquí en nuestras fronteras vamos siempre a pasitos lentos, y lo único que afortunadamente este año ha bajado bastante es la cantidad de clones de bandas Post Rock de fuera. El rock instrumental para barbudos ME ABURRE, LO SIENTO.

Por cierto, gracias al tremebundo auge de la tecnología me estoy comiendo con papas más de una banda que luego acaba por ser todo simple imagen. Genial cartelería, geniales camisetas, fotografías y posturas que ríanse usted de sus Guitar-Heroes, pero luego trabajos y discos muy, muy pobres. Por contra el Progresivo se alía con el Kraut, la Psicodelia y otros menesteres rockeros para dar a luz auténticos monstruos. Es alucinante el alto nivel de las bandas de estos estilos y una lástima que no tengan más repercusión mediática y euros, que hay que comer un poco también.

Por cierto, están adquiriendo cada vez más peso los Diseñadores Gráficos por encima de ilustradores y fotógrafos, así que los diseños de los discos de metal están ya un poco vistos, especialmente si tocan el Stoner. Según mi humilde opinión, los diseños más potentes son los que tienen a partes iguales trabajo de ilustración o fotografía y luego diseño gráfico... es decir, eso de coger imágenes y darle mil capas y filtros pasará factura cuando pasen los años (acordaos del daño del Photoshop noventero en los diseños).

Es el problema de usar la tecnología al 100% en un trabajo; pasa el tiempo y se pone todo en evidencia. Otro problema es que si el refrito de Fantaterror hispano no existiese, no sé qué diablos haríamos. Estamos enclavados en la imagen Occult y no es que canse, es que entra por mis retinas sin provocar sensaciones. Inocuo. Falso. Un poco más de garra y arriesgarse.

Finalizando el metal, hay algo que no cambia año tras año. En los conciertos la peña prefiere mucho más pillar la camiseta al disco.

Pasando a la improvisación libre, este año me he aburrido como una ostra. Esto de ponerse los apellidos y editar matemáticos discos de saxo, baterías o lo que sea... pues no me llaman. La SPONTANEOUS MUSIC ENSEMBLE ya puso las matemáticas boca arriba en la música antes casi de 1969, y el alma del Free Jazz me entra mejor cuando está vestido de Funk, o de alma negra a lo ESPDISK, IMPULSE, DELMARK, NESA y otros sellos. Dicho de otro modo, los y las improvisadores en el Free posiblemente sabrán que no sólo no hacen nada nuevo, sino que en algunas ocasiones aburren y mucho. 

Algo parecido pasa con la ElectroAcústica, género que se ha puesto muchísimo de moda por la amplia disponibilidad de recursos que hay hoy en día y a recordar a los grandes maestros patrios. En este caso hay propuestas muy interesantes pero para el aventurado arqueólogo se hace imprescindible una guía para diferenciar el morralleo de la genialidad. Se edita demasiado y eso es un gran problema en todos los estilos.

La electrónica en este país tiene una identidad especial y va a su rollo ya que no se vive ni come de la música, y menos de la electrónica. Así que al no haber ataduras, cualquier cosa puede valer y están saliendo artefactos de gran calibre que por desgracia no llegarán demasiado lejos de nuestras fronteras por culpa de la sobresaturación otra vez. Mención especial a la aleación electrónica-electroacústica-freejazz e improvisación libre. Aquí si que están saliendo cosas muy potentes mediante diluir la figura del improvisador virtuoso y darle más importancia y envergadura al conjunto.

Volviendo al cacharreo y el potenciómetro, hay sellos que están haciendo una grandísima labor reeditando obras pioneros ruidistas, improvisadores o grupos de culto. Tenemos un patrimonio tremebundo y no puede caer en el olvido aunque eso sí, un cerapio para los sellos que intentan venderme la misma grabación en distintos recopilatorios. Se puede alargar el asunto demasiado y opino que aunque el formato recopilatorio era excelente en los 80, y algunas grabaciones aguantan el paso del tiempo en versión facsímil, no es de recibo ahondar en la subcultura electrónica de este país con recopilatorios y recopilatorios que nunca acaban. Si tienes los derechos de tal o cual grupo, pues saca de una vez un integral y déjate de sacar los cuartos al personal.

Cambiando diametralmente de discurso tenemos el formato. Un leve declive de lo digital para equilibrarse con un tramposo formato físico. ¿Tramposo por qué?... pues porque si te gastas los cuartos en un producto, debe de ser honesto. El CD-R es un formato combativo muy asequible y no me vale que fulanito o fulanita te ha masterizado el disco aquí o allá y que por eso lo cobras a 15 euros. Luego cuando te los comas con papas no te quejes.

Tampoco es de recibo irse a un rastro, comprar mil cintas de cassette abrasadas por el sol y venderte feunas grabaciones que no tienen el sonido real de una cinta. Un ejemplo tonto: el otro día andaba yo paseando y me metí en una pequeña tienda de un tipo que arregla tecnología analógica, y allí estaba él escuchando una viejísima cinta en una pletina Telefunken más vieja que Matusalén y os puedo asegurar que aquello sonaba A GLORIA. El sabor del casete se pegaba al paladar en sus matices plomizos. Sin embargo, coger un disco que suena del carajo en digital y pasarlo a cinta en tu habitación, pues como que no tiene nada que ver. Otra cosa son las cassettes que sellos semiprofesionales se están encargando de editar, muy trabajadas y que como objeto son un puntazo.

Una cosa que no debería hacerse es reeditar en cinta trabajos que llevan 20 años descatalogados o más. Está bien eso de hacer un facsímil imitando a la edición original, pero seamos sinceros, la cassette no es formato para reediciones DE CULTO.

El vinilo es engañoso. NO, NO SUENA IGUAL NI DE COÑA aunque tengas un equipazo tremendo. Cualquier vinilo mal prensado de los 90 le pega diez patadas a estas aberraciones que están sacando los sellos. Seamos honestos, yo el primero. Lo compro pero sé que me están engañando, que eso no es un vinilo. Pruebas tengo muchas... a ver, he tenido acceso a muchos Másters de reediciones y cuando los meto en el ordenador todavía me salen las portadas antiguas (o sea, que son las mismas versiones volcadas al plástico).

SI NO HACES UNA NUEVA MASTERIZACIÓN o algo, no sonará con (para bien o para mal) las características indisolubles del vinilo. Tienes el artwork grande, tienes el postureo guay, tienes el objeto... pero ya está. Esta es la razón por la que los vinilos de algunos grupos que editan en Alemania y otros sitios son tan caros. Llevan masterización especial y abordaje distinto y amigos y amigas, ESO HAY QUE PAGARLO. El futuro dirá qué diantres pasa con un formato algo peliagudo. Me duelen las entrañas ver fotos de giradiscos tremendos y el nuevo disco de tal o cual banda ahí sonando con el mismo tratamiento para el cd que para el vinilo... y la peña autoinculcándose paradigmas que ya no nos pertenecen (si tenemos más de 40 vale, si no pues a nuestros ancestros).

Por todo lo anterior, este ha sido posiblemente el año que más Cds haya pillado. Una auténtica barbaridad de ofertas que no exceden los 5 o 6 euros y yo tan contento. Eso sí, vinilos he pillado a tutiplén, pero siendo consciente de lo que hago y nunca excediéndome de un precio la mayoría de las veces barato. Mea culpa, caga vinilos.

En definitiva, creo que una convivencia sabia de los tres formatos puede ser el futuro.

La prensa musical no sé si existe. De este tema no quiero hablar demasiado. Se editan libros muy, muy malos sobre música en este país y las revistas en general no son potentes en demasía (hay que abogar por la Revista especializada en un género o dos, no en batiburrillos infernales que nada aportan y cuyos contenidos se subastan al mejor postor) pero menos mal que tenemos grandes editoriales que están apostando por textos que llevan mucho tiempo descatalogados o sin traducir. Traduciendo muchos de estos libros algunos aprovechados que llevan estirando la mecha literaria gracias al copieteo serán puestos en evidencia... o no, que tampoco es que España sea un país de mucha lectura en general.

Sobre prensa digital amateur hay mucho tanto bueno como malo y como es sabiamente gratuita que cada cual opine lo que quiera.

Y poco más, puedes estar de acuerdo o no, pero para bien o para mal, este ha sido el último post del año.



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