Una puta piedra pómez cerebral es lo que voy a pedir a los Reyes Magos de Oriente. Una puta piedra pómez cerebral para limar las células muertas del cerebro de aquellos que claman por la era digital como sustitutivo y mejora de tiempos pretéritos. Porque me están quitando todo aquello que amo y lo están conviertiendo en asunto de la nostalgia, y eso me envejece y me convierte en algo del pasado y para qué negarlo... me jode.
Me joden las BLACKBERRYS, los EBOOKS, los IPADS, el SPOTIFY, las listas de reproducción y en general todo aquello que implique progreso... porque soy un maldito anacrónico anarco-analógico purista que odia todo aquello que vaya en contra de la socialización y que promulgue el aspecto nihilista-solitario del puto homo sapiens (y perdóneseme tanta ordinariez pero es que son las 3 de la mañana y estoy teniendo un turno horrible en el curro).
Pues bien, como digo quiero regalar una puta piedra pómez cerebral a los que han acabado con las tiendas de discos, con los videoclubs... una puta piedra pómez a los que conspiran contra el papel y la celulosa en general e idolatran las baterías de litio, sobretodo ahora que me estoy anquilosando en el pasado, vivo como puedo el presente y odio profundamente el futuro. ¿Soy muy radical?... el tiempo lo dirá. De momento me quedo sin lugares de reunión donde comprar discos y charlar de música; sin lugares donde me deje llevar por la imaginación y el buen hacer de vendedores que son amigos y disfrutan de la música más que el mismo cliente.
Una puta piedra pómez cerebral al BLUERAY y al HD, al 5.1, al 3D, a los remakes americanos de películas de éxito, a las grandes franquicias que han destruido la cultura tal y como yo la conocía y está construyendo un extraño páramo de incultura basada en la inconsistencia y el minimalismo. Una puta piedra pómez a los que no tienen espacio en sus casas para libros, cds y cultura en general, pero que disponen de 30 cuberterías, ordenadores, reproductores, televisores, 32 portarretratos por cada miembro de la familia y 28 figuritas de porcelana por centímetro cuadrado... una puta piedra pómez a los que se lucran con las salas de cine y obvian el cine en versión original y programan la misma película en cuatro salas distintas.
Y paro ya no sea que tanta célula muerta y tanta exfoliación cerebral acabe afectándome profundamente y me suma en un irreversible estado de lobotómicos pensamientos.
CARPE DIEM.
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ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo en algunas cosas, pero en otras pienso que eres un poco radical, jeje. Yo creo que todos esos adelantos que mencionas incitan, a veces, a no socializarse con aquellos/as que comparten tus mismas aficiones, pero en otros casos no creo que influya para nada. En el ejemplo de las tiendas de discos, etc... sí, pq se perdería aquello de que el dependiente/a te aconseje, etc..., pero en otros casos yo creo que habría que quedarse a medio camino. Es triste que se tire tanto papel en revistas, periódicos, etc... que podrían ser digitales. Yo jamás he leído un libro digital,prefiero el papel, pero con el problema que hay con el medio ambiente no creo que sea una mala idea que haya surgido el formato digital. Lo malo es que se convierta en lo único. No pienso que haya que caer en los extremos de todo tiempo pasado fue mejor o lo nuevo es lo más, sino sopesar las ventajas y los inconvenientes. Es cierto que con lo digital se gasta más energía, pero con el otro sistema, más papel... no sé, es todo tan complejo y al final siempre sufre nuestro planeta... De todos modos, no puedes obviar que el espacio es un problema, te pongas como te pongas... y por otro lado, lo importante es el contenido de las disciplinas artísticas que nos gustan no el continente que para la gente que veneráis los formatos en demasía, no se trata de otra cosa que de coleccionismo y mitomanía más que de amor al cine, a la literatura, etc..., que también, pero ese afán desmedido por el formato, a veces esconde también algo de eso... Yo sigo comprando cd´s, libros, dvd´s, pero de un modo mucho más responsable que antes pq no quiero ser un invitado en una casa donde los dueños son los objetos, y por ello no amo menos el cine, la música o la literatura, QUE SON MI VIDA. Así que seguiré yendo al cine, seguiré viendo cine en V.O. siempre que pueda o me dejen los cines, seguiré leyendo, a veces comprando libros, otras pidiendo prestados a mis amigas/os, otras a las bibliotecas, cosa que se debería recuperar...; en fin, que cada cual elija su opción más ideal, pero creo que en el término medio está la solución, PARA TODO. Un beso.
ResponderEliminarA mí también me sacan de quico las BLACKBERRYS, ¿seré racista?
ResponderEliminarPi, ¿realmente las nuevas tecnologías ayudan a preservar mejor el planeta?. Te has preguntado cuánto contaminan las baterías de estos aparatos. Consumes electricidad cada vez que los usas y en la fabricación de los mismos también se producen emisiones de CO2. Y además, piensa que todos estos nuevos inventos se convertirán en residuos electrónicos altamente contaminantes. Y al consumidor de hoy día (entre los que me incluyo) ¿cuánto crees que le durará un e-book? ¿no se comprará al año siguiente otro nuevo con más capacidad, diseño más compacto y de color más atrevido?. Tú sabes que yo no soy mitómana ni coleccionista adoradora del objeto en sí, pero un libro es un libro. Es cultura, y es algo ancestral que no puede ni debe ser sustituido. Y por supuesto, yo no calificaría un libro como objeto. He dicho.
ResponderEliminarAdemás, escribo esto con un poco de resquemor, porque últimamente hablas mucho con Antonio y yo soy tu verdadera y leal amiga.
Un beso, no obstante.
Ana de Michael.
Bueno, a ver si vais a convertir esto en un chat, ja, ja.... para hablar os cogéis uno de esos aparatos que llaman móvil... ja, ja.
ResponderEliminarMi intención con el artículo era crear debate. La verdad es que sí: SOY MITÓMANO Y AMANTE DEL OBJETO... pero la verdadera sustancia del artículo es otra, y es la pérdida de valores que acabarán de una u otra forma con todo aquello que amo.
De cualquier forma... sobre gustos los colores.