DIOS CREÓ AL HOMBRE, EL HOMBRE CREÓ EL TELÉFONO, Y EL TELÉFONO CREÓ AL TELEFONOADICTO........................................
El telefonoadicto es una nueva tribu urbana nacida a raiz del avance impresionante en telecomunicaciones que llevamos viviendo desde la última década, y se caracteriza fundamentalmente por una serie de particularidades:
En primer lugar, y cual adicto a drogas por vía parenteral, precisa hablar diariamente al menos una hora por teléfono para saciar sus ansias de comunicación. No importa con quién... no importa de qué... lo importante es pegar el aparatito a la oreja y parla que te parla. Conversar es su pasión y ponen el piloto automático hasta el punto de no necesitar de las normas básicas de la comunicación, es decir, no necesitan que su interlocutor les conteste, ni que les aseveren... NADA DE NADA Y MIENTRAS MÁS MEJOR.
En segundo lugar, el telefonoadicto tiende a contar minuciosamente con todo detalle cualquier pequeño acontecimiento de su vida diaria, repitiendo detalles hasta la saciedad para prolongar unos minutos más su droga diaria. No existen partes privadas de su vida, todo es susceptible de contarse y todo es contado religiosamente siguiendo un ordenado patrón que sólo ellos conocen.
El telefonoadicto también se caracteriza por no respetar ninguna hora sagrada del día: ni la hora de comer, ni la de acostarse... NO LE IMPORTAN TUS HORARIOS NI TU RELOJ BIOLÓGICO... si descuelgas el auricular, estás sentenciado...
Otra característica a reseñar de ésta tribu urbana es que no le importa repetir varias veces en el día la misma cantinela: primero llaman a una persona, luego a otra, y otra, y otra... la cantinela compulsiva puede repetirse hasta el infinito siempre que la comunicación telefónica se establezca.
El telefonoadicto es peligroso y está armado hasta los dientes, dispuesto a darle al dial hasta perder las huellas dactilares, si eres telefonoadicto y quieres curarte, prueba a callarte un par de horas al día sin emitir ni un sonido... DESCANSARÁS (Y LOS DEMÁS).
En primer lugar, y cual adicto a drogas por vía parenteral, precisa hablar diariamente al menos una hora por teléfono para saciar sus ansias de comunicación. No importa con quién... no importa de qué... lo importante es pegar el aparatito a la oreja y parla que te parla. Conversar es su pasión y ponen el piloto automático hasta el punto de no necesitar de las normas básicas de la comunicación, es decir, no necesitan que su interlocutor les conteste, ni que les aseveren... NADA DE NADA Y MIENTRAS MÁS MEJOR.
En segundo lugar, el telefonoadicto tiende a contar minuciosamente con todo detalle cualquier pequeño acontecimiento de su vida diaria, repitiendo detalles hasta la saciedad para prolongar unos minutos más su droga diaria. No existen partes privadas de su vida, todo es susceptible de contarse y todo es contado religiosamente siguiendo un ordenado patrón que sólo ellos conocen.
El telefonoadicto también se caracteriza por no respetar ninguna hora sagrada del día: ni la hora de comer, ni la de acostarse... NO LE IMPORTAN TUS HORARIOS NI TU RELOJ BIOLÓGICO... si descuelgas el auricular, estás sentenciado...
Otra característica a reseñar de ésta tribu urbana es que no le importa repetir varias veces en el día la misma cantinela: primero llaman a una persona, luego a otra, y otra, y otra... la cantinela compulsiva puede repetirse hasta el infinito siempre que la comunicación telefónica se establezca.
El telefonoadicto es peligroso y está armado hasta los dientes, dispuesto a darle al dial hasta perder las huellas dactilares, si eres telefonoadicto y quieres curarte, prueba a callarte un par de horas al día sin emitir ni un sonido... DESCANSARÁS (Y LOS DEMÁS).
Pues sí, la verdad es que sí. Muchas veces yo mismo pienso que debería deshacerme del móvil, pero luego recuerdo que de ese modo estoy más comunicado con ciertos sectores que de otro modo no estaría (trabajo, etc...) Lo que me parece más fuerte es el imperio que han creado las compañías telefónicas. Son unas auténticas cabronas que lo único que hacen es sangrar a sus clientes a través de falsas tarifas supuestamente económicas. Me dan ganas de mandar a la mierda a todas y tirar mi móvil por la ventana. Por cierto, la tía de tu cabecera de blog se parece a Paulina Rubio. Hoy estoy de mal humor. Este año puedo decir con la boca llena que no me gusta para nada la Navidad. He tenido mis dudas con respecto a estas fiestas que de niño tanto me gustaban. No me ha pasado con otras, que he tenido muy claro que odiaba (véase la Semana Santa). Sin embargo con la Navidad he tenido una relación amor-odio por esos recuerdos que tenía de niño, que hacían que la balanza no cayera finalmente en el NO. Pero ahora se acabó. La odio también. Me gustan los días normales, no los que tienen que ser especiales por motivos absurdos e impuestos. Que tengas felices días todos los días del año, todos los años, siempre que te dejen, puedas y pongas de tu parte para ello. Un beso.
ResponderEliminarTe respondo en tu blog...
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con el articulo, mucha gente se ha vuelto adicta al teléfono y mas en la actualidad.
ResponderEliminar__________________
Trabajo en IQOS MX