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jueves, 4 de mayo de 2017

UVEGRAF - "2047 SALA DE MÁQUINAS" (DISCOS PROCESO UVEGRAF, 2017)


Hablar de UVEGRAF es hablar de la arqueología de la escena industrial y electrónica de España. Uno necesita retrotraerse a una época irrepetible donde gente como JUAN TERUEL allá por los ochenta daba rienda suelta a su creatividad a través de fanzines como MENTAL o ediciones en el mítico sello CASSETTES PROCESO UVEGRAF, que si bien no tuvo una existencia longeva, en las retinas subaracnoideas plagadas de cataratas que es la memoria antigua quedan impresas las fantásticas portadas de obras como "A.C.I./Enucleación" de UVEGRAF, "Neuma" de JUAN TERUEL o aquella "Climaterio" de MIGUEL A. RUIZ, otro pionerio con sus TORACIC TAPES.

Quien no entienda lo que es el Tapetrading o el Do It Yourself es mejor que no intente entenderlo; creo que es algo que dejó huella en los que lo vivieron y a duras penas generaciones posteriores pueden siquiera acercarse a dichos conceptos. 

Punto de inflexión es evidentemente el recopilatorio CONSPIRACIÓN de 1986, donde TERUEL publicaría a un puñado de artistas ya míticos de la escena como ESPLENDOR GEOMÉTRICO, DEPÓSITO DENTAL, LA OTRA CARA DE UN JARDÍN o los propios UVEGRAF entre otros. Para ello crearía el subsello DISCOS PROCESO UVEGRAF donde ahora, prácticamente 30 años después, vemos en vinilo una nueva edición del proyecto bajo el nombre de "2047 SALA DE MÁQUINAS".

Estamos hablando pues del underground electrónico de Madrid y España en general, que si bien no tuvo una línea de continuidad temporo-espacial que conectase todo aquello con el presente (o si la hay a mí se me escapa, que puede ser), escuchando este grandioso "2047" las matrices del tiempo se diluyen y realmente podemos hablar de algo fuera de época. Abstracto, genuinamente cósmico y jodidamente infeccioso... sonidos que no entienden de tiempos, décadas ni historias. Una escena algo al margen de la más jazzera de la Barcelona olímpica pero igualmente creativa.

Y claro, es imposible para un soñador no pensar en muros que caen, en fiestas Raves celebradas al amparo de clubs con olor a ladrillo húmedo en una dividida Alemania. Sí, es verdad que dicen que el techno nació en Detroit, pero un paralelismo existencial con la Alemania de 1988 y el club UFO (Kreuzberg) es más que evidente. DIE VISION apadrinados por un MARK REEDER que entraba al país con cientos de casetes pegados al cuerpo.... de todo esto y mucho más se habla en el excelente libro Der Klang der Familie. Berlín, el techno y la caída del muro, de Sven von Thülen y Felix Denk (publicado por Alpha Decay). 

Pero en el caso de la música industrial patria, al techno hay que unir otro ingrediente de cohesión, y es lo industrial. El amor por la tecnología mastodóntica de una Rusia que otrora compitiera por la carrera espacial conforma un detritus de influencia (visual eminentemente) que roza lo (retro)futurista. Es como los perversos túneles en METRO 2033 de Dmitry Glukhovsky en una apocalíptica, distópica Moscú subterránea.

La música en "2047" es pulsátil, con unas bases de bajos en los sintetizadores analógicos que cuesta no quitarse la anquilosada ropa de trabajo y ponerse a bailar bajo un desconocido sol radioactivo. Infecciosa, cargada de groove industrial a la par que techno, y con unos arranques viscerales de tribalismo electrónico. Es como empaparse de otras culturas a través de un viejo vídeo vhs que encontraran los hombres del futuro, pero reinterpretándolo todo en clave de baile. Lo cósmico está ahí, porque siempre lo ha estado, y es imposible separar UVEGRAF de cierto ritual cosmogónico que se celebra al amparo de ruinas de una Rusia postnuclear, en descampados y solares donde la naturaleza lucha contra el cemento y el óxido se hace dueño y señor de todo.

No tenemos por qué dar un significado obsoleto a la palabra atávico... al menos yo no me siento capaz de discernir si la historia de la humanidad la vamos escribiendo hacia delante o nos estamos borrando a nosotros mismos (para no dejar nada en el instante final).


Voces como espectros flotan en los surcos de los diez cortes del disco. Desde la inicial y alucinatoria "Koenig" y sus percusiones industriales (con colaboraciones aquí y allá de FÉLIX ARRIBAS y J.P. MIRANDA), el sonido conseguido gracias a los ESTUDIOS DUPLIMATIC hace que me cueste creer que no se trata de un trabajo grabado hace 20 años o más. Se trata de un sonido orgánico, que puedes palpar y mascar en la alucinante "Patria", adornada con unos lisérgicos "soundscapes" y ritmos ultramachacones hasta el punto de inducir el trance. Acojonantes samplers vocales crean una atmósfera de delirio a lo "discurso o proclama comunista" y ya llevo un rato desgastando las suelas de los zapatos, oigan...

"Miedo-La Paura" recuerda a los delirios de SIMONETTI de GOBLIN cuando le dio por la música techno (modo Italo Disco) en los ochenta (faceta menos conocida del creador de obras fundamentales del Giallo en cuanto a música, así que creo que sobran las presentaciones). Un misil termonuclear más en boga que nunca ahora que Corea del Norte y EEUU luchan en su nueva y particular guerra fría. Más abstracta resulta "Mi Propia Zona Muerta", con esos ritmos sincopados a lo ESPLENDOR GEOMÉTRICO y la sensación de amenaza constante que provocaría el instalarme una sirena antiaérea en mi habitación.

Cierra la Cara A el bizarro drum n´bass pseudo jungle de "Donbass", momento que aprovecho para comentar que todas las secuencias de los temas se han grabado en tiempo real (sin trampa ni cartón) mediante Roland Aira, Analogue Solutions Oberkorn Mk3 Sequencer + Nyborg 12 y Grendel Ra´0 Grenadier.

"Omnytronika" abre la Cara B con otra malsana muestra de Old School Techno con miras al espacio. Voces en vocoder que me ponen la carne de gallina en un temazo donde la melodía es fundamental hasta el punto de que es difícil discernir dónde entramos en el terreno del techno y dónde se hace amo y señor los espaciales ambientes de la electrónica franchute, algo que sí que queda claro en los claustrofóbicos ritmos de "Shake" y sus aires Trance. Sigue la más minimalista "Tupolev Tu-144" entrando en terrenos netamente industriales pero sin perder nunca de vista la melodía.

Tramo final con "Rus Mantra (Industrial Putin Mix)" que casi parece invitar a una guitarra a subirse al festival por la estructura con la que está trabajado y la meditabunda melodía de "Cuarto Reactor-Chernobyl" poniendo el contrapunto perfecto para ir aterrizando de semejante viaje. Ensoñadora canción de cuna industrial para dormir reactores en fisión.

Ahora sólo me queda averiguar cómo se entra a esa fiesta tan molona que se está celebrando en cualquier sótano perdido en el subsuelo de alguna capital de Europa del Este.


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