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viernes, 8 de noviembre de 2024

DEL MITO A FANCINE, Y DE FANCINE AL LOGOS. #34 FANCINE....

El Mito del Eterno Retorno. La Caza del Peyote. El Ritual de las Cosechas Anual. 

Del Mito a Fancine, y de Fancine al Logos.

La necesidad sacral del ser humano por recrear su aparición se perpetúa a lo largo de los tiempos en una epifanía `ad nauseam´. Los amantes de FANCINE somos como los cazadores huicholes que ineludiblemente emprenden cada año una travesía física y espiritual desde Jalisco y Nayarit hasta llegar iniciática y físicamente a Real de Catorce en San Luis Potosí que Artaud describiera a la perfección en el ineludible clásico `Viaje al País de los Tarahumaras´. Y yo te cuento aquí y ahora que nuestro peyote está en el Cine Albéniz o lo que es lo mismo, nuestro WIRIKUTA. 

Lugar de culto, peregrinaje y creación.... ¿del mundo?... bueno, no lo sé, pero de NUESTRO mundo seguro que sí. 

Cada año recreamos nuestro propio nacimiento. El ritual de dar a luz a FANCINE una y otra vez mediante sacrificios en forma de fotogramas recopilados en películas, y cada película un `hikuri´, peyote o dosis de terror espectral, utopías sanguinolentas o animaciones sutiles. No nos distrae que nuestro entorno esté cada vez más desacralizado, lleno de adoradores de plataformas digitales y falsos creyentes. NOSOTROS, los que creemos, necesitamos sentir el malestar de la butaca en nuestro coxis, el acre sudor del que está cuatro filas atrás, a ese que nunca calla o a otro que se ríe bajo, mediante y ante cualquier circunstancia en la pantalla.

Atravesar gustosos ese túnel útero cinematográfico que va desde la Gala Inaugural a la Gala de Clausura. Somos alimentados por el Cordón Umbilical y nos comemos la Placenta. ¿Por qué?.... bueno, porque queremos y podemos.

Yo, como CREYENTE, hago mi anual recreación del Mito del Nacimiento de FANCINE y durante el evento, vivo en otro plano dimensional. Bebo del Soma y me alimento del hostigamiento, y vierto palabras aquí en una Pantalla que nace, muere y renace por CATORCEAVA VEZ.

Vivo, luego existo.

Del mito a Fancine, y de Fancine al Logos.

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