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viernes, 2 de junio de 2017

YERSINIA PESTIS EN LOS OÍDOS


El ostracismo periodístico de este país apesta. Todo se mide por el mismo rasero y si quieres resaltar y ser alguien tienes que tener contactos y conocidos o lo que es peor, dinero. Todo se reduce a la puta inmundicia del dinero. Si tienes moneda de intercambio pagas a una empresa que te coloque tu disco en medios importantes... si no lo tienes, dependes de las orejas del periodista, que la mitad de las veces andan con tapones importantes de cerumen que sólo parecen despejarse cuando el revuelo mediático en las redes adquiere connotaciones bíblicas. 

Si eso pasa en cualquier estilo digamos minoritario, no digamos ya en algo tan a priori oscuro y cerrado como el ruidismo, la improvisación y la electrónica.

¿Qué hace falta pues para que un medio especializado reconozca tu labor?. Lo primero es cultura musical, porque creo que fondo teórico es lo que darán en la facultad... no lo sé, porque la profesión que a mí me da de comer no es esa precisamente. El caso es que no puedes hablar de algo si no tienes idea de lo que se está urdiendo, y eso es un grave error de peso. Además, quizás determinados discos no tengan cabida en publicaciones de renombre kiosquero por razones de ser demasiado underground, signifique lo que esto signifique, que yo no lo sé. 

Hasta lo que me alcanzan las neuronas el Kraut puede llegar a ser todo lo underground que uno quiera, por ejemplo, pero es más bonito, fácil y efectivo usarlo como etiqueta que como contexto, trasfondo e hilo umbilical que cosa un determinado artículo. ¿Algún periodista de estos de nuevo cuño que citan al Kraut hasta para cagar sabe decirme al menos 50 bandas del estilo, haciendo mención a cada una de las escuelas?... 

¿A qué diablos es a lo que me refiero pues?. Pongamos el punto de mira en el sello discográfico EL MUELLE RECORDS. Con pasión titanesca y prácticamente autofinanciado, ponen en el mercado una serie de obras de una calidad tan alta que como siempre, llaman más la atención en mercados foráneos... ya se sabe que nadie es profeta en su tierra, pero lo de este país clama al cielo. Pero claro, mover lo experimental sin trasfondo social o político es arriesgado. No estamos en la época del tape trading fanzinero y el DIY. Estamos en un puto Kali Yuga musical. 

Si no tienes nombre, no vendes, y no será entonces casual que la edición estrella de EL MUELLE RECORDS sea un impresionante tributo a CAVE, prácticamente agotado si no me equivoco, mientras otras obras alucinantes duermen en un oscuro estante; ¿dónde radica el éxito, acaso en mentar a NICK CAVE?... ¿Saben ustedes el altísimo currículum de los implicados en dicho proyecto?, pues en las pocas y escasas reseñas de esta joya parece que los músicos que tocan acaban de formarse o algo así.

A estos músicos se los infravalora porque el gafapasta de turno no encuentra el disco en Spotify o su nombre no le suena de nada... pero este que esto escribe ha catado la magnificencia etérea y onírica de DEAR SAILOR, el defectuosismo barroco de JAVIER ARNAL, la amenaza ruidista y orgánica de MAMÍFERO, la introspección elegante de PEPO GALÁN, el marcianismo Post Punk de THE BLACK LENNONS, el helado mundo tectónico de LEE YI o el experimentalismo malsano de CARLOS SUERO

Si este catálogo no tiene estatus de culto es porque no tienes ni puñetera idea, querido periodista de turno, por ponerle nombre a esos que se nutren del corta y pega en libros de muertos. El libro de músicos muertos es el género preferido del nuevo periodismo... parece que el paparazzi musical ejerce de buitre en los lechos viciosos del moribundo famoso. No se trata de que te tengan que gustar todos los músicos ni todos los estilos, se trata de INFORMAR de lo que está pasando, de decir a voz en grito lo que se está urdiendo en estos momentos, no de vender paquetes informativos para rellenar espacios.

Vamos a indagar en dos ejemplos que probablemente acaben cayendo en el olvido.


Desconocidos, extraños y bizarros GIL, aparentemente un duo de ignota procedencia, y sin más datos en el digipack que lo envuelve que una foto cotidiana de unos edificios de cualquier ciudad, como ignotos son los integrantes que lo conforman. El disco es una suerte de compost rarísimo de rock (con Post delante), algo de jazz electrónico y aires no sé si decir latinos, tropicales o de verbena psicodélica de barrio. Para más rareza se llama "In", y los temas RIN, BIN, PIN, GIN, AIN, NIN, TIN, ZIN, y FIN

La batería en ocasiones me suena orgánica, bastante repetitiva y con toques Post Punk precisamente por esa forma insistente de marcar los ritmos, aunque otras veces suena más procesada. La electrónica que trabajan es muy pegadiza, que huye del ruidismo para acercarse más al Pop Psicodélico de cosas como SCHWARZ, MANTA RAY y similares. No sé la razón, pero se me vienen también a la cabeza una especie de versión mas lenta e instrumental de los germanos RHEINGOLD (será que estoy empeorando de lo mío). 

Reflexión entonces. Llega un MONKEY WEEK o un MONDO SONORO y está plagado de grupos indies con electrónica de por medio y con muchísimo menos gancho que estos GIL, pero da igual. Si a las redacciones de los periódicos musicales llegan discos como este se los aparta por su propio carácter de "sin nombre". 

Pasemos ahora a la última edición de EL MUELLE


MARCO FERRAZZA y su "Curvature" (con ominosa portada de PEPO GALÁN) se mueven por distintos terrenos. Mediante grabaciones ambientales se distorsiona y curva el sonido hasta transformarlo en distintas texturas anímicas en algunos casos, y puro Noise en otras. En este caso estamos hablando de un músico con amplio bagaje en el mundo de la electroacústica, la música concreta y otras lindeces procesadas.

El disco resulta áspero, bastante Industrial de base, pero que en ciertos momentos va adquiriendo cierto cariz percusivo incluso. En la página de EL MUELLE encontraréis una descripción detallada sobre los temas y el origen de los samplers usados pero hay que advertir al comprador despistado que no es un disco de fácil escucha. La lluvia de señales que acosa al oyente llega a ser opresiva en algunos momentos, al más puro estilo de ALAN SPLET y su ERASERHEAD

Siempre me gusta pensar en un dial perturbador que se manifiesta terrenalmente en ciertas ocasiones, y que si las condiciones son propicias logran vaciar completamente al oyente de cualquier atisbo de cordura. Os ruego respeto y silencio cuando pongáis el catedralicio maremágnum acampanado de "Quanti", un temazo que roza el Dark Ambient incluso.

Voy a ir despidiéndome de este tochazo que os he escrito con una reflexión. EL MUELLE RECORDS lleva la friolera de 17 o 18 ediciones físicas, y todavía no me he encontrado ninguna que me decepcione. Lo que sí espero es que el avieso periodista arqueólogo de lo que ocurre aquí y ahora se acerque con otros oídos y apoye la escena en el mismo momento álgido en el que se está desarrollando, no cuando los cadáveres de músicos y discos yacen pasto de los saldos.

Al resto... YERSINIA PESTIS en los oídos.




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