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viernes, 15 de marzo de 2019

ENTREVISTA A DOCE FUEGOS... LAS PIEDRAS SANGRAN


¿Sabéis esa sensación extraña que te roe por dentro cuando crees que estás ante algo muy gordo y nadie parece darse cuenta?. En la actuación de DOCE FUEGOS en la Capilla de La Cartuja en Sevilla me pasó algo así. Aquella media hora larga (o 40 minutos) me noqueó tan duro que a sabiendas de que se había grabado intenté en la medida de lo posible que viese la luz más pronto que tarde. A pesar de que era casi imposible incluirlo como bonus en el nuevo número de KARATE PRESS que se estaba tramando le dí bastante la tabarra a LUIS BOULLOSA, pero por motivos lógicamente monetarios y que Miguel Palou estaba buscando sello, pues la cosa quedó flotando.

También es cierto que en ocasiones uno se obsesiona y deja llevar por el momento y no es objetivo, pero cuando pocos meses después recibí la grabación masterizada, me quedé doblemente estupefacto. No es sólo que sea buena, es que es una jodida obra maestra de la música Ritual, del Drone Doom Catedralicio o qué se yo. Es una puerta a otros mundos tanto musicales como literarios.

Estoy hablando del músico sevillano MIGUEL PALOU, que espero que al final de este texto hayáis conocido un poco más.

El Templo de las Cuevas necesita de una edición física ya, porque creedme cuando os digo que el violín, la mandolina y los pútreos loops electrónicos se comieron con creces a los consolidados ya SANGRE DE MUÉRDAGO. Es una opinión personal, claro está. Podéis leer la crónica de aquella actuación por aquí:



Hace unas semanas me enteré de que las demos de DOCE FUEGOS iban a ver la luz en cassette a través del sello BIG RIFF RECORDS, que además apostaría por 25 diferentes (y sugerentes) portadas. A lo largo de 34 minutos se desarrollan 3 largos cortes donde lenta pero inexorablemente se pone sobre la palestra toda una panoplia de posibilidades realmente caleidoscópica.

"Del Abismo Acuático. Del Origen de la Vida y la Luz" abre con acoples ambientales a lo TANGERINE DREAM de la época de Alpha Centauri, pero cuando nos vamos concentrando en lo que está sucediendo salen a relucir las notas ultra distorsionadas de un violín. La forma de atacar al oyente con oleadas cósmicas, aunque tiene una potente base electrónica, está más en comunión con el Metal en sus formas más abstractas. 

Inducir al oyente al trance chamánico, al viaje interior y a la catarsis mediante unas notas de mandolina con cadencias exóticas y orientales que irrumpen sobre la base anterior. Hay algo de clasicismo en la música de DOCE FUEGOS que lo une al NeoFolk en ciertos aspectos... flotan las cadencias Gamelan o quizás más acertadamente la teatralidad del Gagaku. Si cierras los ojos casi puedes imaginar una danza Butoh que se estuviera ejecutando en el último rincón del Universo.


Es alucinante la forma en que el corte va creciendo en intensidad. Los riffs metálicos a través de la mandolina y el violín eléctricos tienen una fuerza enorme y el conjunto es tan fresco como original. Puede recordarte a cosas, claro, pero no es habitual encontrarte con tantísima maestría en una demo. 

"Eternidad Atronadora. Del nacimiento del Tiempo y del Canto" es más étnica. Experimentaciones vocales glosolálicas que, en palabras del autor, conforman un poema cosmogónico inexistente, inventado y que se inspira en  la cantata "O Ewigkeit, du Donnerwort" de J.S. Bach y la petenera "En la provincia de Cádiz" cantada por Camarón de la Isla. La suciedad de la voz nos llega incompleta, como si se tratase de una vieja cantata en vinilo de pizarra que se hubiera tornado corrupto. Hay algo amenazante tras cada arabesco del violín y el uso de voces guturales eleva la música a cotas de Cámara Funesta... como mezclar UNIVERS ZERO con el black sinfónico de los polacos PROFANUM.

Las percusiones con el Bodhran dan un toque marcial fastuoso a "El Molino del Universo. Del Discurrir y del Movimiento Cósmico-Temporal". Una acelerada procesión hacia el mismo centro del cosmos, armado con sustancias alquímicas y con el saber arcano de los estados alterados de conciencia. Furiosamente épico, Palou despliega una inusitada inventiva que va a dar muchísimo que hablar, estoy seguro. Imposible no sobrecogerse con el final del corte.

A continuación tenéis lo que se me antoja una más que interesante entrevista (por las respuestas, claro está) al músico sevillano. Disfrutad:


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Veamos, creo que es de rigor que te presentes antes de nada al público. ¿Quién y qué es DOCE FUEGOS?. ¿Qué se esconde detrás de tan ambiguo nombre?... la verdad es que no he encontrado una referencia clara al respecto.

Doce Fuegos nace del deseo de libertad compositiva y sonora, hacer algo diferente partiendo de los instrumentos que tenía a mi disposición, expresar mis inquietudes musicales sin ataduras; de ahí que en Doce Fuegos se abarque una diversidad amplia de influencias. 

Hubo un periodo que dejé abandonada mi actividad musical después del conservatorio, cuando me dediqué a mi doctorado en Historia en Florencia: a veces dos actividades tan sacrificadas pueden llegar a ser incompatibles. Al volver a Sevilla quise recuperar mi contacto con la música y contribuir de algún modo a su lado más arriesgado (de ahí que también forme parte de Pabellón Sølar). 

Amigos como son la gente de Orthodox y Blooming Látigo me ayudaron mucho a alimentar y guiar (de manera más o menos directa, consciente o inconsciente) mis inquietudes y de manera gradual fue naciendo Doce Fuegos en 2017. Aparte de lo musical, hay una cuestión conceptual que en cierto modo es mi leitmotiv: la necesidad antropológica de narrar, de relatar, y cómo el ser humano se convierte en una construcción de discursos y narraciones con sus símbolos. Me parece un aspecto muy interesante tanto desde el punto de vista histórico como literario, pero no quería expresar esas reflexiones o recreaciones a través de palabras, sino de sonidos. Por ello, planteo mis composiciones como relatos sonoros casi a modo de paisajes. 

Cuando pensé en el nombre, busqué elementos más o menos comunes en las culturas: el número y los elementos. El número doce y el fuego son símbolos de múltiples significados según la cultura, y de ahí parte la posibilidad de realizar otro de mis objetivos: dar la opción a las y los oyentes de poder crear sus propios significados y relatos en compañía de la música que aporto.


En tu bio se habla tanto del Noise como de lo étnico, pasando incluso por el Black Metal o la Dark Wave. ¿Qué artistas clave conforman el códex inspirativo que alumbra a Miguel Palou?.

A veces es difícil quedarse con unos pocos artistas cuando realmente se bebe de casi todo lo que uno escucha. John Coltrane, por ejemplo, ha estado ahí siempre, o las composiciones de Debussy, Prokofiev o Bach. 

Creo que a la hora de construir mi sonido actual ha pesado mucho las influencias de Swans, Sonic Youth, Earth, Sunno))), Dead can Dance, Godspeed you! Black Emperor, Burzum o Drudkh. En lo que respecta a la composición, me fijo mucho en Angelo Badalamenti, Ennio Morricone, Shostakovich, Arvo Pärt… pero también me fijo mucho en el folklore mediterráneo que voy cogiendo de un lado a otro, sin fuente concreta: ora a través Lole y Manuel o el Lebrijano, ora de Oum Kalthoum, ora del Medea de Passolini.

Si dentro del mundo del violín tengo que quedarme con algunos ejemplos de inspiración, esos son Warren Ellis y Michael Galasso. 

Tu concepción de la música se nota (y sé) que es académica. ¿Qué estudios musicales profesas y qué te lleva a conectar con el violín como instrumento central?. ¿Has tocado en bandas previamente?.

Sí, efectivamente aprendí el violín en el Conservatorio, llegando a terminar el grado medio, pasando luego a doctorarme en historia como he comentado antes. El Conservatorio me ha aportado muchas cosas a la hora de tocar y componer (entender la armonía y cómo romperla, las estructuras, la técnica, la afinación –y la scordattura–), pero también me sirvió para darme cuenta que no me quería dedicar al violín en el sentido profesional que se da en esta institución. 

De hecho, terminé aborreciendo las partituras. Quería hacer una música que me ofreciera libertad y dar rienda libre a la improvisación (y la inconciencia), jugando con los géneros y los artistas que escucho y que normalmente quedan fuera de ese ámbito. Antes de irme a Florencia había colaborado en cosas puntuales, pero nunca nada totalmente serio. 

Sobre la elección del violín como instrumento central también tiene mucho que ver mi intención de no recurrir a los instrumentos habituales del rock o el metal. El hecho de escoger la mandolina fue precisamente por tomar un instrumento que me permitiera hacer acordes con una afinación similar a la del violín y, a su vez, desprenderme de esa dependencia hacia la guitarra o el bajo. 

Creo que hay muchas posibilidades con instrumentos diferentes y no habituales en este género para poder crear. Leyendo la historia de Sonic Youth, por ejemplo, me sirvió para darme cuenta que da igual que tengas un instrumento aparentemente “malo” o poco adecuado; lo que importa es tener la suficiente inquietud experimental y aspiración a buscar sonoridades, con estrategias como hacer nuevas afinaciones o combinar efectos, para poder crear tus propios sonidos. 

Dicho de otro modo, no quería sonar igual que los artistas que he mencionado antes; quería hacer un punto de encuentro de todas mis influencias, pero con mi propia manera de hacer y entender la música y el ruido, con mis propios recursos y sin tener que aprender otros instrumentos “dominantes” del género.



Cuando vi tu actuación en La Cartuja de Sevilla quedé sobrecogido. Sobria, épica y con un cierto halo de misticismo doom sobre todo en un riff del violín electrificado que me voló literalmente la cabeza. Personalmente creo que te comiste a los cabezas de cartel SANGRE DE MUÉRDAGO, mucho menos arriesgados en aquella ocasión. ¿Me equivoco o el metal está muy dentro en la música de DOCE FUEGOS?.

Aprovecho este momento para agradecerte tu crónica y tus palabras. La verdad es que me halaga mucho saber que tuviera tan buena recepción mi actuación.

Para mí no cabe ninguna duda: el metal está muy dentro de Doce Fuegos. Es algo con lo que he crecido y sigo creciendo. Sin embargo, cuando me preguntan qué estilo hago, se me hace difícil decir que es metal. Imagínate la cara que suelen poner los vendedores de tiendas musicales cuando les explico que estoy interesado en unos pedales en concreto para enchufarlo al violín y, a su vez, enchufarlo a un amplificador de bajo para hacer música experimental. Si eso ya descuadra, añádele que digo que hago metal. 

Lo mismo podría pasar cuando me preguntan qué  tipo de música hago (pregunta que siempre me cuesta mucho responder). Supongamos que digo que es metal, la reacción sería probablemente así: “¿Un grupo de metal? ¿Cuántos sois? ¿Uno y toca nada más que el violín y la mandolina?”. Es verdad que no hago metal en un sentido estricto de la palabra, que es un proyecto experimental, pero para mí sí tiene ese sustrato que es fundamental. Al final, siempre más fácil decir que haces ambient o noise, incluso post-rock, que sirve de comodín (aunque muy incómodo, por mi parte)… y aún así no me satisface, es una solución rápida.

Por otro lado, mencionas que te suena a doom, y efectivamente es así. De hecho, me siento muy identificado con proyectos como Völur, SubRosa, Insect Ark (aunque no lleven violines) o Pylar: son maneras muy particulares de entender el doom con diferentes instrumentos, pero viajan hacia ese misticismo y construyen el paisaje sonoro. Pero volvemos al mismo problema ¿El público va entender que esto es doom? A veces incluso me cuesta a mí decirlo, pero es sin duda una consecuencia de la dependencia a la ortodoxia de las etiquetas, que en vez de ayudar a guiar y facilitar la descripción estás apresado por sus definiciones y reglas no escritas.


("l'ange des certitudes et, dans le ciel sombre, un regard intérrogateur", by Odilon Redon (1882) . Courtesy of Rijksmuseum, Amsterdam).

¿En qué instante sientes que tienes que plasmar tus inquietudes musicales en un proyecto digamos… físico?.

Supongo que llegó en el momento en que necesitaba tener algo fijo en una manera de componer tan cambiante. También es el modo para poder continuar esta actividad de una manera sostenible y poder ir a otros sitios para tocar. Está un poco entre la necesidad personal de tener algún testimonio material de esta actividad y la de la promoción. Pero, sobre todo, también era necesario que mis ideas tomaran ya forma y que los relatos no se perdieran en apuntes y en mi cabeza, sino que hubiera ya una narración (o meta-narración) sonora en algún soporte más duradero. 

La primera demo en cassette creo que está siendo bien acogida. 25 portadas diferentes y un acabado precioso. ¿puedes contarme algo de cómo surge el contacto con el sello y qué piensas de esas demos ahora con la perspectiva del tiempo?.

El contenido del cassette es lo primero que grabé de Doce Fuegos en un encuentro entre amigos, incluyendo a los Lead Coffin. Como grupo de grindcore, tienen su propio equipo y entonces aproveché la ocasión. Escuchándolo ahora me resultan un poco extrañas, porque esas composiciones han ido creciendo y ahora las toco de manera diferente. Sin duda, estaban en un estado muy primitivo y hay cosas que no me gustan, pero creo que ese pensamiento parte del inconformismo y de las ganas de mejorar siempre.

Sobre el sello, BigRiff Records, puedo decir que lo lleva Isa Alba, quien me ha apoyado desde el principio con este proyecto. La idea de hacerlo en cassette me vino por Gzú de Lead Coffin, pero no podía permitirse el gasto y yo no estaba muy seguro. Al final, volviéndolo a hablar con Isa, pensamos en sacar el cassette, pero de una manera especial: que cada cassette tuviera su personalidad, y que esa personalidad fuera escogida por quien la adquiriera. 

Quien tiene una cassette de estas demos no tiene simplemente la oportunidad de escuchar Doce Fuegos, sino que con su subjetividad puede crear su propia historia a través del sonido, el nombre de las composiciones y su portada, que es única.


¿Qué podemos esperar en un futuro cercano de DOCE FUEGOS?. Sinceramente creo que hay tanta calidad que debería de haberse mojado ya algún sello.

Para un futuro no muy lejano espero que pueda salir la grabación en la capilla del Monasterio de la Cartuja: El Templo de las Cuevas. No sé en qué soporte saldrá, aunque debo admitir que encontrar el sello que pueda sacarlo no está siendo fácil. Los muy pocos sellos que me han respondido me han comentado que les resulta muy interesante y que les ha gustado mucho, pero que no tienen dinero, cosa que comprendo perfectamente. 

Sigo en la búsqueda y estudiando opciones. La autoedición es una, pero para alguien que lleva un proyecto individual, resulta muy costoso y más al estar desempleado. Aún así, no abandono la ilusión de poder tener algún día en mis manos el formato físico de la grabación.

Además, tengo ya prácticamente preparado las composiciones de un posible LP inspiradas en la novela Tristeza de la Tierra, que no he grabado aún también por falta de dinero. Hay también dos proyectos de disco que poco a poco voy construyendo, así como algunas colaboraciones y proyectos conjuntos. En breve aparecerá, por ejemplo, el disco de Misa Tridente en el que he contribuido con algunos minutos.


¿Qué mueve artística y literariamente tus inquietudes? ¿Dónde diablos se consiguen las coordenadas para ir de visita al Templo de las Cuevas?

Supongo que me pasa aquí lo mismo que en la música, mis inquietudes y conocimientos son sustratos de sedimentos que se acumulan en mi experiencia y en mi mente durante años, que además es difícil de trazar porque muchas veces vienen de conversaciones y debates. Además, mi formación como historiador, observando mucho el modo de construir un relato, me ha llevado a muchas reflexiones y apreciaciones cuando leo, por ejemplo, una novela. 

Si tengo que elegir las lecturas más representativas en Doce Fuegos (y más concretamente, para llegar al Templo de las Cuevas) serían probablemente los cuentos de Jorge Luis Borges, Los Orígenes musicales de los animales-símbolos de Marius Schneider, El mundo de Odiseo de Finley, El queso y los gusanos de Carlo Ginzburg o los textos de Robert Graves.

Para acabar te voy a poner aquí una batería de nombres y conceptos y suelta lo primero que se te venga a la cabeza. Luego despídete como te apetezca, este es tu espacio.

+ EMPEROR
El primer grupo que me condujo al metal extremo.

+ PYLAR
Fuente de creación

+ SEVILLA
Refugio y punto de fuga

+ MITOS Y RITOS
La necesidad de narrar y contactar con la esencia de las cosas.

+ CRISTIANISMO Y RELIGIONES INSTITUCIONALES
Una normalización de las necesidades anteriores, pero con el fin del dominio social.

Sólo me queda agradecer una vez más el apoyo recibido y la oportunidad de tener un espacio para soltar todo lo que normalmente en un disco o un concierto no puedo (o no hay tiempo) para contar.

A quien no haya tenido la oportunidad de experimentar un concierto de Doce Fuegos y se encuentre en Sevilla, le animo a que venga el próximo 12 de abril a la Sala X. Allí estaré con José Cicuta, Larse C & the Millenials, Berlín 17 y el nuevo proyecto de Xavi Castroviejo, Juangui Acosta y Borja Díaz: Virtud Corona. 

También estaré encantado de poder llevar a cualquier punto donde deseen vivir la experiencia con la música de Doce Fuegos, y que cada persona pueda crear su propia narración, no interpretar o descifrar lo que escucha. Me quedo con las palabras de Susan Sontag en “Contra la interpretación”: 

“Lo que ahora importa es recuperar nuestros sentidos. debemos aprender a ver más, a oír más, a sentir más. […]En lugar de una hermenéutica, necesitamos una erótica del arte.“


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