Páginas

miércoles, 18 de enero de 2017

EDUI BERCEDO - "HISTORIAS DEL CALOR" (PEQUEÑA CRIATURA/LOS 80 PASAN FACTURA; 2016)


Durante meses he dudado si realizar o no esta reseña. En primera instancia no me consideraba la persona más idónea para valorar el trabajo "Historias del Calor" de Eduardo Bercedo. Acostumbrado uno a los más claustrofóbicos recovecos de la música patria, y quizás imbuido de cierta adicción por el ruido y lo experimental, el contraste era tan brutal que me sentí chocado en las primeras escuchas. Estaba fuera de lugar, y hacía ya demasiado tiempo que no sentía el contacto de una canción simple, sencilla y desnuda.

Dejar madurar el disco, ser sincero con uno mismo, y rescatarlo tiempo después para ver si verdaderamente tenía yo algo que aportar. La verdad es que una segunda aproximación al Ep (editado por los espíritus inquietos de Jonathan Delgado y Alfredo Arnaiz Yanes, de los sellos Pequeña Criatura y Los 80 Pasan Factura) es la que me lleva a sentirme seducido por la sencillez de guitarra acústica que inunda este corta duración de un músico de currículum tan amplio como es Bercedo

30 años de carrera, pionero del punk como bajista de Familia Real en los años 80, compositor Pop en los años de La Movida en La Donna Inmóvil (grabando maqueta y disco para JaJa Records de Tenerife) y Venus En Surf, grupo de auténtico culto que viviría su esplendor en plenos años 90.... el caso es que claro, estamos hablando de sitios tan cerrados a nivel musical como son Las Islas Canarias. Puede parecer una tontería esto en tiempos de globalización que vivimos, pero por conocidos tanto de grupos y sellos de diversas islas es tarea encomiable hacerse conocer. 

Vaya, que a veces uno tiene la sensación de ser un producto venido del Aliexpress o algo así. Cualquier isla tiene la ventaja de aislarse de las mareas de mierda del exterior, pero en ocasiones uno quiere expulsar la suya y las mareas te traen tus cosas una y otra vez. Frustrante cuanto menos.

Edui Bercedo allá por 2011 o así decide emprender carrera en solitario, a nivel acústico, y arropado mínimamente por la batería de Antonio Koppel (por cierto compañero en La Colonia, uno de sus primeros grupos), se lanza a una suerte de carrera en la que espera resaltar la complejidad de lo simple. Muchas más historias y proyectos quedan para la investigación del oyente; Los Innutrios, Nuclear Baby o los primerizos Los Signos de la Lluvia... pura arqueología musical de tradición casi oral que espera y merece ser rescatada por gente más preparada y apta que yo.

El caso es que "Historias del Calor", que sigue a su disco de 2010, "La Fiesta de los No Invitados", marca el inicio de un reinicio, valga la redundancia, con el que Bercedo se desnuda y ofrece sus trabajadas letras de Pop Punk al servicio del oyente. Sus aires bucólicos, pesimistas y meditabundos se recogen en temas como "Ángel Desierto", auténtico poema a modo de road movie con un swing que tira de espaldas, casi rocanrollero, y que casi roza el pop-rock de los artistas argentinos que nos inundaron a mediados de los 90. En cierta medida, se me vienen a la cabeza aquellos TEBEO de "Labios Rojos" (¿Alguien recuerda?)...

La homónima "Historias del Calor" habla del aislamiento más oscuro. De las profundidades y subconductos de la psique humana en plena contradicción/ficción emocional. Guitarra y batería, y Bercedo cantando como un trobador urbano sus letras planeadoras y oníricas. Cierto aire surrealista en su prosa, pero de tintes cálidos y poéticos... sin trampa ni cartón. Como encontrarte un cadáver un día de primavera en un paseo por la playa; la brisa es cálida, todo es agradable, pero ahí está ese jodido cuerpo que te enturbia el día.

"La Dulce Mañana", suerte de Mod Beat lento, es un himno a la juventud. Una oda eufórica que data de 1998 y en la que Bercedo expresa su nihilismo a base de un pop muy asequible en lo musical, pero a la vez hermético en cuanto a las letras. Más inmediata es "Los Salvadores", crítica contra el sistema económico en general, la crisis en todas sus vertientes y una forma distinta de tratar los temas habituales de un género tan denostado como es el Punk.

Esta pequeña joyita de cuatro canciones es el manifiesto de un músico que se arranca la epidermis gastada y hace crecer su piel nueva, que es más sabia, comedida y dura. Al ser tan corto prácticamente pasa como un suspiro, y es cierto que quizás algún arreglo le daría una dimensión más gruesa al conjunto... pero claro, sería romper la filosofía que empapa este trabajo y yo no soy quién para hablar de los demonios personales de nadie, pero es que las fantásticas letras de Bercedo quedarían a sus anchas con  vientos y algo más de instrumentación.

Lejos quedan tiempos de derramar la bilis, porque a veces el mensaje por más que uno quiera enrabietarse, queda más crudo si uno lo ofrece con la tranquilidad que dan los años. ¿Domesticación?... no creo. Maduración podría ser la palabra.




No hay comentarios:

Publicar un comentario