Si mezclas agua y aceite con algo de jabón, e intentas verterla sobre un sumidero, verás como es casi imposible conseguir que algunas partes del lavabo no queden impregnadas de una película resbaladiza. Frotas y enjuagas pero hay algo que permanece dejando la superficie cuasi plastificada, rápida y tremendamente suave. Al final el tiempo pule la superficie, y la sombra de un recuerdo yace momificada en nuestra cabeza que es capaz de evocar ese instante una y otra vez, hasta el punto que si cerramos los ojos sentimos la suavidad aterciopelada del cristal siendo acariciado por nuestros dedos.
La electrónica luminosa de Pepo Galán tiene mucho de agua como principio dador de vida, jabón como agente alcalino que destruye la impureza... y aceite; aceite que unge, sacramenta y persigna un particular estado de ánimo en el oyente, que si conecta como es debido, verá cómo poco a poco su cuerpo tiende a flotar. Lo óleo como elemento que amalgama lo espiritual con lo cárnico.
El nuevo trabajo del malagueño se edita en el receptáculo espiritual que es El Muelle Records (como su referencia número 11 ya, y un auténtico bálsamo caído del cielo en tierras malacitanas). En cierto modo, y quizás me equivoque, este trabajo viene a cerrar una especie de trilogía de sanación que se iniciaría con "The Day You Went Away", "Homesickness Ep" y ahora este reveladoramente titulado "To A Better Place".
Si escuchas los tres discos seguidos, tendrás la sensación de estar participando en un juego de unir los puntos; intuyes el dibujo que va a resultar, pero que por algún extraño juego de los sentidos no es revelado hasta su mismo final.
Es la poderosa esencia del tabú, de la muerte y renacimiento como elemento íntimamente ligado al ser humano pero que por desgracia, y por razones culturales, estamos aquejados de ese mal que llaman tapar la desgracia hasta que esta te abofetea con toda su fuerza... en esos momentos, eres el último superviviente de un muelle ignoto en el que los sentimientos encontrados funcionan a modo de olas que embisten.
Cuando la tempestad ruge, lo magnificente prima y luchas contra elementos verdaderamente superiores en naturaleza a nuestra frágil esencia humana... pero ojo, no es este el enemigo que nos aturde, sino el pequeño detalle, el recuerdo insistente de algo que fue pero que no debió ser o algo que no fue y que tendría que haber sido. De eso y más va este "To A Better Place".
La bella y trasnochadora fotografía de la portada nos recuerda ese perfecto momento del día (no de cualquier día, sino de uno muy concreto), en que conectamos con el instante. Con el aquí y ahora, dejando que un simple detalle explote en toda su sencillez turbando nuestros sentidos ante la grandeza de las pequeñas cosas.
"Behind The Church" abre el disco con un piano ambiental arropado de feedback y reverberaciones. Perfectamente equilibrado, el tema no se dirige a ningún sitio, sino que permanece en el sitio. Es curioso como este corte podría haber sido el final perfecto para cualquier disco del estilo, y aquí es usado como principio y unión con "Peonies", electroacústica y capas de drone que van y vienen a modo de lluvia orgánica, sonido de platillos y algo parecido a pelotas de ping pong.
Experimentación minimalista para acoger la penetrante guitarra de Galán, afinada en el puntido psicodélico justo para que me recuerde a los Anathema del Alternative 4 en adelante. Maravilloso. Creo que hasta Steve Wilson sentiría envidia de los ambientes conseguidos en este disco.
Sigue "Mann´s Frame" con la colaboración de Lee Yi. Vuelve la particular forma de componer de los Dear Sailor creando una especie de pop electrónico, profundo, épico y ensoñador que se va nutriendo del ambiente de forma comedida hasta que la guitarra distorsionada se marca un riff casi Doom que me deja los vellos de punta (enterrado en la música como una astilla).
"To A Better Place" se compone de pequeñas píldoras (antidepresivos musicales?) como "Cadáver" o la eclesiástica "Deceit And Lies", toda una homilía de campanas tubulares que cantan a modo fúnebre sin perder una cierta esencia espacial y etérea. Una iglesia que se encuentra fuera del tiempo y el espacio y cuyo cuerpo sacramental se fundamenta en la música.
"The Ghost Of A Family" y "To A Better Place", son pura efervescencia electrónica pulsátil tirando mucho del Brian Eno ambiental que huye de oscurantismos sin sentido. En cinco escasos minutos entramos en trance; ha pasado un instante o una vida, y estamos "At Home With Family". Despiertos, lúcidos, curados de recuerdos y disfrutando plenamente este instante de sonidos hogareños.
El piano y los samplers construyen un tema que debería llevar la nota esa de basado en hechos reales al igual que cualquier tema de este recomendadísimo disco.
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