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miércoles, 17 de junio de 2020

LUBIANKA - "4.0" (KRAKATOA RECORDS; RAI DE LA MEDUSA PRODUCCIONS, 2020)


Bastante ha llovido desde Naufragis, debut de LUBIANKA que reseñé nada más y nada menos que hace 8 años tras un esbozo literario corto sobre su rompedora Demo (cosechó muy buenas críticas allá por donde pasó). En lo que me parece una fantástica reinvención y vuelta de tuerca, la banda de Barcelona embellece su sonido alejándolo de las etiquetas anteriores y mutando de sonido en cada uno de los cortes que componen 4.0, disco en el que tras diatribas personales y mil historias la formación queda establecida con Aleix Brasó (batería), Víctor G. Roca (voz y guitarras), Sergio Gutiérrez (bajo), Florenci Salesas (teclados, piano y sintetizadores) y Christina Garret (voces)... es decir, cambio de bajista mas teclista de regalo con respecto a Cerimònies, un discazo que me voló la cabeza cuando salió. 

Más cosas han pasado antes y durante, como esas sesiones de improvisación con Shruti Box que guardo como oro en paño (aquí) o su tremebundo directo en el desierto de Monegros recogido en un fantástico DVD (en un imposible ataque de mala suerte al más puro estilo Terry Gillian, la primera vez que intentaron hacerlo perdieron la gran mayoría de las cintas o algo así). 4.0 se edita en vinilo por Krakatoa Records junto a Bai de la Medusa Produccions; es decir, una especie de autoedición si tenemos en cuenta que la primera se trata más de una planta de fabricación y que el anterior salió en la germana Tonzonen Records. El resto de detalles técnicos se van a la grabación, mezcla y masterización de Víctor G. Roca en Grabacions Nómades y las fantásticas fotografías de Urko Linaza que adornan el montaje de la portada, también de Víctor.


Si nos paramos aquí un momento, se intuye que 4.0 es un disco muy distinto a Cerímonies. Por un lado, el abordaje característico del rock psicodélico de la banda se ha revitalizado mediante pasajes más jazzeros, toques a música de club nocturno (aires crooner aquí y allá) y unos excelentes arreglos de banjo, saxo, theremin y sitar que van añadiendo aquí y allá. Intocables permanecen las voces pastorales de Christina y Víctor, seña de identidad de una banda en pleno proceso de maduración tal y como se capta en la apabullante "Desert" que abre el disco. Como convertir un auténtico himno indio Cheyenne en una canción Psych, brillan la base rítmica y los arabescos de los teclados añadiendo una dimensión espacial fantástica al acabado. 

"Reflexos", con su inicial banjo, el medio tiempo marcado del piano y las amortajadas voces en salmuera huelen a Blues de tabaco de mascar hundido en la noche de los tiempos. Scott Joplin pasado por un espíritu Proto Glam acojonante y afortunadamente alejándose de esa oleada añejísima de bandas Stoner Psych de la península que se extienden como un cáncer musical metastásico. Un Boogie Swing Psicodélico con trocitos hard rockeros pegados al paladar sediento y atentos al impresionante arrebato espacial de unos teclados arropados por un saxo que entra como los Xhol Caravan (más drogados de lo habitual) y recordando la magia Kraut Hippiesca de Embryo


El fundido progresivo hacia "Encara Hi Som a Temps" es muy natural, resultando posiblemente de los temas del disco que más recuerdan a Cerimònies. Los teclados de Florenci Salesas suenan a The Doors pero "modo putrefacción /desfase On" (lo mismo está subrayando con el piano que te borda una sábana de sonidos en el pebetero del sinte). La guitarra hace su solo en justa medida, sin masturbaciones del mástil innecesarias pero subiendo el groove del corte al más puro estilo Grand Funk. Fabuloso el fade out minimalista de la percusión y los teclados.

La Cara A se finiquita con el oriental (otra marca de la casa) "Enzim 4.0"... aguerridas voces de Christina, el saltarín Theremin copulando con un sitar de forma desbocada muestran cómo ha crecido la banda, capaz de conjugar una base de Jazz Rock con Progresivo pero desde una óptica cada vez más caleidoscópica y personal. "És tard" es casi garajera; rezuma cierto primitivismo y la insania "controlada" de la banda cada vez me recuerda más en espíritu a CAN.


Abre la Cara B el temazo "Amnésia", movido a base de estertores orientales otra vez y con el protagonismo de Christina con su peculiar y estentórea pero bella forma de cantar, apoyada en unos agudos imposibles. Si Janis Joplin hubiera llevado el demonio dentro... bueno, creo que ya lo tenía dentro, la verdad, se parecería un pelín a esto. Baja el tempo y unos sonidos de mar abren la jazzera "Portlligat 79", fantástico ejercicio de progresivo dificilísimos de clasificar. Cantando en catalán, supuran algunos toques de ese primer progresivo Barcelonés de Blay Tritono, IcebergSisa, Máquina! o Secta Sónica... es decir, una aleación perfecta entre el Rock Progresivo y la fusión que se estaba haciendo en la Barcelona Preolímpica antes de la entrada de la experimentaciónp pura y dura y bandas más enfocadas a la electrónica, aunque para mis oídos LUBIANKA se alejan de cualquier atisbo del Folk Catalá per sé. 

Sigue el sitar en "Tall", que empieza como una Shloka hindú para ir triturándose como un meteorito entrando en la atmósfera circundante a Bengala. Un triposo riff Psych y cantos tribales que se van acelerando en un clímax elevador y ácimo. Experimentación pura y dura en un corto pasaje ambiental estalla en el pedazo de himno (con soniquete 13th Floor Elevators incluído) "A la Neueska!". Ritmos percusivos Motorik, paradas y acelerones con un mistérico pasaje de teclados, voces en Vocoder y la parte más experimental del disco que se une a "Xekat" formando un binomio fortísimo de guitarras encabronadas y multitud de detalles y perlas. 


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