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martes, 13 de junio de 2017

EDITH ALONSO - "COLLAPSE" (AURAL TERRAINS TRRN1034, 2016)


COLAPSO

1.
Paralización o disminución importante del ritmo de una actividad.

2.
Destrucción o ruina de un sistema, una institución o una estructura.

3.
MEDICINA
Síndrome que se caracteriza por una bajada repentina de la presión arterial acompañada de una insuficiencia circulatoria aguda.

COLLAPSE es el nuevo trabajo de la artista madrileña EDITH ALONSO, que tras completar sus estudios académicos de piano pasa a terrenos más ásperos guitarra y saxofón, añadiendo a su extenso currículum la militancia en bandas de Punk Rock de los 90 y posteriores biotransformaciones en Música Concreta, Improvisación LibreElectrónica anómala. Sobre el resto de su biografía (y galardones) no voy a ahondar porque sencillamente podéis acceder fácilmente a su web donde se cuentan todos estos detalles, aunque sí que me gustaría recordar que EDITH ALONSO, junto a ANTONY MAUBERT y KUMI IWASE edita "Le Jazz Non Plus" a través del sello BRUCEFINGERS de SIMON H. FELL hace un par de años. 

Un trabajo que me dejó totalmente noqueado y que tuve el placer de reseñar por aquí:


COLLAPSE es grabado en Mayo (2014) en Zaragoza y masterizado por la propia autora en INTERFERENCIAS STUDIO de Madrid, para posteriormente ser editado por AURAL TERRAINS, un sello/plataforma dirigida por la batuta de THANOS CHRYSAKIS que bien merecería un capítulo aparte. 

Siguiendo con el trabajo de Edith, su disco resulta un arriesgado viaje en forma de suite no apto para todo tipo de oyentes. Compuesto y tocado para bajo eléctrico preparado (para los no iniciados diré que básicamente es distorsionar, mutar y reconvertir el instrumento mediante pedaleras y mil artilugios que transforman el sonido madre en cualquier cosa que se os pueda ocurrir) estamos ante una manipulación de auténtico orfebre en puro óxido y podredumbre existencial, como así demuestra el nihilista, devastador vacío de las fotografías de  GEORGE ZAHARIOU que conforman el artwork.


Los lugares abandonados suelen ejercer una atracción especial en mí porque parecen guardar ciertos ecos (secretos) de una vida pasada que se resiste a desaparecer hasta que los últimos átomos de escombros no son barridos de la faz de la tierra. "Je Suis Perdue",  reza una pintada en una de las paredes interiores del libreto, y tal y como se desarrollan los 37 minutos de la larga pieza (dividida en cuatro cortes), uno tiene la sensación de estar siendo dragado por una inmensa espiral absorbente cargada de objetos cortantes, putrefactos y probablemente infectados en tetania. 

Salir ileso es tarea inútil.

Una obra eminentemente abstracta, enclavada en lo eléctrico pero coqueteando con lo electroacústico. Regurgitaciones ásperas donde cada roce en la cuerda es captado por el oyente en un modo personal, único y sobre todo, demencial. No existen resquicios de luz y mientras partes del bajo son rasgadas con objetos y las cuerdas tocadas en notas átonas, punzantes y geométricamente dispersas. Más Noise que Jazz o improvisación en algunas partes, y más Industrial de lo que a priori pudiera parecer.

Cuesta pensar que todo lo que escuchamos en los cuatro cortes es un bajo eléctrico dada la maestría del procesamiento que hace que captemos detalles más propios de un contrabajo, o incluso algún tipo de instrumento con sordina. Quizás los leves toques reverberantes que abren "Collapse I" sean lo más cercano a la cordura que tendremos en todo el minutaje, porque a partir de aquí la tónica general es un in-crescendo que alterna pasajes netamente ambiguos y secos (como inhalar polvo de metales) con fieras sibilancias y estertores apocalípticos. 


Creo que si una ballena se tragase un bajo eléctrico y consiguiésemos capturar el sonido resultante del viaje del instrumento por su aparato digestivo, obtendríamos algo parecido. Las texturas agrias se acentúan en "Collapse II", donde se maltrata el instrumento a niveles agónicos, pasándose luego el sonido por necropedaleras que lo vertebran en algo levemente antropomórfico en su primitiva esencia. Alucinante el jugueteo a mitad del tema fundiendo electrónica y bajo en una curiosa gema engarzada que me retrotrae a esos pequeños experimentos de ZORN en COBRA o HEMOPHILIAC e incluso las primeras piezas experimentales de IKUE MORI antes de engancharse al portátil.

Un soliloquio a cuatro cuerdas se enmarcan en la tráquea imaginaria de "Collapse III", falsamente tranquilo porque es posiblemente de los temas más amenazadores del disco. Imaginad el diálogo entre el Universo y su hermano teratogénico que yace en una especie de realidad paralela. Si no lo escucháis sois afortunados y estáis mentalmente cuerdos.

Una cierta melodía coquetea con el espectro Doom de la música, al menos en lo que a Drone se refiere, mientras burbujeantes incursiones de metal fundido le dan cierto cariz acuoso al último tema, reforzado por la sensación de asfixia o apnea (¿se me aceptaría un concepto tan raro como pudiera ser APNEA ESPIRITUAL?). Puro aroma de los experimentos industriales de finales de los 80.

COLLAPSE es por y para uno mismo. Para establecer misantrópicos diálogos con nuestro otro yo, y en ningún momento algo lúdico o multitudinario (al menos a mí me jode mucho ir a algún lugar abandonado y encontrarme gente). 

Un perverso tratamiento contra la pluralidad de masas que afortunadamente disfruto hasta con sus efectos secundarios.




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