"Tras su último trabajo, Jimmy Bobo (Sylvester Stallone), un implacable asesino a sueldo de Nueva Orleáns, sufre un ataque inesperado por parte de Keegan (Jason Momoa), una imparable máquina de matar que ejecuta sin contemplaciones a su compañero (Jon Seda). Dispuesto a vengarse, Jimmy se ve obligado a colaborar con Taylor Kwon (Sung Kan), un detective de la policía poco partidario de los métodos expeditivos. Sin embargo, pronto descubrirá que Jimmy es el arma más eficaz para acabar con una peligrosa organización que ha corrompido a la policía y a las altas esferas de una ciudad devastada por el huracán Katrina. (FILMAFFINITY)"
Ay, Señor, Señor... ¿por qué directores clásicos de los ochenta como WALTER HILL (EL LUCHADOR, CALLES DE FUEGO, LA PRESA, LÍMITE 48 HORAS...) se embarcan en proyectos como éste?. Diálogos planos, situaciones ridículas, caras de palo y un sinfín de clichés más en esta adaptación de la novela gráfica de culto de MATZ y COLIN WILSON.
Y es que ni siquiera el resurgir de SLY a sus 66 años de edad logra salvarla de la quema. Empieza bien, correcta... mucha violencia y crudeza que poco a poco se va transformando en la típica película (esto tendría que ser un género por sí mismo) de policía chino correcto y pareja incorrecta (aquí puede ponerse policía o mafioso o lo que sea), y es que ya tenemos un buen número de films con la misma premisa. Los chistes fáciles pronto empiezan a llenar los diálogos, y es cuando entonces todo se derrumba: MOMOA no parece un mafioso (es como un vikingo o bárbaro recortado de una peli de fantasía y superpuesto aquí... vaya, como si del rodaje de CONAN se hubiese pasado por el rodaje de A BULLET TO THE HEAD para echar una mano), STALLONE con la típica y estúpida relación con su hija (que ojo, ha llegado a primero de medicina que realmente no es nada y ya saca balas del cuerpo), SUNG KAN es quizás el policía con menos personalidad de la historia del cine (y de CHRISTIAN SLATER mejor no hablo), la escena de los baños prácticamente sableada a lo cutre de UNA HISTORIA DE VIOLENCIA de CRONEMBERG... todo un sinfín de sin sabores que sólo se endereza en la sempiterna lucha final entre MOMOA y STALLONE, la cual sí que he disfrutado merced a la descarga sudorosa de hormonas que tanto nos gusta a los amantes del cine de acción. Una pelea final como marcan los cánones de los ochenta, con hachas incluidas y guiños a COBRA por todos lados... eso sí que me ha gustado.
Seguidores se Stallone y cinéfilos de encefalograma plano aquí tienen su nueva dosis. Sólo para nostálgicos del cine de acción de los ochenta.
Ay, Señor, Señor... ¿por qué directores clásicos de los ochenta como WALTER HILL (EL LUCHADOR, CALLES DE FUEGO, LA PRESA, LÍMITE 48 HORAS...) se embarcan en proyectos como éste?. Diálogos planos, situaciones ridículas, caras de palo y un sinfín de clichés más en esta adaptación de la novela gráfica de culto de MATZ y COLIN WILSON.
Y es que ni siquiera el resurgir de SLY a sus 66 años de edad logra salvarla de la quema. Empieza bien, correcta... mucha violencia y crudeza que poco a poco se va transformando en la típica película (esto tendría que ser un género por sí mismo) de policía chino correcto y pareja incorrecta (aquí puede ponerse policía o mafioso o lo que sea), y es que ya tenemos un buen número de films con la misma premisa. Los chistes fáciles pronto empiezan a llenar los diálogos, y es cuando entonces todo se derrumba: MOMOA no parece un mafioso (es como un vikingo o bárbaro recortado de una peli de fantasía y superpuesto aquí... vaya, como si del rodaje de CONAN se hubiese pasado por el rodaje de A BULLET TO THE HEAD para echar una mano), STALLONE con la típica y estúpida relación con su hija (que ojo, ha llegado a primero de medicina que realmente no es nada y ya saca balas del cuerpo), SUNG KAN es quizás el policía con menos personalidad de la historia del cine (y de CHRISTIAN SLATER mejor no hablo), la escena de los baños prácticamente sableada a lo cutre de UNA HISTORIA DE VIOLENCIA de CRONEMBERG... todo un sinfín de sin sabores que sólo se endereza en la sempiterna lucha final entre MOMOA y STALLONE, la cual sí que he disfrutado merced a la descarga sudorosa de hormonas que tanto nos gusta a los amantes del cine de acción. Una pelea final como marcan los cánones de los ochenta, con hachas incluidas y guiños a COBRA por todos lados... eso sí que me ha gustado.
Seguidores se Stallone y cinéfilos de encefalograma plano aquí tienen su nueva dosis. Sólo para nostálgicos del cine de acción de los ochenta.
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