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martes, 26 de julio de 2022

GALIANA & DE SOLAUN (FIRST TIMES; LIQUEN RECORDS LRCD023; 2022)

¿Cómo presentaros este texto sin que parezca un decrépito plagio de lo que tan maravillosamente escribe Paco Yañez largo y tendido en las liner notes de First Times, a la sazón nuevo trabajo de mi ya bien conocido Josep Lluís Galiana, esta vez con el reputadísimo De Solaun?. Partiendo de la base de que el álbum es una Piedra Griálica sonora para el degustador de exquisiteces de la Improvisación Libre y el (aquí menos citado, Jazz), al menos dejo claro desde un inicio que para una opinión seria, veraz, profunda y bellamente escrita acudáis al texto de Yañez que no solo reseña sino que abre en canal cada corte, profundizando en sus contextos (literarios, plásticos, culturales...) haciendo imposible que el que esto os cuenta pueda siquiera poner nada sin que resulte plagio. Por tanto, como no tengo esa presión mediática que pueden tener otras publicaciones me armo de mis membranas timpánicas para lanzarme machete en oídos a adaptar el sonido a lo que mis neurotransmisores indican, cerrando a cal y canto en el fondo de mi psique lo leído en el (reitero, maravilloso) texto de Yañez y allá que me voy.

Quiero comenzar por Josu de Solaun (piano, piano preparado). Pianista, compositor y muy dentro de los cortinajes del academicismo, sorprende por sus incursiones en la Improvisación libre (panDEMiCity). El potentísimo currículum no voy a reproducirlo aquí porque sería esto bastante denso pero digamos que si algo prima en su carrera es la parte Clásica y Música de Cámara, con esporádicas y creo que menos rupturas abruptas con todo lo anterior mediante improvisaciones muy virtuosas y cargadas de abstracción. Hasta ahí, estoy tremendamente de acuerdo con Yañez al sacar a la palestra a alguien como Keith Jarrett (su conocido periplo casi que en paralelo entre el Jazz y lo Clásico). Hago la pregunta que me retuerce desde dentro: ¿Por qué improvisa Josu de Solaun?. Y mi respuesta es (posiblemente no coincida con la suya) POR LIBERTAD. 

¿Por qué Coleman rupturó las bases del Bop y las llevó y empujó a un límite desoladoramente anti-comercial?. ¿Por fama?... está claro que no. Su raza, oprimida y tocando en garitos y lofts como entretenimiento y subsistencia, se rifaban la muerte de la heroína en noches interminables. Los académicos querían el Swing y aceptaron con resistencias el Bop, y los Boperos casi se inmolaron cuando empezó a surgir el Avantgarde. Si nos vamos al piano, Sun Ra esgrimía su Afrofuturismo con tintes políticos para pedir LIBERTAD a su raza bajo un rocambolesco regreso a las estrellas y enroque con Egipto. No estoy diciendo que Jazz e Improvisación sean la misma cosa pero la palabra LIBERTAD es la más escrita en la literatura de estos estilos solo que generalmente el enfoque para mí no es el adecuado. Cuando se crea en Chicago la Association for the Advancement of Creative Musicians (AACM), tendrían que salir de la cerrada sociedad Americana para buscar refugio en Europa o París siendo ya en los 70 cuando su valor y potencial musical y social ganó fama en América. LIBERTAD en plena Guerra de Vietnam, lucha por los derechos civiles en una sociedad de corte racista. Quizás donde menos cohibidos estaban (igualmente faltándoles el pan) era en Inglaterra con los Barry Guy, los Evan Parker, la Spontaneous Music Ensemble y demás llevando curiosamente muchas (cientos) de sus composiciones a la London Symphony Orchestra en una simbiosis posiblemente impensable por otras latitudes. Para mí, estos otros lo hacía por el PLACER DE LA LIBERTAD.

Una caída libre cargadísima de tintes sociales en el Jazz que a la vez denota furia guerrera con las huestes Alemanas de jóvenes greñudos que luchan contra la Beatlemanía y el pastoral Schlager, saliéndose por la tangente hasta llegar a eso llamado Kraut, Kosmische o lo que fuere. Una Plastic People of the Universe claustrofóbicamente asediada por el Comunismo junto a DG307 y muchas más bandas (también a la literatura, al cine, la poesía o la pintura) toca en pos de la ansiada LIBERTAD incorporando instrumentos musicales autóctonos y Folk (violines y otros) diciendo que vale, que no renuncian al pasado, pero ellos quieren LIBERTAD. Surge el Free porque la estructura convencional oprime al músico (en muchos casos de formación Clásica) y este necesita un oxígeno musical que no haya en otro sitio, empachado de formas ternarias, standards de rancio abolengo y de aburridos cánones.

Me siento muy tentado de escribir (joder, lo estoy haciendo) que Josu de Solaun es un gran improvisador porque por un lado es un gran pianista pero sobre todo porque es un gran destructor de los Andamios que hay que deformar para salir de la zona de confort. Por tanto, escucho en First Times a un pianista a caballo entre los aguerridos sones de combate de Cecil Taylor y los preciosismos de McCoy Tyner... capaz de mimetizarse en los pasajes más angulares con Cornelius Cardew de AMM pero sin perder el Swing. Cuando el pianista dice un `hasta aquí ha llegado´ a la unión entre los dos hemisferios, y la mano derecha se emancipa de la izquierda, acaba convirtiéndose en un sujeto sonoramente impredecible pero sobre todo, LIBRE.

Josep L. Galiana (tenor, soprano) parece lo contrario. Digamos que si uno tiene dudas de cómo se creó el mundo (que si el Big Bang, que si lo evolucionista versus creacionismo), yo te aseguro que Galiana nació por Improvisación (retirad del medio las connotaciones sexuales). Galiana es uno con su instrumento en todas las disciplinas que toca, desde la electroacústica y las partes más melódicas, además de profundo en sus escritos en la vertiente periodística y musicológica. He escrito tanto sobre su figura que prefiero hoy no biografiar demasiado. LIBERTAD para el que escribe esto también.

Fruto de una sesión de improvisación del 20 de Junio de 2021 en el Teatre Auditori de Catarroja de más de dos horas de duración se sacan 23 cortes que acaban en 14 tras diversos procesos de despiece y que lejos de Golemizar el asunto, suena más que coherente y con hilo conductor. Escuchas sucesivas a los 53 minutos del álbum denotan varias cosas que se hacen muy patentes; una, que Galiana tiene una técnica al saxo (tenor o soprano) que para mi gusto es prácticamente incomparable en este país (quizás otras grandes figuras como Tejero al alto), y la otra, que De Solaun se ha divertido de lo lindo convirtiendo su piano en una máquina de guerra orientalizante que lo mismo transita por terrenos japoneses cortesanos (Gagaku) que nos hipnotiza con ominosas cadencias Gamelan, para pasar por clústeres meteóricos, notas sueltas que quedan eternizadas como la luz tras los párpados cuando uno mira directamente al sol y una atemporal forma de tocar que juro que me cuesta discernir si (vuelvo a lo mismo) no estoy escuchando al ya maduro Cecil Taylor de los 80 mezclado con los delicados tonos de piano de Alice Coltrane y es que para mi gusto cuando el Free o la Impro se tornan aguerridos y apretados, se convierten en Música de Cámara para gente Insana sin Cordura (relacionad con el Rock en Oposición, Univers Zero y Magma si les apetece tiren para el rock).

Me resultaría imposible analizar corte por corte First Times porque Yañez ha puesto toda la carne en el asador y si algo no me gusta, es el corta y pega. Para datos de los significados de los títulos (puestos a posteriori) y mil cosas más, insisto leerse las 21 páginas (mitad español, mitad inglés) pero para dejarse llevar un poco, permaneced todavía por estos lares que vamos a hacer un vuelo rasante.

Desde esa densa apertura con abigarrados diálogos entre el piano desnudo y el saxo, se pasa a opresivos descensos en los que se aborda la parte preparada de un piano que se lleva al extremo percusivo y se lo despoja de vértebra al reducirlo a cuerdas en modo arpa. En simbiosis perfecta, con un Galiana tocando en zonas muy altas y rozando el sibilante toque de una flauta, hasta otros cortes en los que el soprano se vuelve Noir y mistérico. Charolado como esas ciudades nocturnas eternamente mojadas que reflejan carteles de neón. Preciosas notas desnudas de piano contrastan con los vientos ejerciendo sensación de danza, real o psíquica (¿quizás el Cortejo?) aparecen y desaparecen como motivos de un film compuesto no por fotogramas sino por pinturas. Las sordinas de Galiana unas veces suenan glosolálicas, regurgitantes y anti peristálticas, reflejando quizás el acto agresivo del pintor batiéndose en duelo con el lienzo ("Pollockiana" es un ejemplo clarísimo) mientras que en otras se viste de vibrátil plástico alcanzando el retumbar del trombón (cierto deje metálico) que junto a las cuerdas minimalistas del piano de De Solau nos lanzan a terrenos más propios de la electroacústica (al menos en cuanto a vértebra). Se recurre a cierto Dadaísmo contenido (autolimitado me gusta más) que provoca que la música en ocasiones se convierta en lluvia que cae, volutas de un pebetero o fisión de neutrinos contra plancha metálica en Re Menor. 

De Solaun se transforma en una bestia de tiempos pretéritos, destensa cuerdas y las golpea a martillazos para provocar la verborrea en cascada de Galiana en unos crescendos que se mezclan con un aroma a World Beat muy sutil que me recuerda a los galimatías juguetones de Esquivel ("Ichi-Go Ichi-E"). El tempo por lo general es rápido en todo el minutaje, y por momentos la intensidad es tan alta que me recuerda a esos ataques de Brotzmann o Evan Parker en sus años mozos y cuando hay que ir más lento es para volverlo todo más caleidoscópico si cabe, huyendo de baladismos. Terroríficos momentos como ese diálogo entre el tenor y las cuerdas del piano tocadas en slap en "Amuse-Buche"... devastadores efectos para el oyente auguro. Si bien este corte es la disolución del todo a la nada, "Scorrevole" hace lo contrario a través del solo de soprano de Galiana que se encarga de recoger todo y poner las cosas tal y como estaban minutos antes.... ah!, y joder, el tipo se acuerda de dónde iba cada cosa. Fantástica la comparativa con Escher de Yañez para describir el breve puente-solo "Threshold", esos acatarrados clústeres de notas de piano, con puntito juguetón y que también coincido con sus toques tangenciales con Ligeti en el segundo tramo. Ya sea tocando muy juntos o bien todo lo contrario, First Times habla de justo lo contrario... esto no parece un primer acercamiento sino un saber estar/tocar/sincretizarte de toda la vida... una oda a esa LIBERTAD que contábamos arriba que una vez despojada del cariz sociopolítico, de lo opresivo (a veces el régimen más dictatorial, juez y señor, es el propio Academicismo) y quizás de lo innovador tras 60 años existiendo el género, nos queda el Humanismo puro y duro de dos músicos vibrando en la misma longitud de onda, comunicándose e invitando al oyente a participar de una conversación a priori difícil de seguir pero que a poco que logres consultar el índice onomástico un par de veces, serás otro ADICTO MÁS.

Por cierto, edita como siempre en precioso digipack LIQUEN RECORDS revestido con unos motivos pictóricos de Omar Daf que reflejan a la perfección la música. Insisito, lo demás, el libreto de Paco Yañez

SUBLIMEMENTE LIBRE.

http://liquenrecords.com/2022/07/08/galiana-de-solaun-first-times/


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