Tras un merecido descanso de un par de días me pongo con el texto de la gala de Clausura de FANCINE y es que el Jueves cuando terminé creía que sería incapaz de volver a enfrentarme a una pantalla del cansancio descomunal que acumulaba. Los alrededores del Cine Albéniz, lenta pero inexorablemente se van llenando de una ecléctica panoplia de público que hace una larguísima cola. En el ambiente se huele a redención, a nostalgia y a todas esas cosas. A la vez que tengo un dolor de espalda y cadera considerables, el cuerpo acostumbrado a la flexión contra la butaca me pide volver a sentarme y ni siquiera aguanto de pie en la cola sin moverme.
No me gustan las despedidas y es una de las razones por las que no suelo acudir a las Clausuras, pero este año he decidido ir y meterme el dedo en la llaga. Me siento en mi butaca y a los pocos minutos la sala está a reventar... en el escenario micro abierto, salen las integrantes del grupo C.A.O.S. del spot de este año y nos van amenizando la tarde. Se entregan los premios (podéis verlos aquí en la página oficial de FANCINE), se aplaude... y yo, sin darme cuenta, llevo un rato pensando cómo va a ser FANCINE 32. Tiene tela que la cabeza de uno no descanse ni un segundo, oigan. Y os hablaba de la cadera y de la inquietud de piernas que me sacude ominosamente haciendo que no pueda estar quieto un segundo en la butaca; me muevo arriba, abajo, contraigo el esfínter, lo relajo.... leñe, parezco las 4 marchas de un antiguo Renault 4L. Y ni por esas consigo reposo muscular.
Antes de pasar a analizar la película proyectada, es el momento de dar las gracias a toda la organización por el trato y por su buen hacer; por siempre tener una sonrisa en la cara y por tamaña gesta de levantar un festival de estas características. Ese buen rollo que hay se nota en los instantes previos en la caseta del merchandising donde observo cómo cada una de las personas que han estado involucradas se hacen fotos, abrazan y sonríen con esa sensación que dejan los grandes esfuerzos cuando han pasado y se han conseguido llevar a buen término. Gracias de corazón por tratarme tan bien, por dejarme un año más cumplir un sueño y hacer que fechas tan señaladas sean por y para vosotr@s. Gracias también a tod@s l@s compañer@s de Prensa por su heroico esfuerzo y sus escritos, a los trabajadores del Albéniz por no sacar el lanzallamas y extinguirnos (seguro que lo han pensado alguna vez) y a mi familia por permitirme estar prácticamente 9 días ajeno a todo lo que ocurre en casa.
Si el año que viene soy biocompatiblemente capaz y socialmente permitido, espero dar buena cuenta de lo que acontezca. De momento, disfrutemos del día a día y esta es la película que a duras penas ví (el cansancio era tan extremo que me costó muchísimo concentrarme):
The Pink Cloud (Iuli Gerbase; Brasil, 2021)
"Una nube rosa misteriosa y mortal aparece encima del planeta, forzando a todo el mundo a quedarse en casa. Aunque eran desconocidos, Giovana y Yago tratan de actuar como pareja mientras pasan años de confinamiento compartido. Yago vive en su utopía personal, Giovana se siente profundamente atrapada".
Película enormemente dramática sobre las utopías mentales en el confinamiento (del que hemos tenido ya una larga serie de films). Todo se sucede con tal calma que no puedo evitar distraerme un poco... en los créditos iniciales se avisa de que la película fue escrita en 2017 antes de los acontecimientos del Covid, aunque luego se filmara durante 2019. Por mis circunstancias laborales hospitalarias y por todo lo vivido hasta ahora, he de reconocer que he `adquirido´ una especie de aversión a toda muestra artística que tenga que ver con confinamientos, género que antes de todo lo vivido me parecía bastante original. Con todo, The Pink Cloud es un film de autor muy bien trabajado a nivel de actores, con una parte que incide en lo utópico (esas videoconferencias o videopartos...) pero que me chirría demasiado en su moralina.. debo ser yo que estoy ya cansado de apocalipsis varios y de utopías.
El recorrido psicológico de sus protagonistas es acertado pero el resto para mi gusto está ya manido y traído de vuelta. Si en la inauguración la comedia negrísima de Silent Night nos sacaba las sonrisas, esta The Pink Cloud me recuerda demasiado a acontecimientos vividos muy recientemente sacándome de ese tierno nido de la Ficción para llevarme de vuelta a una más que plausible nueva realidad. Por tanto, no siendo mala película en absoluto, hubiera preferido algo más masticable con la neurona que me quedaba. Pero ya digo, que para gustos, los colores.... y el rosa de la nube, todo hay que decirlo, era precioso.
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HASTA EL PRÓXIMO AÑO
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