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viernes, 6 de marzo de 2020

STEVE PICCOLO - "DOMESTIC EXILE" (MENTAL EXPERIENCE MENT029, 2020)


"I don´t think I knew anyone who had an actual bed in those days"
Steve Piccolo

El sello MENTAL EXPERIENCE, acetábulo batrácico de GUERSSEN, recupera Domestic Exile de Steve Piccolo, que si mis datos son los correctos, saldría a cargo de Materiali Sonori en un lp que sonaba regular tirando a mal. Hablar de Steve Piccolo es meterse dentro de la escena Arty, el Rock Experimental y la vida cotidiana artística en el New York de finales de los 70 y comienzos de los 80.

Artista de esos que yo llamo "integral" porque básicamente abarcan todo espectro conocido, desde la música al teatro, la performance, música para instalaciones, videocreaciones.... esa clase de personaje de difícil encasillamiento más fácil quitarse de en medio si añades un simple Avantgarde a todo lo que hacen. Tras ese tremebundo disco de The Lounge Lizards, deconstrucción molecular del Free Jazz hacia la No Wave y posiblemente uno de los discos más influyentes de la historia (vaya, no en vano andaban por allí Evan y John Lurie, Arto Lindsay, Anton Fier o la producción de Teo Macero....), refleja sus inquietudes en solitario tras dos semanas de febril composición.

Lo tremendamente curioso de estos discos es que funcionan mucho a modo sociológico siendo fiel reflejo de lo que se vivía en las escenas de la época. Piccolo pululando allá por Wall Street durante el día, por la noche con su vida de clubs nocturnos y salas de arte (recomendado ver el documental 135 Grand Street New York 1979)... eso sí, acompañado, nunca sólo... es la época de lo comunal: "I was always facinated by society´s total droputs, and by the idea of surviving completely outside the system, without an identity, papers, money, job, family. But not without friends... that would be unthinkable, unnecessary cruelty".


Estamos en plena descomposición del Punk Rock, la extraña sístole del Post Punk y la diástole de la No Wave, mas esa frenética actividad proveniente de la experimentación de la AACM en Chicago, que a finales de la década de los 70 ya había elevado el Free Jazz a una categoría que todavía hoy día es digna de estudio. El aparato circulatorio de todo aquello se retroalimenta y vino a llamarse Downtown Neoyorquino, traspasando barreras y copulando con el Avant Rock inglés para crear múltiples asociaciones moleculares a través de Henry Cow y las colaboraciones (infinitas) de Fred Frith aquí y allá. Como resumen, las fronteras de diluían, tanto físicas como estilísticas.

Tras ese homónimo debut de The Lounge Lizards, Steve Piccolo, en colaboración con Evan Lurie y G. Lindahl graba una de esas joyas que se tiran enterradas en el boca a boca demasiado tiempo. Primeras escuchas pueden dar una sensación extraña de Folk minimalista urbano, con ecos a Patti Smith, John Cale y el Spoken Word pero con esos detalles tan bizarros que definieron a Half Japanese y a su mente pensante, el ínclito Jad Fair (maestro en el abordaje del Lo-Fi alternativo).

La música se concibe en inicio como banda sonora a una Performance pero poco a poco el proyecto se reafirma en banda y Domestic Exile acaba grabándose en ZBS Foundation con nada más y nada menos que Bob Bielecki (Laurie Anderson o La Monte Young) a la producción. 39 minutos distribuidos en 12 perlas.


La formación la que he comentado: Piccolo cantando, a la guitarra eléctrica, bajo y contrabajo y la percusión; Evan Lurie al Farfisa y los sintes de G. Lindahl. El vinilo tuvo muchos problemas para editarse, con fallos en el tracklist y un mal prensaje, y ahora rescata en todo su esplendor MENTAL EXPERIENCE, con remasterización de Gak Sato y un extenso booklet a cargo del propio Steve Piccolo.

Abre "The Bell", pulsátil e inclasificable. Minimalista abordaje con bizarros arreglos de sintes rozando el Psych con una guitarra que irrumpe en modo garajero para amputarse cuando acompaña a la voz. Una tonadilla del espacio exterior que finaliza con voz y Farfisa en un Gospel Folk eclesiástico con olor a Zotal... y vuelta al burbujeante sintetizador en modo psicodelia sixties. "Young and Ambitious" suena a una deshidratada Velvet Underground despojada de elementos rock y revestida de algo del aroma a plástico del SynthPop (como esas patatas fritas light que nunca llegas a sentir explotar su sabor en la boca). Repetitiva, excesiva y con un ligero atisbo de Rhythm n´ Blues de laboratorio acentuado en afiladas guitarras y voz pasada por filtro vocoder en "Past Life" a modo de manifiesto panfletario anti-todo de esos que tenían que pulular por las calles de New York City. Repetidas escuchas van destapando infinidad de detalles que hacen que el minimalismo te estalle en racimos sonoros como los fuegos artificiales (la guitarra parece sacada de la pesadilla de un joven Marc Ribot).


"Modern Man" lleva a Cale o Lou Reed a una Iglesia Pentecostal alternativa que venere a un Dios Nuclear. Detalles folkies, tropicalismo (o algo así mutado) para un corte donde el bajo hace arabescos sobre percusiones latinas y una sola nota del Farfisa que se repite hasta sacarte de quicio. Pero ojo, que encima el tema se permite acabar en modo bailable si tienes maracas a mano. Cuesta no creer que uno está ante un Nugget de esos perdidos de los años 60 en "Businessman´s Lament". Quizás sea la voz, siempre a caballo entre lo cantado y lo susurrado, y el tempo en general lento lo que nos lleve a confusión (joder, si hasta parece Donovan o un grupo de Prog Rock en una balada añeja)... al menos hasta que eclosiona el tema en pura experimentación partiendo en dos el tema mas repuntes de sintes Lo Fi del espacio exterior.

Esos mismos efectos se continúan para estructurar el escaso minuto de "Bleecker Street", que viene a ser algo así como si Sun Ra estuviera leyendo un flyer de la Angry Brigade con guitarra y Casiotone por acompañamiento.


La otra mitad del disco es igual de insana. "My Face" en clave Disco Funk desvirtualizado hacia el Post Punk de los primeros Talking Heads con una fantástica la guitarra. Asisto impávido a cómo se acerca Piccolo en esencia a los CASSIBER. "Stray Man" es otra proclama contestataria de andamiaje deudor de Lou Reed con maravilloso contraste entre una melodía que se atisba (rápida y en segundo plano) bajo la línea vocal, virando hacia ese precioso piano que abre "Superior Genes"; se doblan las voces y se punkarriza el asunto con una leve pero acertada distorsión de la guitarra. La letra se te va clavando como un himno de  Spoken "Punk" Word cada vez más a lo Lydia Lunch redondeando uno de los mejores cortes del disco, que vuelve en sus últimos instantes al preciosismo inicial.

Tramo final con la angular "Talk to Me" (Frith a reventar por los cuatro costados, deconstrucción incluida), la apoteosis folk cabaretera de "I Don´t Want to Join a Cult", con pandereta al más puro estilo himno de culto sectario (el Farfisa subrayando el estribillo) y "Apología" volviendo por los terrenos de la Velvet Underground, con Piccolo fagocitando nicotina sobre un piano desquiciado, un contrabajo contorsionándose en atisbos Jazzísticos y lentísimo fade out rozando el Drone.

Imprescindible como imprescindible es visitar el siguiente enlace Red Letter Edition N°01 by E IL TOPO.



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