jueves, 4 de enero de 2018

ATTHIS - "SENTIMIENTO OCEÁNICO" (CASSETTE AUTOEDITADA; 2015)


No puedo evitarlo. He aparcado muchas otras reseñas que tenía pendientes porque estoy atrapado en una especie de extraño bucle (temporal) en el que las notas fluidas, etéreas y clásicas del piano de RAQUEL MARTÍNEZ MUÑOZ marcan una fina línea (espacial) que se besa sólo suavemente con las deformaciones ruidistas de DAVID COELLO GARCÍA (DESDE LOS BOSQUES). 

Son ATTHIS (para más información sobre el concepto, podríais buscar los poemas del griego Sappho). Sé que el objetivo de la música no es lo lúbrico sino lo espectral, flotante y meditabundo pero juro por lo más sagrado que mis gónadas tienen vida propia en este mismo momento; una de dos, o están respondiendo al estímulo de la música o quieren rebelarse y emigrar de mi bajo vientre (afortunadamente me pasa a menudo y el cútter lo tengo bajo llave). Pero ojo, no nos humedezcamos antes de tiempo porque hasta cierto punto, en "Hildegard" imagino que se intenta dar salida a una especie de sobrio quiste litúrgico basado en la obra "Symphonia Armonie Celestium Revelationum (Sinfonía de la armonía de las revelaciones celestes) de Hildegarda de Bingen, aunque también pudiera yo estar desvariando y no vaya por ahí el tema. 

Como digo, la música del dueto madrileño se roza siempre en una extraña, no euclidiana tangente en la que parecen discurrir dos universos paralelos a priori completamente opuestos. Del neoclasicismo de un piano flotante al Dark Ambient Ritual de los procesos electrónicos de DLB. Es por todo esto que el collage electroacústico es la argamasa que une a todo el conjunto, con samplers vocales muy trabajados como en "Slow Black" en el que el texto de DYLAN THOMAS se apodera de tu mente como un mantra corrupto; o como tener un rosario de cuentas en la mano y notar que falta una pieza... o como pasarte de repente la lengua por una muela y notar que falta un jodido trozo. 


El sentimiento puede ser oceánico, pero lo abisal da miedo, querid@s lector@s, y si no me creéis poneos los auriculares en la perversa homilía "Máscara De Helechos", acidez repetitiva con los delays impertérritos del Monotron ejerciendo labores similares a las que una Shruti Box podría hacer en una Sloka hindú. El poder está en la insistencia y la repetición; en lo insidioso y crónico de una melodía que aunque nace para ser bautizada "corrupta", ATTHIS saben manejar los tempos a la perfección y sosegar el ambiente en soundscapes cargados de una bella latencia acústica a lo "Coda" o la bellísima y homónima "Sentimiento Oceánico".

El poder alquímico de su música está en el contraste, y daos cuenta que cito la palabra alquimia por una razón, y es que ATTHIS conjugan molecularmente las melodías para que lo "electro" case con lo "acústico" mas allá que una simple etiqueta. Es decir... lo electroacústico aquí se experimenta y no es un mantel sobre el que apoyar tu jodido portátil; "Sentimiento Oceánico" es una obra fina de orfebrería a caballo entre el Ambient y el Noise que pide subir la dosis a cada momento como en una carrera a larga distancia protagonizada por benzodiacepinas.

El resto lo dejo para que lo descubráis vosotros y vosotras en la plasticidad almizcleña de vuestras pútridas noches.

"It is Spring, moonless night in the small town, starless and bible-black, the cobblestreets silent and the hunched, courters'-and- rabbits' wood limping invisible down to the sloeblack, slow, black, crowblack, fishingboat-bobbing sea. 

The houses are blind as moles (though moles see fine to-night in the snouting, velvet dingles) or blind as Captain Cat there in the muffled middle by the pump and the town clock, the shops in mourning, the Welfare Hall in widows' weeds. And all the people of the lulled and dumbfound town are sleeping now."


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