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miércoles, 14 de agosto de 2013

THE OREGONIAN (CALVIN REEDER; ESTADOS UNIDOS, 2011)

"Una mujer de Oregon perdida en mitad de la carretera y escapando de su pasado. Ahora ella tiene la oportunidad de experimentar todo lo grotesco que el noroeste tiene para ofrecerle, quiera ella o no. (FILMAFFINITY)"

La línea divisisoria entre el bodrio y el film de culto a veces es tan difícil de entrever que la cosa queda como esta THE OREGONIAN de CALVIN REEDER... para algunos una desfachatez, para otros un digno ejercicio de surrealismo cinematográfico.

¿Podemos estar hablando de conceptos tan extremos dentro de una misma película?; ¿verdaderamente es tan difícil quedar en término medio cuando uno se posiciona al ver THE OREGONIAN?; lo que es más... ¿qué diablos nos pasa por la cabeza a algunos para establecer que THE OREGONIAN podría ser una cinta de culto?...

Vi esta película en las condiciones más optimas: en plena noche de insomnio, en un particular estado de conciencia inducido por ese duermevela desagradable en el que tu cuerpo se relaja pero por alguna razón no duerme ni descansa. A los 5 minutos sabía que aquello iba a ser un viaje distinto, para bien o para mal. 

Es bastante evidente que el señor CALVIN REEDER es firme defensor de DAVID LYNCH, y que lo sablea que da gusto (personajes estridentes con diálogos desérticos y simbólicos, uso de la luz para crear determinados entornos, capas dentro de capas de argumento...), y si bien en algunas ocasiones el experimento le sale muy pero que muy bien, en otras se nota que tiene el piloto automático y las escenas se desinflan hasta caer en el ridículo. Es como si el director hubiese puesto la idea para una trilogía surrealista dentro de una misma película para acabar haciendo que en distintos tramos desviemos nuestra atención hacia cualquier otra cosa, como la malísima actuación de LINDSAY PULSIPHER a caballo entre la ridiculez y la vergüenza ajena (sin duda, lo peor del film). Gracias a los cielos que la película puede llegar a sostenerse sin sus manidos clichés y caras o sus gestos forzados (véasela cojeando por la carretera, fumando un cigarrillo o empuñando un arma).

A ratos inquietante, llena de excesos y con un particular gusto por los colores y la fotografía, muy acertados ambos en lo concerniente a establecer un entorno plástico moldeable que hace que se sucedan las escenas cual ceremonia de ayahuasca en pleno desierto... porque en ocasiones se pasa del surrealismo y onirismo a los ambientes lisérgicos en un plis plas, quedando claro que los intereses de REEDER beben de varias fuentes, y no sólo de la Lynchiana (véase al primer JODOROWSKY, o las situaciones imposibles de BUÑUEL pero salvando las distancias con un puente de un kilómetro de largo).

¿Estamos ante otro subproducto más de serie Z encubierto de un falso ropaje de intelectualidad y cine arriesgado? ¿podemos quedar en término medio al ver THE OREGONIAN?... lo veo difícil, la verdad. Baste bucear un poco por la red para ver que las opiniones son encontradas, y que la película incluso se ha colado en prestigiosos festivales como SUNDANCE con la etiqueta de TERROR EXPERIMENTAL.

Quien me conoce y me ha leído algo sabe sobre mi postura, pero aquí no importa mi opinión, importa la tuya, querido y respetable espectador. Eso sí, para eso tendrás que arriesgarte y ver THE OREGONIAN... ¿no te ha gustado o por el contrario te ha parecido un film de culto?... bueno, no digas que no te advertí ambas cosas.


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