Páginas

jueves, 8 de octubre de 2020

ACID MESS - "SANGRE DE OTROS MUNDOS" (SPINDA RECORDS SDR18043/46/49, 2020)

Evolucionar sin perder la identidad. Mejorar sin perder la pureza. Mejorar sin perder la magia. Mejorar sin perder el groove. Mejorar sin perder el estatus de culto. Mejorar sin perder lo que has ganado. Ganar mejorando lo que nunca pierdes. Perder ganando la identidad de la pureza. Ganar magia sin perder el groove. 

ACID MESS, antaño con masa molecular similar a la Tierra (Rock Desértico) en sus primeros trabajos, pierden lastre innecesario para cambiar el grano por el aire y centrarse en una Pastoral Psicodelia extraterrestre. Por otro lado, las unidades de masa atómica muertas (Doom) se desprenden como escamas para criar nueva piel en Daltons de lisergia (Heavy Psych). Cambiar la `Misa Negra´ por la `Lámpara de Lava´ en la historia relativamente reciente de la música ácida (no voy a entrar en nombres míticos como Triana) está solo al alcance de unos pocos en este país; así a bote pronto Viven y Reinan los grandes Pyramidal, Cabalgata Cósmica, Híbrido, Atavismo o Domo, y vivieron y reinaron otros grandes como Viaje a 800Schwarz, Lüger, Traummaschine o Fooz. Bandas que evolucionaron sin perder la identidad, sin perder la magia, sin perder el groove, sin perder el estatus de culto y sin perder lo que habían ganado.

Iniciada andadura con el pelotazo Hard rock de I (2012), disco donde brillaba una especial mezcla entre Psicodelia y Punk (imagina mezclar a Venom con Farflung), pasarían poco tiempo después a refinarse y ganar en lentitud con el sucio, bilioso pero igualmente rompedor Creedless de 2013. Empiezan los insistentes órganos como base y por encima una mutación teratogénica de monolíticos riffs de piedra caliza Sabbathiana (no sé, así del tirón me iría a grupos de Tee Pee Records como Naam, Ancestors o Aqua Nebula Oscillator). El EP Madre Muerte todavía se apoya en una fortísima base rítmica con la presencia en primer plano de las guitarras pero su canto de cisne es sin duda II de 2015. Meditabundo, ensoñador y ya con una fuerte base ácida a lo MC5, Blue Cheer y Grand Funk, con toques Progresivos llevados por largas Jams instrumentales que si bien no eran del todo originales, sí que desplegaban una honestidad y fuerza inusitadas. 

Y llega uno a 2020 y se encuentra de sopetón con Sangre de Otros Mundos, triturando todo lo anterior pero reforzando todos los elementos Progresivos en una doble vía; a saber, una que conecta al pasado sureño setentero Prog de este país (Triana por ejemplo) y otra que sigue una senda luminiscente algo parecida a los discos más retorcidos de Lagartija Nick (escúchese los mantras cósmicos de Ulterior, 2001), o el efervescente Pop ácimo de Manta Ray y Schwarz. Esos dos gruesos cables de cobre se enroscan sobre sí mismos y dejan pasar una electricidad telúrica, fresca y nueva que conecta como un cordón umbilical Oviedo con nuevos planetas en boga como el matemático Pi Earth. La calidad es tan alta en estos nuevos ACID MESS que más que reseñar el disco vamos a tener que cartografiarlo. Además, una de las cosas que me gusta de los asturianos es que dan lo que dicen dar, no como decenas de grupos que pululan por la península poniéndose la etiqueta de Psych antes de analizar qué diantres están tocando.

Veamos, la formación 2020 es: Miguel Ruiz (guitarra y voz), Borja Vázquez (bajo y voz), Antonio Tamargo (batería y coros) y Juan Villamil (sintetizador, órgano y piano eléctrico), mas Sergio Pevida (percusiones y palmas) y Aurora Salazar + Débola Hernández (voces y quejíos). El fantástico artwork es de Héctor Castañón / Ossobüko y la edición (CD, LP y Cinta) es de SPINDA RECORDS, que crece y crece gracias a una pasión pocas veces vista en estos tiempos de `coge el dinero y corre´. Sonidazo impresionante gracias a una masterización de lujo de los Green Desert previa grabación en Ovni Estudio por Pablo Martínez. Si se me olvida a alguien entre todos podéis poner un euro para contratar a un francotirador y dejar mi cuerpo en una cuneta (postura de seguridad por favor por si no estoy muerto).

"El Reflejo de su Piel" abre el disco en modo Planet Caravan / Pink Floyd. No puedes tocar música lisérgica sin tener tu particular rendición a ese tema. Lo hicieron Mind!, Fooz... lo hicieron Atavismo!, lo hicieron Naam... es imprescindible en el currículum. Gotas de aceite de colorines que van estallando como palomitas en una sensación de flotar, muy de Psych a lo Wooden Shijps o Vibravoid. Una guitarra y voz límpidas brillan como si estuvieran tocano al vacío o en gravedad cero. Entran toques espaciados del bajo, se arrancan los sintes y los ojos giran dolorosamente en las cuencas hacia el entrecejo. 

Las viejas máquinas analógicas hay que calentarlas; mientras cogen calor crujen y cuando estalla todo y despegas no te importa una mierda la frialdad del espacio exterior porque te arropa el calor de un órgano al más puro estilo Vanilla Fudge. Las voces pasan de lo limpio a lo agresivo cantando las consecuencias de ir rápido por el espacio mientra un solo de guitarra recuerda que está prohibido mear en la piedra de los meteoritos. Voces femeninas, quejíos y palmas lo dicen claro, has llegado a la Andalusian Constellation Corps

¿Y si el Ser Humano no es más que es un regalo de juguete más metido dentro de la Piñata Universo del Cumpleaños del Primogénito de Dios Nuestro Señor?.... venga, dilo del tirón, arriésgate que todo no es drogarse o tatuarse...hostias. Llénate de palabras en la boca como si te estuvieran amortajando en vida. Saca tu mechero que viene "Fuego al Templo", boogie rock en fotogramas que se suceden a la velocidad de la luz y bajadas de tempo para un vacilón estribillo macarra a más no poder. Fantástica la percusión con esos cascabeleos, toques de caja (y la madre que lo parió) adornando una larga Jam progresiva. Se sale el teclado inventando una y mil texturas, a ratos sinfónico y Trianero, a ratos West Coast... y sigue y dale que te pego la batería creciendo en su imparable dueto con los sintes. Devastador, magnífico como se vuelve al motivo melódico inicial. 

Siguen los nueve minutos de "Hechicera" en clave introspectiva. Inicialmente un groove funk muy deudor del Miles Davis eléctrico (o la sudorosa pátina Jazz Fusión en los discos como Mwandishi de Herbie Hancock), acentuándose la sensación todavía más con el piano eléctrico que acompaña a la voz. Grumos setenteros, toques Blaxploitation, quiebros con caídas arabescas andalusíes en cascada en un apasionante fade out que te deja sin aliento. 

"Futuro sin Color" es como caminar al filo de un acantilado tras ponerte un valium sublingual. Una línea de guitarra engarza una nota tras otra arropada por la batería en segundo plano. A los dos minutos deciden que a tomar viento, que van a lanzarse por derroteros Punk siderales y no te queda más que lanzarte al puñetero vacío. Abajo hay arena... aunque también puedes caer para arriba que están las mullidas nubes (Einstein está sobrevalorado). Cada parón de las voces va acompañado de una filigrana al sinte, que te achicharra con su soniquete de grillos drogados antes de pasar a un mistérico interludio turco con voces en falsete, aroma a Surf Rock anestesiado y un bajo que se sale (para que os hagáis una idea, suena a los Secret Chiefs 3 tocando Xaphan del Book of Angels de John Zorn, casi nada...).  

Vaya manera de lavarle la cara a Triana y sonar originales con "Salvaje Historia". Cuando entran las voces femeninas ("anoche tuve un sueño.... yo también tuve un sueño") me da la sensación de que tengo una piloerección tan grande que me voy a ir flotando de la sala como si de un globo lleno de helio se tratara. Un hipnótico bloque sinusoida que va y viene, que mece el ritmo hasta cortarse abruptamente y entrar "Hijos del Sol" con sintes en modo fanfarria estelar. Heavy Psych con ritmos Kraut motorik y voces punkarras. Hawkwind mezclados con Lagartija Nick y Spacemen 3. ¿Será un pájaro, será un avión?... no, es un puño americano fabricado con el metal de las naves espaciales el que te hace saltar los dientes como palomitas de maíz. Ala, ya tienes el hueco en la dentadura para apoyarte el cigarro.

Se me agotan los calificativos para este disco. "Infierno Gris" posee sustancia Jazzera en el abordaje de la guitarra; Fuzz abotargado, Bossa Nova y tropicalismo a penas sugeridos pero presentes... una nana espacial... amamantar a tus hijos con polvo de estrellas y contemplar el horizonte. 

Disco del Año porque si fuera Año del Disco tendríamos que dedicarle estos 365 días a ACID MESS. Tal cual.

https://spindarecords.bandcamp.com/album/sangre-de-otros-mundos

https://acid-mess.bandcamp.com/


No hay comentarios:

Publicar un comentario