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lunes, 27 de junio de 2022

SASTRE - "ESTACIÓN, IDA Y VUELTA" (AUTOEDICIÓN, KRAKATOA RECORDS, 2021)


¿Una obra coral, milimalismo experimental en canción de autor?... ¿Qué es Estación de Ida y Vuelta de Alberto Sastre?.  Lo primero es presentar al autor; Sastre, nacido en Gijón (1990), colaborador desde 2014 en el Coro Popular Al Altu la Lleva, una de esas `rara avis´ difíciles de definir que nace,  tal y como ellos mismos se definen,  como `coro antifascista, internacional y feminista´ que tras su formación como colaboradores en directos (creo que también en estudio) de Nacho Vegas (Resituación, luego en Canciones populistas...) pues sigue luego con apariciones esporádicas dentro de la Canción Protesta, pero no nos desviemos demasiado. Sastre colabora además tocando el bajo con la argentina Daniela Cohen o con el DJ Willy Demaneses... y luego pues llega como a todo el mundo ese evento histórico de La Pandemia y Sastre empieza a pergeñar este intimista, introspectivo y precioso disco que me ha diseccionado el alma en canal con sus letras basadas en el homónimo libro de Rosa Chacel, autora de la Generación del 27 dentro del género que la misma escritora autodefinía como `literatura viva´. 

¿Cómo una persona tan joven, con una biografía tan aparentemente corta en periplo/trayecto consigue algo tan descomunal como Estación de Ida y Vuelta?. Me explico; el álbum es como digo casi Coral, con una plétora abundantísima de colaboraciones que luego iremos desgranando y que destila una madurez inusitada para ser un disco debut. Sucesivas escuchas denotan lo que yo llamo `apertura en abanico musical´ y es que tienes dos formas de escuchar esto; o como música de fondo (no recomendable), o como ejercicio proactivo de atención, que es cuando la obra se te abre en todo su inmenso esplendor. En resumidas cuentas, esto no es de fácil digestión a pesar de lo aparentemente amable de la música y las múltiples capas van saliendo conforme te adentras más y más en esa `música y literatura viva´ que se te pega a tu piel como un sudario autobiográfico. Estación de Ida y Vuelta funciona como relato y por tanto tiene algo de esa conceptualidad de los discos experimentales del Pop Rock hispano a lo Lagartija Nick (tipo Val del Omar o el reciente Los Cielos Cabizbajos). Toques ambientales que te recordarán a Antonio Arias y sus discos en solitario, pasajes ambientales y atmosféricos deudores de Manta Ray y ese sustrato Folk Rock de Nacho Vegas... todo eso y nada para una obra con la suficiente originalidad para salirse por la tangente. Y seguimos.


Rosa Clotis Chacel Arimón (Valladolid, 3 de junio de 1898-Madrid, 27 de julio de 1994), escritora de la Generación del 27, frecuentadora de los círculos de intelectuales, sobrina del dramaturgo José Zorrilla y parte integrante del círculo de Ortega y Gasset. Estalla la Guerra Civil y perteneciente al bando de izquierdas ejerce como enfermera aunque tras un periplo de mudanzas acaba en París, luego Grecia y finalmente recalando en Brasil tras periplo en Buenos Aires, siguiendo luego multitud de andanzas a la vez que se publican obras, relatos, algún ensayo...

Estación, Ida y Vuelta es su primera novela de tonos autobiográficos e incluso parte ensayística, y es su prosa casi vanguardista lo que seduce a Sastre para `musicalizar´ partes de la obra en lo que es un fabuloso vinilo Gatefold autoeditado que se prensa de forma exquisita (el sonido es maravilloso) en KRAKATOA RECORDS. El corpus musical se compone de 7 cortes grabados en diferentes localizaciones y momentos pero que casan a la perfección en un todo (abarca de Diciembre de 2018 a Julio de 2021). 

La formación viene a ser:

Sastre: voz, guitarra eléctrica, acústica y española, bajo, teclados, sintetizador y bases programadas. Hay coros de GAS (Gloria Caamaño, Arantxa Carcedo y Sara Méndez) dándole ciertoaroma a los primeros discos de Leonard Cohen. Además, se suceden percusiones de Diego Reyes, Ronroneo (Andén), Piano de cola y arreglos de cuerdas (Ana Palacio), un trío de cuerdas con el violín de Susana Feito, la viola de Naomi Suárez y el violonchelo de Andrea Calvo y como no, todo el coro de Al Altu la Lleva con los arreglos corales de Aníbal Menchaca. En el apartado técnico, se masteriza en Space Ranch Studios de Seattle (Matt Brown) con una espectacular fotografía de portada de Rosa Chacel adornando las 200 copias en edición limitada.


Abre el disco (o Disco Río) "La Casa Gris" haciendo hueco en modo intro a "La Sinfonía del Nuevo Mundo" en su tercer movimiento, que ayuda a dar una poderosa sensación de atemporalidad crepuscular, ciertamente nostálgica y con una pesadumbre (llevadera) que te coge y ya no te suelta en ningún momento. Advierto de que estamos en un disco de canciones, que se estructura a base de pequeños movimientos (en cierto modo su andamiaje recuerda a las obras de Música Clásica) y que evidentemente se compone de dos elementos clave: la novela de Rosa Chacel y la voz de Sastre, que sin ser portentosa en el sentido técnico, esboza a la perfección los diversos pasajes sentimentales por los que transcurre la obra; digamos que es el timbre/tono correctos para un álbum 100% vocal y que tiene momentos muy arriesgados (el difícil y abstracto ritmo melódico de la final "Mis Protagonistas"). 

Tras la intro la guitarra plañidera el modo Pastoral / Folkie irrumpe casi que a la par que la voz de Sastre, ligeramente Corcobadiana (más comedida) y arropada por unos cuasi infantiles coros femeninos. En cuanto a las letras me va a costar hablar de ellas porque lo que quiero es leerme la obra de Chacel, tal es el impacto que determinados pasajes crean en el oyente (`llegué a ese estado en el que / las codornices rompen todos los sesos con el techo de la jaula aquí / en la casa gris´). Fría y espectral apertura con producción LoFi (se nota con respecto al resto bastante y es que se graba con una Tascam en la habitación de Sastre). Sigue "Estación", muy meditabunda y onírica, casi a un pasito a esas épicas abstracciones de Cohen aunque todavía más desnudo todo (guitarra, voz y poco más). Conforme avanza el tema todo adquiere esas subidas y bajadas de temperamento propias de lo teatral y las Ópera Rock. 


Todavía más desnuda y con acústica resulta "Ida". Canción de autor en estado puro con sintes muy sutiles en la retaguardia, con toda la biliosa prosa de Chacel (`buscas un final feliz pero yo quemo como el sol / busco un final feliz pero tú quemas como el sol / hoy me voy a Tréport para no quererte más´). Salvando algunas distancias, podría entroncarse el disco con Mikel Uraken pero sin la crudeza agreste de aquel en el maravilloso Después del Invierno. "No vuelvas (a rozarme los labios)" cuenta con la acústica (en modo Banjo) y muchas capas de ruidos de fondo como degluciones, goteos, pasos, teclas de teléfono marcando y demás. 

"Conversaciones" varía el asunto con toques electrónicos, algo de percusión (programada) y toda esa estructura de `diálogo´ propia de los discos de Coros que, ojo, hay que acostumbrarse y no creo que sean para todo el mundo. El piano domina "Vuelta" junto a teclados ambientales, cambios de ritmo (en general toda la Cara B del disco difiere de la otra en cuanto a abordaje) y elementos más arriesgados que en mi opinion en futuros discos debiera potenciarse; la voz no llega a ahogar la música pero sí que me gustaría escuchar más pasajes instrumentales que sí que aparecen en la última y preciosista "Mis Protagonistas" con todo un trío de cuerdas que llevan a Estación, Ida y Vuelta a terrenos propios de la Novela Río aportando la sofisticación de la música de Cámara y que me gustaría escuchar cómo queda con una base rítmica de bajo y batería. 

En resumidas cuentas, un muy buen debut con pocos defectos en cuanto a resultado, compuesto desde la pasión y lo minimalista (sin perder el carácter propio de la composición experimental de guitarra/voz), abriendo todo un abanico de posibilidades a futuros trabajo. De momento quiero leerme la novela de Rosa Chacel.



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