Tenía desde hacía tiempo una deuda de lectura con Drácula de Bram Stoker. Siendo un clásico ya tan trillado en cine, música, televisión, videojuegos, series... la verdad es que no encontraba el momento adecuado para leerme el libro. Pues bien, tengo que reconocer que me he encontrado con una gran sorpresa y lo que esperaba que se convirtiera en una lectura penosa y lenta se fue transformando poco a poco en amplio disfrute.
La novela está escrita al modo epistolar, es decir, que se compone de diarios, cartas, notas y demás que los personajes van escribiendo para al final obtener un considerable puzzle correlativo de unas 500 páginas. La técnica narrativa de Stoker es ágil, no recargándose demasiado para no frenar el ritmo de la lectura. Quizás para mi gusto un poco empalagoso hacia el último tercio de la novela, cuando todos los hombres protagonistas se vuelcan con Mina de una forma que a veces casi roza la ñoñería; para mí es empalagoso y por supuesto para otros será romántico y clásico... en fin, cuestión de gustos.
Mi parte preferida de la novela es la primera mitad, con la presentación del personaje de Drácula y la tremenda estancia de Jonathan Harker en el Castillo de Drácula en los Cárpatos. Destaco la descripción sensual de las tres vampiras que asedian a Harker y la forma que tiene Stoker de imbuirnos del erotismo del vampiro.
También encontraremos otras situaciones mas crudas y directas, como cuando los cazavampiros penetran en el mausoleo que guarda los restos de la No-Muerta Lucy para clavarle una estaca en el corazón, rellenarle la boca de flores de ajo y a continuación decapitarla... estremecedor.
Si tengo que quedarme con alguna película que represente lo que me ha transmitido la novela, para mí serían sin duda las protagonizadas por el binomio Peter Cushing - Christopher Lee en la británica Hammer... y es que cuesta no figurarse a Cushing como la figura del Doctor Van Helsing; y en cuanto a Christopher Lee... bueno, los que han visto sus películas de Drácula ya saben como le sienta al actor el papel del Conde.
No es de extrañar pues que la Hammer tuviera en la década de los 60 y finales tan tremebundo éxito al amparo de sus versiones de los clásicos, y con Drácula encontraron un filón.
Así pues, me alegro de haberme puesto al día con la lectura de este imperecedero clásico que leído de noche, lloviendo y al amparo de una vela, puede provocarnos más de un rato de desasosiego...
Acabas de tocar una novela con mayúsculas. Por lo menos para mi gusto. Hace muchos años que la leí y tengo que volver a hacerlo, pues me gustó muchísimo.
ResponderEliminarCon respecto a lo de las películas, las que comentas son magistrales, y son "fieles?" al libro... De todas formas la forma de acercarse de Coppola a Drácula, me gustó mucho... creo que retrató muy bien el ambiente (victoriano) del libro... quizá se le fue un poco la mano con lo de un Drácula tan romántico... en el libro aparece más como un cabroncete... je,je. Las pelis de vampiros dan para mucho... y entre ellas me quedo con clásicos juveniles de los 80 como Jóvenes ocultos, Noche de miedo y El baile de lo vampiros (que no es del estilo de las demás, claro), me traen recuerdos de tardes de viernes en casa de algún colega tras pasar por el videoclub y el kiosko. Un abrazo! Mirla-Chino
Un abrazo!!... coincido con todo lo que dices; los mitos se gastan y se retiran a la oscuridad pero siempre vuelven y resurgen. Los clásicos son los clásicos.
ResponderEliminarFriki-CHINO!!!
No lo sabes tu bien!!! Je, je
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