Seis años ya desde que LOS 80 PASAN FACTURA me pusiera tras la pista de la Juan Belda Bit Band, y desde entonces, cuatro álbumes reseñados en profundidad y donde más o menos doy un repaso del enorme currículum de Belda. Por orden de reseñas, están No Encuentro la Tónica (Los 80 Pasan Factura / Altafonte, 2019), Carretera Mágina (Los 80 Pasan Factura / Fol Música 2016), La Rueda Infinita de Hans (Discos Necesarios, 2012) y I Love You!!! (Discos Necesarios, 2008). De la parte anterior más experimental de Belda solo puedo atestiguar los impresionantes ARTE MODERNO, y ya la etapa para mí desconocida más en solitario con discos como Desde el Hierro, el dedicado a la India en RTVE, su colaboración con Hugo Westerdahl o los primeros con Grabaciones Accidentales (Juan Belda, 1986 y La Pasión, 1990) sencillamente no he tenido la ocasión de escucharlos.
Era difícil superar a Carretera Mágica y No Encuentro la Tónica... pero es que este nuevo Moscas en la Playa es una auténtica delicia que mezcla el Rock Progresivo, el Jazz Rock, la Fusión, partes más Avantgarde y electrónicas con todo lo que se te pueda ocurrir, máxime si tu banda se compone nada más y nada menos de una plétora de músicos con un currículum que asusta. A ratos puedes centrarte en el Canterbury si te fijas en el uso sosegado la flauta, pero al rato están en terreno urbano y rompedor, abstracto y en picado propios del Rock en Oposición (sin ínfulas oscurantistas, eso sí). Decir Jazz-Rock porque haya saxos y bases rítmicas Funk deudoras de Miles Davis sería acotar demasiado así que bueno, lo mejor siempre sacar uno sus propias conclusiones. Lo que verdaderamente vertebra la originalidad del sonido de la Big Band es la camaleónica forma de manejar los teclados de Belda, teniendo siempre por bandera esos estilos New Wave que transitaba en los 80 y 90.
Algunos cortes son micro ecosistemas donde habita lo psicodélico en forma de un Space Rock urbanita que curiosamente puede recordar a los Mother Gong de su etapa media, y si hablamos de Jazz Contemporáneo los espaciales devaneos de los sintes de Belda crean grooves que me despistan por completo (ahora Funk, ahora marcianos), de alguna manera (no sé de cuál) conectados a la vanguardia catalana más soterrada pero por otra, al completarse con el sonido orgánico de una banda de jazz al completo, nunca se pierde la esencia del Jazz Rock setentero.
JUAN BELDA BIT BAND ahora mismo son (lo siento, si me entretuviera en el `corpus delicti´ de cada uno de los músicos no acabaría nunca y muchos de ellos ya son perros viejos de presa):
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* Juan Belda // Piano, synth, organ, guitar and tapes
** Juanjo Ortí // Saxophone Drum
*** Pelayo Arrizabalaga // Saxophone
**** Jorge Pardo // Flute and saxophone
***** Javier Colis // Guitar
****** Enrico Barbaro // Bass
******* Miguel Gil // Saxophone and Flute
******** Markus Breuss // trumpet
********* Samuel Tarraco // Trumpet
********** George Marti // Trombone
*********** Hugo Westerdahl // Guitar
************ Iñaki Araquistain // Saxophone
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Moscas en la Playa se compone, graba y produce por Juan Belda en Estudios Fonoelástica con algún corte rescatado del lejano 1987 y oro que es de Markus Breus. Oscar Herrador masteriza el resultado y la portada (`Coworking´) es de Ximena Bares. Producción ejecutiva de Francisco Macías (investigad este misterioso nombre, que anda detrás de muchas ediciones fantásticas en los últimos 15 años). El digipack lo diseña Madoka Belda y editan nuevamente LOS 80 PASAN FACTURA y ALTAFONTE.
Abre la fresca "Mayo Tranquilo" con un pletórico Belda al Moog y unas oscilaciones muy `exploitation´sobre una base rítmica totalmente desenvuelta y remachada por pianos, saxos y flautas que poco a poco se van alternando en mini solos. La forma en la que la electrónica dialoga con el resto de instrumentos lleva al conjunto a una demencial vuelta de tuerca del Rock Progresivo. Por cierto, la manera en la que se abre el disco me recuerda a Soft Machine aunque luego todo vaya deslizándose poco a poco a un cruce entre lo que vienen haciendo hoy día bandas como Flat Earth Society (escuchad Boggamasta sin las voces) y el rollo Canterburiano de toda la vida. Eso sí, "Pasodoble" te da una hostia en toda la cara... si Pete la Roca lo clavó en el Be Bop con Malaguena (Blue Note, 1965), aquí la Bit Band deconstruye un pasodoble con sus trombones circenses dándole al asunto una frescura brutal.... destaca los mini solos contenidos del trombón de George Marti, dialogando juguetonamente con Arrizabalaga mientras Belda crea un demencial fondo de Moogs, órgano y Rhodes. Es latino todo, pero del que sangra; a partir del minuto 2:30 se desatan los infiernos... vaya manera de subir los tonos del saxo, vaya camaleónica base rítmica y qué intrincadas resultan las melodías.
"La Voz de su Amigo" es Mellotron, vientos, base rítmica y ladridos... así tal cual. Jazz Noir en plan canino, muy andante y con un registro que me recuerda por una parte a algunos trabajos de Medewski, Martin and Wood, mientras que en el siguiente "Judeoconverso (Fanfarria)" la introducción de la guitarra de Westerdahl me retrotrae a los Ceramic Dog de Marc Ribot por un lado e indiscutiblemente, como no podía ser de otra manera, la serie de la Radical Jewish Culture de Zorn en TZADIK. Ritmos Klezmerianos cuasi tarareables en los vientos puntuados de un Belda que se viste vibrafónicamente de Kenny Wollesen (es rara la comparación, pero el abordaje percusivo de uno parece complementarse con la manera en la que trata la electrónica Belda, dejando las notas flotando y buscando el espacio). Maravilloso cómo se miden los tiempos, el ritmo arrastrado y la atmósfera que aporta el Mellotron. SUBLIME.
Sigue "Marzo 2020", con un toquecito de Easy Listening, muy sosegado, lisérgico y plagado de samplers vocales; aquí los teclados son muy ochenteros y los instrumentos de viento casi parecen metido en un loop. Mucho más interesante me parece la sincopada "El Taladro del Vecino" con riffs de guitarra del maestro Javier Colis, piano intrincado y saxo pletórico del gran Arrizabalaga para un tema corto pero lleno de detalles que marca un considerable cambio en el álbum; de los primeros temas más jazzeros, a partir de aquí se busca más la experimentación y se reduce el número de músicos en un contraste bastante sugerente. Así, "I Was Sitting in a Room" tira de minimalismo electrónico con sampler de voz de Alvin Lucier, uno de los grandes de la exploración y experimentalismo musicales. Por tanto, sobre un riff cósmico de Colis y sintes se construye una melodía crepuscular que suena a Surf pero con dosis excesivas de opioides. Con la boca abierta me quedo en "Flamenquito Eléctrico" y es que se retuerce todo un puntito más con la trompeta de Samuel el Tarraco que se procesa / alquimiza con la percusión electrónica de Pedro-Barceló y la maestría de Belda en una suerte de Cuarto Mundo de Jon Hassell en versión flamenca... increíble pero cierto.
La última parte del disco es una absoluta locura; "_Skype" es el Swing del futuro (magníficos platillos de Juanjo Ortí), mezcla el Swing con Chrome y directamente al manicomio; sigue "El Viejo Metrónomo" o lo que es lo mismo solo Belda a la guitarra y Moog en el corte más oscuro del álbum, al igual que la experimental "Moscas en la Playa" (originalmente de 1987) y rescatada aquí para la ocasión, con multitud de sintes atacando desde todos los flancos y aunque a priori pueda sorprender lo distinto que suena con respecto a los primeros temas, para mi gusto da un aire de frescura que termina por rematar Markus Breuss en su composición "Itinere-Itinere". Experimentación con cintas de cassette al más puro estilo CASSIBER como fondo y colchón de la siempre interesante trompeta de Breuss mientras que la marcianada la pone el Moog de Belda.
Como MU de Cherry pero en clave electrónica para cerrar uno de los discos más alucinantes de 2022. No, no saldrá en las listas de discos del año porque esto es para otro tipo de oídos. IMPRESCINDIBLE.
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