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martes, 18 de septiembre de 2012

LUCES ROJAS (RODRIGO CORTÉS; ESPAÑA, 2012)

"Una parapsicóloga y su ayudante intentan desacreditar a un vidente que ha recuperado el prestigio después de haber pasado treinta años sumido en el olvido; el problema consiste en que el cerebro casi siempre nos transmite una imagen distorsionada de la realidad. (FILMAFFINITY)"

 Lo primero es advertirte que si vas a ver la película no sigas leyendo... esta reseña contiene SPOILERS... ¿Te da igual?... pues allá vamos:
Totalmente anodino, inverosímil e inflado thriller pseudosobrenatural que no lo salvan ni sus estelares protagonistas (que están correctos y asépticos, con el piloto automático puesto), ni el dinero invertido, ni el currículum de su director, conocido por dirigir las interesantes CONCURSANTE y BURIED (ENTERRADO), pero que en esta ocasión ha optado por la vía fácil y comercialoide creando un despropósito que no hay por donde pillarlo.

Veamos... tenemos a un Robert de Niro en un remedo de URI GELLER pero aparentemente ciego, que para más INRI va de listo y no para de ponerse y quitarse las gafas de sol en toda la película... como para recordarnos que es invidente. Luego va el tío y se viste a lo ANTHONY BLAKE y no se le ocurre otra cosa que... tachán, tachán... levitar a lo superman encima de la concurrencia.
Sigourney Weaver en uno de sus más tontunos papeles va de cuarteada buscadora de fraudes de lo paranormal, con trucos de feria para descubrir a los farsantes (véase el momento en el que ve las cartas a través del espejo de las gafas del otro), y Cillian Murphy (que tanto me gustó en SUNSHINE, todo hay que decirlo) es una especie de cerebrito de los ordenadores y cachivaches que lo mismo te intercepta una señal que te roba una cartera... la leche, vamos. Para no destripar la trama, su personaje acaba dando un rocambolesco giro al final de esos que te hacen maldecir las dos horas de metraje.

Hay tantas absurdeces que no sé ni por donde empezar... el increíble revuelo mediático que monta Robert de Niro cual hijo pródigo de lo paranormal, la falsa moralina de Sigourney Weaver, que no desconecta durante años a su hijo en coma de las máquinas porque.... tachán, tachán... nunca se ha topado con un médium verdadero, con lo que deduce que el más allá no existe, con lo que se supone que pensará que si lo desconecta pues ya no va al cielo porque no existe, con lo que vete tú a saber que tiene en la cabeza esta tipa... que por cierto luego se cuenta en la película que sí que tuvo una experiencia con el propio De Niro y le hizo dudar...
Los científicos que salen en la película también son de otro nivel... después de diversas pruebas el científico jefe es el encargado de... tachán, tachán.... echar una firma a un libro que certifica que LO PARANORMAL EXISTE, con todo lo que eso conlleva.... ¿firmará?, ¿no firmará?...

Bueno, pues el equipazo de Weaver y Murphy se dedican a desenmascarar farsantes y llevarlos a la cárcel del tirón, como en el caso de Leonardo Sbaraglia en la película, que pillan in fraganti haciendo fraude gracias a Murphy, que intercepta señales al vuelo... 

Para terminar, destacar el apocalíptico final a lo CARRIE o EL FIN DE LOS DÍAS, con tormentazo, truenos, focos de explotan, luces parpadeantes y temblores... el Apocalipsis en Verso... con Murphy como único protagonista ahora (la Weaver la ha palmado) dando vueltas bajo la lluvia con la cara tensa porque un matón de De Niro le ha dado una paliza... que digo yo que para qué le dará una paliza (es una de mis grandes dudas al terminar la película).

En definitiva, cine de masas para masas aborregadas que busquen sencillas historias fácilmente narradas, deducibles y de absorción rápida cuyos efectos secundarios son tan anodinos como el mismo film.

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