Ocurrió un día cualquiera. En una mitad del mundo la noche y en la otra mitad el día. Un segundo cualquiera de un minuto cualquiera de un día cualquiera. Sin avisar. Sigiloso y silente... El latido del fin del mundo..
El fenómeno que acabó con el mundo tal y como lo conocemos no fue producto de ningún cambio climático; ni siquiera de ningún arma biológica o nuclear o producto de alguna profecía bíblica del fin de los tiempos. Fue un fenómeno casual único e irrepetible. Efecto mariposa devastador.
Los latidos de los corazones de todos los seres vivos humanos y animales se sincronizaron producto del azar, latido mas latido cualquiera diría que era imposible aunar a un mismo ritmo miles de millones de corazones de todas y cada una de las características posibles. Latidos de bebés, de deportistas, de enfermos que agonizaban, de animales de la jungla, de pájaros y de peces... todos latiendo a un mismo ritmo, a una misma frecuencia estable de 85 pulsaciones por minuto...
Dicen que el latido de una mariposa en un extremo del mundo puede provocar un ciclón en el otro extremo de la tierra. Tal es el poder de la ley de la causa y efecto y tal es la ley que acaba con nuestra raza.
Segundos después de la sincronización, la reverberación provoca una tremenda grieta en la corteza terrestre. Las placas tectónicas no encuentran hueco y se superponen, provocando que el magma fluya por la superficie cual herida que no coagula. Titánicos vientos huracanados surgidos de la nada barren la epidermis del planeta, limando la superficie de materia y vida. Los mares se adentran por las grietas de la corteza y apagan el centro de la tierra, motor y corazón de la vida en nuestro planeta... se apaga GAIA.
El fenómeno dura 85 segundos tras la sincronización. 85 segundos en que la Tierra implosiona y desaparece. 85 segundos de la eónica vida del Cosmos...
Una posibilidad entre miles de trillones de posibilidades imposibles...
85 LATIDOS y EL FIN DEL MUNDO... pum... pum................pum..........................................
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