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lunes, 25 de enero de 2021

FRCH - VcTR (OIGOVISIONES LABEL, 2020)


Oigovisiones Label sigue con su cuidadosa selección de Electrónica experimental, Ambient y espíritu DIY dentro de una serie de trabajos marcados por una poderosa vitalidad contracorriente. Sello fuertemente vinculado a la escena malagueña de la Performance, las Artes Plásticas, Escénicas y lo Audiovisual, pero abierto a su vez a lo internacional, esta vez es el turno de FRCH, nombre bajo el que se esconde el artista mexicano Fermín Martínez, cuya mejor carta de presentación diga lo que yo diga aquí es su propia y recomendadísima página web:

https://www.ferminmartinez.com/

Como prácticamente todas las ediciones de Oigovisiones que he ido reseñando, ahondar en la biografía de estos artistas interdisciplinares puede ser un auténtico quebradero de cabeza máxime teniendo en cuenta que suelen luchar en la guerra de guerrillas sonora del underground más soterrado; ese que pulula por salas ignominiosas, extrañas exposiciones de arte, micro escenas y en definitiva, carne de comuna noctámbula de esa que acabas conociendo si te mueves por los mismos espacios en sombra. Dichos espacios tienden al anonimato, justo al contrario de la escena de la Improvisación Libre y el Free Jazz, prueba de lo cual es el uso de acrónimos y juegos de palabras mínimos en contraposición con la grandilocuencia de los escudos heráldicos del apellido en el Jazz. Dudo que la ausencia de vocales en FRCH y VcTR no obedezca a alguna razón contestataria; para mí (o al menos así lo percibo), es una forma tanto de colectivizar (borrando a la vez lo individual) como de reflejar la ausencia de melodía patente (motivo/score)... porque al fin y al cabo los 11 cortes suenan así. Metafórica y acústicamente "han perdido" las vocales que lo vertebran y entre golpe, onda y ruido intuyes que otros han sido omitidos aleatoriamente mediante la todopoderosa batuta de la Diosa Azar. Sigamos.

VcTR cuenta con un espectacular diseño por capas de GRANBENGALA cuidado hasta el más ínfimo detalle hasta el punto de que desplegar, tocar y sentir el disco antes de ponerlo en el reproductor es una jodida gozada. Para los que necesiten datos técnicos aquí va el resumen: Die cut diptych on 250gr Splendorlux white paper / Inlay on 240gr Pink Popset cardboard / Printed transparent acetate / Black paper bag for Cd / PE protective sleeve with OV sticker and Hand-cutted & hand-assembled.


Enmarcado dentro del concepto de la Sonoplastia, prefiero describir el disco con mis palabras so pena de andar mareando al personal. Durante poco más de 40 minutos, Fermín desplaza el foco de atención del oyente de un posible punto central a cosas que van pasando en la periferia. El centro como lugar de poder pierde totalmente su estatus para relegar el trono a lo sinusoidal, a las idas y venidas de los generadores pulsátiles de ritmos que huyen de la Línea Recta. Porque la Línea Recta es la Muerte en sonido al igual que lo es en el papel de un Electrocardiograma que dibuja una Asistolia. Curvas y ángulos son los que reinan en pura colisión con nuestro cuerpo (tanto a nivel acústico como físico en los graves) agitando nuestros receptores orgánicos para percibir el grueso, tetánico flujo contínuo de glitches, errores y tonos amputados de agudos en un sensacional tratamiento del sonido (en modo alfarero post industrial). Eso sí, impresionante como siempre la labor de Rubén Suárez en la masterización.

Ese maremágnum aterrador que invade al oyente juega a la Paleidolia Sonora de tal suerte que cada vez que escuchas el disco lo percibes de una forma distinta; digamos que lejos de sonar a una Muzak de Electrónica y Ambient, es justo al contrario... eres tú el que suena. El disco es una piñata de serpentinas modulares, impulsos, protones y electrones en cópula divina que al contacto con el cerebro del oyente lo van moldeando a placer según designios personales. No es el oyente el que escucha el disco sino el disco el que escucha al oyente... como si de los altavoces salieran unas manos invisibles que entrasen por las fosas nasales hasta el cerebro, desanclaran la primera vértebra (Atlas) y lo hicieran girar en un torno hasta el punto de poder moldear la Arcilla Sináptica Neuronal de nuestra masa gris. 


En parte el conjunto me remite al impresionante Imperfect (2016) del pionerísimo Juan Antonio Nieto con alguna salvedad. Fermín tiene la virtud de crear una segunda capa oscura y ominosa (casi Dark Ambient) difícilmente perceptible sin el uso de auriculares. Aunque pueda parecer extraño, el uso de errores, glitches y elementos disruptivos que destrozan de forma perpendicular la trama sonora no hacen más que reforzar un cierto aspecto melódico de conjunto que transita de forma casi subconsciente pero no por ello menos amenazante. 

Dicho de otra forma, VcTR es un disco oscuro, con trazas rítmicas pseudo-bailables (a niveles reptilianos) y que arremete de forma holística y pseudo farmacológica. La electricidad puede ser muy sexual y la perversa cópula establecida por Fermín es bienvenida como una dádiva de extática.... inmanente sábana o sudario de partículas cambiantes que sin dejar de lado las directrices y dogmas de lo Industrial, se permite el lujo de no caer en la fealdad (no por ello menos necesaria) del Harsh Noise Wall... es decir, convierte las ondas serradas, sinusoidales o del tipo que sea en elementos antropomórficos. 


Es difícil quitarse de encima la plástica emoción de estar asistiendo a una pintura sonora (aspecto muy antiguo ya y bastante tratado por ilustres como David Toop). Los pulsos metronómicos del sexto corte por ejemplo nadan en la abstracción y no es hasta que la suma de las partes es percibida a nivel neuronal que conformas el paisaje completo... como esos dibujos realizados por códigos de numeración. Hay melodía en el caos y no puedo quitarme de la cabeza una grabación que escuché hace tiempo de la noche en la que el Reactor 4 de la Central de Chernobyl se fue al garete.... era una grabación de una entrevista o algo parecido y la lluvia de partículas/radiación dejaba una especie de impronta sonora cercana a la lluvia o a la estática/ruido blanco/rosa y demás tan usados en la electrónica. La huella en este caso era sonora y a la vez física porque el entrevistado contaba que notaba en su piel una especie de "lluvia seca"

¿Es VcTR algo compuesto o captado?. No lo sé ni es de mi incumbencia. En resumidas cuentas, y siendo estricto tampoco sé si VcTR es un disco de música o mi nuevo Amigo Imaginario.

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