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martes, 5 de octubre de 2021

HIEMIS - "THULE" (GRADUAL HATE RECORDS, 2019)

Creo que ya comenté que no seguiría una línea temporal estricta para reseñar la trayectoria del fabuloso proyecto de HIEMIS, así que llegamos a la última parada con lo que es oficialmente su segundo larga duración Thule. A lo largo de diferentes entregas he ido dibujando un esquema creo que lo suficientemente completo como para no tener que repetir demasiados conceptos, así que os recomendaría leer las previas reseñas por este orden: La Chose, Hyperborea y Radix

Hablar de Thule (Θούλη Thoúlē o Θύλη Thýlē) daría para un artículo completo. Desde las referencias de Piteas de Massalia a la capital de Hyperbórea, a sus referencias y conexiones con el ocultismo ario via la Sociedad Thule de Rudolf von Sebottendorff. Desde las teorías de la conexión aria y la pureza racial de la tierra, a las creencias contrarias de Maria Orsic afirmando que `lo ario´ provenía del espacio exterior (la estrella Aldebarán en la Constelación de Tauro), lo único cierto que sacamos de todo este batiburrillo que puede ir desde el antiguo Mediterráneo al (con perdón) quinto coño de la Galaxia o `donde Jesús pegó las tres voces´ o incluso al mismísimo fondo abisal (arriba, abajo, al centro y pa dentro) es que THULE como tal, o TULE, se ha convertido en `idea´ y `símbolo´ propio separado o junto al potentísimo también ATLÁNTIDA. Curioso también que al final la idea como tal se revuelve sobre sí misma y acaba entroncando con el hippismo y la New Age, pergeñando páginas y páginas del Realismo Mágico francés y actualmente casi que bordeando lo Kitsch. Cambiemos de onda.

Bajo un magnificente Dark Ambient, HIEMIS (Juan Carlos Toledo) elabora en Thule (editado en cassette limitada a 40 copias por el sello GRADUAL HATE) una suerte de banda sonora ritual de matices iniciáticos con una exquisita forma de trabajar los detalles que como en todos los discos ya reseñados, precisa de varias escuchas y la comunión activa con el oyente. Bajo lánguidas capas de Drone catedralicio, se suceden pequeños motivos melódicos o movimientos de neoclasicismo (barroco a veces) a los que se les ha desnaturalizado y me explico; cuando escuchas irrumpir las notas de piano rodeadas de órganos procesados y sobrio ambiente marcial uno tiene la sensación de estar a la vez en (y de ahí mi reflexión anterior sobre el `Thuleano´ término) el espacio exterior vagando en gravedad cero como en un evento histórico en la caída Constantinopla. Ahí radica la fortaleza de Hiemis como proyecto.... una elevación del espíritu hacia lo numinoso con paradas tanto en la psique como en los dorados mosaicos bizantinos. A través de esos reconocidos ambientes se postula con una recreación de a qué diablos podría sonar una civilización avanzada en una isla sin importarnos si dicha isla pertenece al reino de lo mental o yace bajo el detritus fecal marino dejado por el hombre a lo largo de 3.000 años.

Cuando irrumpe "Concentric Circles" está clarísimo que el nivel de calidad excede con mucho la media. Devaneos cósmicos con toques metálicos bajo graves y sinusoidales vaivenes de orden cósmico te dragan el alma nada más empezar el álbum y es pasado el aturdimiendo inicial cuando te das cuenta de que te hayas en un viaje iniciático en espiral. Mayestáticas voces procesadas o melodías que emulan voces vibran en la misma longitud de onda que la música gregoriana; todo se acompasa, nutre y late a la vez conformando un Kyrie monumental. La oscuridad se alía con la belleza en "Wrath of the Gods", que coquetea con el Dungeon Synth a la par que el minimalismo... se repite la melodía silbante Ad Nauseam (que por cierto recuerda y mucho a partes de Vuelo Químico de Neuronium... al fin y al cabo esto es electrónica). Lejanas percusiones de tambor o golpes secos de los sintes, sobresale un Ambient oscurantista que pone los vellos como escarpias.

Como si de cánticos de sirena se tratara, "The Offering" se ve preludiado por voces que te transportan a un ambiente acuático, y que aparecen y desaparecen como un ritmo circadiano ancestral desajustado. La imponente "Devotio" cierra la Cara A con una claustrofóbica muralla de ruidismo rayano en el Harsh Noise Wall de bajo espectro (como un mar con oleaje magnético) sobre el que se cierne una letánica tonadilla de piano que se repite de forma secuencial, añadiendo alguna nota más cada vez que aparece u omitiéndola, creando así una sensación de Cinética Universal o de movimiento eterno. Damos la vuelta a la cinta y una sensación de Dejá Vú potente me arremete (creo que es a "Wrath of the Gods" a lo que me recuerda). Si no me equivoco en "The Rivers of Hell" se usan algunos samplers de temas anteriores pero son completados con otros detalles como campanas, pianos y Pads algo más sinfónicos. 

Sigue la ominosa "Ten Kingdoms", épica y decadente... navegando por un mar antiguo y sepia para traernos al olfato el olor del putrefacto salitre que anida en las viejas vigas de madera de los puertos costeros en la antigüedad. Creo que trascendender la consciencia puede traer efectos irreversibles para la psique. Se derrumban los pilares y se tambalea el Axis Mundi como esas dos antiguas columnas que mecían al hombre antiguo. A eso suena "The Sacred Threshold of the Two Columns" y el fin de ciclo de la mitraica "At the Stroke of the Trident". Como una orquesta decrépita que toca para nadie en el lado oculto de la luna.

Soberbio.

https://gradualhaterecords.bandcamp.com/album/thule

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