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lunes, 3 de agosto de 2020

DIES IRAE, la exhumación de dos clásicos del DEATH/DOOM en México


Cada país tiene sus leyendas musicales, sus subescenas contadas en el boca a boca de seguidor@s que van creciendo a la par que evolucionan sus gustos, vidas y entorno. Algunas bandas se las traga el olvido, esa poderosa ameba de antimateria recolectora de sentimientos pero que tiene la deferencia de dejar `accesos directos´ a todo aquello que guarda. Un simple pensamiento, un recuerdo, un tema, una canción o anécdota lleva al rescate arqueológico (`alpinismo del vacío´) en búsqueda de esas grabaciones que fueron míticas. Se las recuerda en el incosciente colectivo, en el boca a boca, pero casi nunca se las homenajea con la deferencia que merecen. 

DIES IRAE se formaron en León, Guanajuato (México) nada más y nada menos que en 1991 (hay fuentes que citan 1994), estando en activo hasta 2002 (posteriormente se reformaron con otro sonido y apuesta en 2009). Recuerdo a la perfección ver en catálogos, revistas y fanzines el seductor título de su demo Ab Imo Pectore, piedra angular del Death/doom mexicano que fuera editada en Reborn Records (en el momento en que escribo esto se está anunciando la reedición en toda su glorioso esplendor así que tendré que echar mis redes a ver si soy capaz de conseguir alguna copia), casa discográfica donde militarían Agony Lords, The Chasm o la que es la banda más recordada de aquellos tiempos Cenotaph (sacarían con ellos su segundo y de sonido más sueco Riding Our Black Oceans aunque el que a mí me vuelva la cabeza es su disco debut de culto The Gloomy Reflection Of Our Hidden Sorrows del 92). 

(la portada de Ab Imo Pectore)

Los sellos Grimm Productions y Exhumed Records rescatan del olvido el debut Etherial (1998) y Naive (2001) trabajando con los másters originales y mejorando el sonido primigenio de unos discos que adolecían de esa cansina/vacua producción de los 90 (fruto de los medios con los que se contaba, evidentemente), añadiendo bonus y redondeando ambos discos con Pit Art y Obis. Ethereal se debe a su época pero lejos de lo que pueda parecer, su nivel compositivo es altísimo y con la nueva remasterización en los Infermo Studios de Suecia sube a otra dimensión. 

Es curioso como la escena mexicana tiene muchos paralelismos con la portuguesa (agrupaciones como Desire) con sonidos muy similares (Chaosphere Recordings ya ha desempolvado unas cuantas joyas del Death/Doom portugués). España también tiene bastante fonde de catálogo a reivindicar en el metal extremo y bandas como Golgotha podrán sentirse identificados con el desarrollo vital de Dies Irae... grabar con lo que se tiene y como se puede, crearse un nombre en el circuito de intercambio de cintas y fanzines y a partir de ahí, llegar hasta donde se pueda.

Todos estos aspectos, trabajar desde los másters originales e incluso regrabar (retocar) alguna parte ha engrandecido el acabado de un álbum que bebe mucho de los primeros Opeth o Katatonia pero que tira también a la escena del Death/Doom gótico de los 90 conservando sus temas todavía el vigor de antaño. Es cierto que cuando recupero estas grabaciones tengo que hacer un ejercicio de nostalgia y ponerme en un contexto musical concreto (`resintonizar las orejas´ a la frecuencia adecuada) pero con Etherial no ha sido así... el disco funciona 20 años después, con sus defectos (pocos) y virtudes (muchas); pasajes ambientales, doble juego de voces, uso de la acústica como introducciones... la base rítmica es eficaz pero compleja lo que demuestra que Dies Irae eran bastante avanzados para su entorno y época. Por cierto que la formación en estos momentos estaba formada por Dahern (voces y guitarra rítmica), Carlos Orozco (bajo), Eduardo Gómez (guitarra y voces) y Luis Amel (batería). 


Puestos a poner pegas pues soy un devoto de los logos antiguos así que hubiera preferido que se conservara en el nuevo artwork. En definitiva, se trata de un clásico que vuelve a la luz y que conserva intactos (como una mosca en ámbar) sus pequeños toques avantgarde en la guitarra acústica, muy acertada en todos los pasajes, y que redondea un clásico que además tiene la particularidad de no contar con teclados (cosa casi impensable en la época). 

La historia sigue y poco después reeditan su Ab Imo Pectore en un Split junto a Agony Lords en Oz Productions; en el 2000 sacan un directo junto a un buen puñado de bandas (Shamash, Disgorge y Buried Dreams) y en 2001 llega lo que se considera su piedra angular, el álbum Naive. La formación es básicamente la misma excepto Luis "Tony" Martinez que entra a la batería. El sonido/estilo es radicalmente distinto y sigue la misma trayectoria vital que Cenotaph... desde un Death/Doom más personal a un Melodeath deudor del sonido sueco y es que es el año en que In Flames estaban en boga, Dark Tranquillity reventaba ventas con Haven o Children of Bodom vendían camisetas hasta en los rastrillos. 

Teniendo en cuenta que el disco empieza a componerse sobre el 2000, coincide con la línea genealógica de muchas bandas que en aquel momento intentan buscar su hueco en el mercado (sobre todo el Alemán)... hasta Rotting Christ que había estado coqueteando con lo gótico en A Dead Poem (1998) intentaba recuperar antiguas sensaciones desengrasando el doble bombo en algunos demas de Sleep of the Angels y luego en todo su esplendor con Khronos.


El sonido se ve agrandado gracias a la batuta de Fredrik Nördstrom (Fredman Studios) y Göran Finnberg alcanzando una nitidez impresionante. Las voces mutan hacia ese Black Death inhóspito y a todo trapo que define una década. Me resulta curioso que cambiaran de batería... el apabullante doble bombo de Luis Martínez habla de cotas técnicas que quizás no estaban en su anterior batería, y quizás por ahí vino el cambio de formación. Con todo, no se pierden los pasajes semi acústicos, los arrebatos Opeth, Katatonia y el aroma Doom, todo dentro de una calidad compositiva altísima para un producto grabado claramente con miras a meterse dentro de un pujante mercado discográfico.

Brillan también las colaboraciones de Kostantinos Karamitroudis que había tocado con OzzyMarios Iliopoulos (Exhumation, Nightrage) abriendo una interesantísima puerta hacia lo que por aquel entonces estaban haciendo los Septic Flesh. Está claro que Dies Irae tenían calidad para semejante evolución y me pregunto si no querían seguir el paso de los icónicos Cenotaph con su segundo y aclamado Riding Our Black Oceans. Modas aparte, Naive tiene una calidad tremenda (hay detalles bastante avanzados en la música como mini pasajes jazzísticos al bajo en "Parallel Universe I") y sus temas tienen ese equilibrio perfecto entre brutalidad y melodía... además, al contrario que otras que no acabaron de despegar, las voces están perfectamente ejecutadas y dominan el inglés (Sepultura comenzaron con un paupérrimo nivel de pronunciación).


Luego todo se va diluyendo, y cada integrante sigue su camino interrumpiéndose la gira que estaban realizando. Se incluye como bonus un tema en directo del último (casi que único) concierto que dieron justo al inicio de una gran gira y luego si no me equivoco se separan para reinventarse luego en 2012 con Secret Veils of Passion pero eso, eso ya es otra historia. Creo que Naive llegó un pelín tarde al todopoderoso engranaje discográfico de la época que ya iba tendiendo a coquetear con la electrónica y los sampleos (eso daría para otro artículo) pero hoy, gracias a esta tremenda reedición cuidada hasta el último detalle podemos disfrutar en todo su esplendor de dos clasicazos de la escena extrema mexicana; pieza de arqueología musical revitalizada y que hará las delicias de los amantes de estos sonidos.

Ahora, a desempolvar mis viejas revistas y buscar las reseñas que tengo por ahí de Ab Imo Pectore e intentar conseguir alguna copia.


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