TSUMETAI NETTAIGYO (COLD FISH, JAPÓN, 2010)

"Shamoto tiene una pequeña tienda de peces tropicales que le permite una aburrida pero estable vida. Su segunda esposa Taeko, no se lleva muy bien con su hija Mitsuko, y eso le preocupa. Además, él también se siente de algún modo incompleto e insatisfecho con la vida que tiene. Un día, Mitsuko es sorprendida robando en un almacén. Allí se encontrará con un amable hombre llamado Murata que la ayudará a calmar las cosas entre ella y el director de la tienda. Murata también es dueño de una tienda de peces, y entre ellos nacerá una amistad. Mitsuko empezará a trabajar para Murata y vivir en su casa para evitar conflictos con su madrastra. Todo parece perfecto, pero Shamoto hará un sorprendente descubrimiento que puede cambiarlo todo." (FILMAFFINITY)

El polémico director japonés SION SONO, artífice de bizarradas como SUICIDE CLUB (JAPÓN, 2002), o LOVE EXPOSURE (JAPÓN, 2008) , nos ofrece en COLD FISH toda una muestra de su genio en 144 minutos de metraje que para nada se hacen largos, o por lo menos a aquellos acostumbrados a este tipo de cine. Dentro de un contexto de pura hilaridad (¿es posible que exista un mafioso que se lucre al amparo de la venta de peces tropicales?), y con personajes histriónicos y desestructurados (impresionantes los actores que interpretan a Murata y Shamoto...), COLD FISH está inspirada en eventos reales acaecidos en Japón en 1993 conocidos con el sobrenombre de "Saitama serial murders of dog lovers", en el que estuvieron implicados dos asesinos en serie (Gen Sekine y su ex-exposa Hiroko Kazama, ambos criadores de perros exóticos).
El film no duda en mostrarnos ambientes enrarecidos que alternan con eclosiones de violencia extrema muy típica de directores como TAKASHI MIIKE y películas que abordan el tema de la delincuencia y la mafia japonesas, y a la vez que nos vamos sumergiendo en la desconcertante trama, somos testigos de escenas de sexo y violencia que en apariencia no tendrían que estar sucediendo. Una familia de apariencia normal va soltando sus sucios secretos, rompiendo sus eslabones con la realidad hasta inmiscuirse en un submundo totalmente secreto y enrarecido en el que prima el poder y el dinero, y en el el fuerte aplasta al débil...
Una impresionante banda sonora acompaña los puntos álgidos del film, marcando tremendos diálogos y situaciones perturbadoras que si por separado no tendrían razón de ser, en su conjunto forman un puzzle totalmente coherente y brutal... un puzzle de piezas psicológicas que vamos formando hasta el tremendo clímax final.
Como siempre ocurre en este tipo de films, no debemos dejarnos llevar por las prisas. En el cine japonés poco importa en tiempo de metraje o lo preestablecido... cada cosa a su tiempo y el final bien merece la espera. No hay prisas en los diálogos, que se van desarrollando con una sutil elegancia haciéndonos partícipes de la conversación. Ya sean elegantes palabras amables o perturbadoras conversaciones secretas, en COLD FISH no hay lugar para las medias conversaciones...
Sion Sono, director y poeta japonés de culto, ha recibido múltiples premios, siendo alabado por la crítica a la vez que denostado por las temáticas abordadas en sus películas. Sin duda, lo que para algunos es simple violencia y bizarrez, para otros es un soplo de aire fresco en el estancado panorama cinematográfico mundial. Sea como fuere, es el espectador el que tiene la última palabra en cine. Por encima de sobrevalorados críticos y expertos es a tí a quien se te pide la última opinión...